jueves, 9 de septiembre de 2010

37. La calma antes de la tormenta

El móvil de Akane sonó, esta se levantó mientras hablaba por él y se alejó unos pasos. Terminada la conversación regresó con gesto de estar bastante mosqueada, cogió un trozo de pan que quedaba por allí y se lo lanzó a Akira dándole en la cara.
- ¡Ah! ¿Qué pasa?
- ¡Te odio! ¡Te recontraodio!
Akira se incorporó perezosamente.
- ¿Pero a que viene eso ahora? - dijo Ryuko.
- Si, pobre ¿Por qué le atacas a panazos? - añadió Kyojin.
Akira bostezó y se estiró.
- Tu madre lo ha hecho - le dijo Akane con fuego en los ojos.
- ¿El qué?
- ¡Ha llamado a mi padre! - bufó la chica.
- Por eso te pidió el teléfono, ya sabía yo que lo haría.
- Con todos los respetos, tu madre es...
- Una cabezota, igual que tú. Te dije que el domingo comerías en casa, te lo advertí ¿Qué ha dicho tu padre?
- Que no hay problema, que vaya a tu casa, si le viene genial, ya ha hablado con mi madre, como la semana pasada mi madre trabajó y le envió a mis hermanos, mañana ella le devuelve el favor quedándoselos, ya no hay niños, ya no hay jaleo en su casa.
- Todo solucionado, no te necesitan.
- De eso nada, mi padre ahora piensa que eres mi... mi...
- Se te atasca la palabra ¿eh? - se burló Ryuko.
- Un... un lío que tengo, mi "rollete"... vamos y lo peor será que se lo dirá a mi madre.
Jisei y Sumire rompieron a reír.
- Alá, ya es oficial - sentenció Sumire - Tenéis un rollo oficial.
- ¿Qué le habrá dicho tu madre para convencerle? - reflexionó Kyojin.
- ¿Que qué le ha dicho? - gritó Akane - ¿Tú que crees que le ha dicho? Que estamos saliendo y lo apropiado es... mira... me estoy agobiando mucho.
Ryuko y Kyojin también empezaron a reírse.
- A ver - dijo Akira - Explícamelo más despacio.
- Mi padre cree que estoy saliendo contigo ¡y vale ya de reírse!
- Ten cuidado - advirtió Kyojin - Ten cuidado con dañar a su hijita, es la única que tiene.
- Pero tú le habrás dicho la verdad...
- Yo si, pero cree que soy... vergonzosa.
- ¡Qué bonito tía! - decía casi llorando de la risa Jisei - ¡Todo es tan romántico!
- ¡Ya te digo! - reía Sumire - ¡Pero que bonito! Ya lo estoy viendo: para Navidad os reuniréis los dos... no que tu ya tienes dos... las tres familias, tu madre, su marido, tu padre y su mujer y los padres de Aki y el batallón de hermanos... lo suyo es que tu familia, Aki, vaya a su casa... es lo tradicional.
- ¡Pero si allí no caben tantos! - reía también Ryuko - ¡No podrían ni moverse!
- Así hay más intimidad, mujer - añadió Jisei sin parar de reír - Más... roce.
- Luego - continuaba muy emocionada Sumire - Os repartiréis los regalos, seguramente a ti, Akane, te regalarán un anillo o mejor una pulsera ¡Que bonito! Los domingos fijo que iréis a comer a su casa, así te libras de tus hermanos, tonta y por la tarde pasearéis juntos. Ya verás, en unos años estaréis buscando piso, una casita, y la iréis amueblando con ayuda de tu madre Aki, por supuesto, las madres son muy protectoras y hay que escucharlas o se ponen celosas de las nueras y ya la hemos liado… En vacaciones iréis al sitio ese donde fueron tus padres el otro día y Akane conocerá a todos los Shikamoto y cuando terminéis las carreras os casareis… ¡Que bonito! Ya veo montones de Shikamotos pelirrojos correteando a vuestro alrededor… se parecerán a ti, Aki, pero serán pelirrojos.
Akane empezaba a tener un tic nervioso en el ojo, Akira la miraba con la boca abierta, Jisei se ahogaba de tanto reír y hasta Shibi había dejado sus reflexiones y miraba la escena sonriendo.
- ¡Ay… ya no puedo más! - reía Jisei - ¡Me duelen los mofletes!
- Pero espera… antes tengo que conseguir mi beso. Esto… no os comprometáis demasiado rápido ¿vale?
- Bueno pues ya tenéis vuestra vida planeada - sentenció Kyojin - Con lo poco que te gusta a ti pensar en complicaciones Akira, no me digas que esto no te da tranquilidad.
Ahora era Akira el que tenía el tic nervioso.
- Pero Sumire - dijo Jisei tratando de parar de reír - No puede ser, recuerda que Akane ya tiene otros suegros.
- ¡Ostras! Esto va a ser terrible. Kaguya versus Shikamoto: la batalla por Akane - habó Sumire muy pomposamente.
- ¡Bueno, vale ya! - gritó Akane - No quiero oír ni un disparate más y parar de reír. Ya lo aclararé todo con mis padres y mañana le explicaré a tu madre que no estoy saliendo contigo, ni quiero, ni quieres y menos aún mancillaré tu honor.
- No, si mi madre ahora piensa que soy yo el que te quiere mancillar.
- Pues ya la diremos que… que no. Ya está, le diremos que a ti quien te gusta es Karura y que yo te estoy ayudando porque soy una lianta y una celestina y me meto en todo.
- ¿Y si yo no quiero que mi madre piense que me gusta otra chica? Es que tampoco quiero mentirla.
- No hay problema - intervino Jisei - Akane, tú solo dile que eres la novia del Kaguya y ya está y a tus padres igual, verás que contentos se ponen al pensar que van a emparentarse con unos ricachones. Mira, yo sí que lo estoy viendo: Akane Kaguya, toda una seña, tendrás que dar clases de protocolo, claro; ¡menuda vida te espera! Salones de belleza, masajistas, peluquería, manicura, saunas, ir de compras con tu mejor amiga que, evidentemente, seré yo y cuando llegue la noche fiestas llenas de glamour y luego, tu maridito bomboncito te regala un pedrusco así de gordo… tía, tu hazle la pelota a tu suegra, pero hazsela con ganas y no te olvides de los pobres, o sea, nosotros.
El tic de Akane era cada vez mas pronunciado.
- Mi historia es más bonita - dijo Sumire.
- Pero la mía es más jugosa.
- ¡Se tiene que quedar con los Shikamoto!
- ¡Los Kaguya!
- Akane ¿te encuentras bien? - dijo Ryuko moviendo su mano delante de los ojos de la chica, esta no reaccionaba.
- Creo que le ha dado un shock - dijo Jisei - la emoción, claro.
- Estáis locas - habló al fin - Y sois peligrosas, sois unas locas peligrosas.
- ¿De que os reís tanto? - dijo Suo sentándose al lado de Sumire.
- Estamos planeando la vida de Akane ¿Y tú qué? - respondió Sumire.
- Por allí todo como siempre.
- ¿Qué pasa? - dijo Karasu acercándose.
- Chico, si que estas atento - habló Akane. Ven, siéntate a aquí, que te echaba de menos.
- ¿Me echabas de menos? ¿Tú sabes lo que me has dicho?
- Karasu - dijo Jisei - Eres un grano, un maldito y molesto grano, pero cuando desaparece, al final se le echa de menos.
- ¿Ves? - añadió Akane - Por eso te echaba de menos, ahora ya tengo entretenida a Jisei, mientras te insulta a ti, no dice idioteces.
- Vale a mi me callas pero ¿y a Sumire? Porque sus idioteces son a gran escala.
- Muy sencillo, si no se calla le diré a Karasu aquello que quiere averiguar, a ver que pasa.
- ¿Entonces irás? - preguntó Ryuko a Akane.
- ¿Tengo otra opción? Por cierto, bambi, me tienes que recoger en casa de mi padre.
- ¿Eso es necesario? - se quejó el chico.
- Ordenes son órdenes - se rió Kyojin.
- ¡Que bonito! ¡Pero que bonito! - continuaba emocionada Sumire.
- ¿Alguien me explica de que va esto? - preguntó Karasu.
Akira miró a Akane, ésta parecía enfurruñada.
- ¡Eh, pssist! - la llamó - Ven, siéntate aquí - dijo tocando la hierba a su lado - Te voy a enseñar algo.
- A ver ¿Qué quieres? - gruñó Akane levantándose y sentándose donde el chico le indicaba - ¿No me lo puedes decir estando allí?
- No - Akira se recostó en la hierba poniendo una de sus manos debajo de su cabeza, con la otra tiraba del brazo de Akane - Túmbate, verás.
Akane dudó unos instante aunque la curiosidad era mayor que lo molesta que se sentía. Se recostó al lado del chico, este pasó su brazo por debajo del cuello de la muchacha.
- Mira allá arriba.
- ¿El qué?
- El cielo.
- Vale, ya lo miro ¿y qué?
- ¿No las ves?
- ¿Qué tengo que ver?
- Las nubes ¿las ves? - Akira retiró la mano de debajo de su cabeza y la estiró hacia el cielo - ¿Ves? Casi parece que las puedes tocar.
Akane giró la cabeza y le miró, sin duda este chico no estaba muy bien.
- Míralas allí, siempre están allí, si las miras y cierras los ojos durante un rato cuando los vuelvas a abrir ya no verás las mismas nubes, poco a poco van cambiando, el aire las arrastra y las transforma, lo que al principio era un oso, de pronto es una flor ¿te has dado cuenta?
Akane volvía a mirarle cada vez más alucinada.
- La vida es así - continuaba el chico - Nuestra vida cambia como el cielo, como las nubes, el aire nos arrastra, nos transforma y hasta nos hace desaparecer. No vale la pena angustiarnos por las cosas que no podemos controlar, simplemente déjate llevar por el aire, ya veremos que sucede.
Akane se incorporó apoyando su codo en la hierba, miró fijamente a Akira.
- Lo que sea, ya se verá - terminó Akira.
- No lo entiendo ¿todo te da igual?
Ryuko dio un codazo a Kyojin y con la cabeza señaló a sus compañeros.
- Mañana… mañana… - Akira sentía los ojos turquesa de Akane clavados en los suyos, es escalofría recorrió su espalda - Mi… madre… se dará… cuenta… al fin y al cabo entro nosotros no hay atracción, ni… nada…. ¿no?
- El profesor Yotsuda tiene razón cuando dice que eres un viejo.
Un par de manos cerradas pero formando un hueco entre ambas palmas, se situaron de repente delante de sus caras. Apenas acababan de reaccionar cuando las manos se abrieron y una mariposa azul salió volando.
- ¿Te gusta? - dijo Shibi en cuclillas delante de sus cabezas. Ellos se incorporaron.
- Carai Shibi ¿Cómo haces esas cosas? - dijo Akane.
- La vi y quería enseñártela ¿os he molestado?
La pelota de Kenshi se estrelló contra la cabeza de Shibi.
- Lo siento, pásamela anda - gritó Kenshi.
Shibi se levantó.
- Maldito cachorro.
- Ha sido sin querer, te lo juro.
- ¿Sin querer?
- No… Shibi… no…. Piensa lo que vas a hacer.
Shibi hizo crujir sus dedos acercándose lentamente a Kenshi.
- ¡La culpa ha sido tuya! ¡Xu-Xu, ayúdame!
Kenshi se refugió tras la chica.
- Apártate Xu-Xu, tengo que hablar con el cachorro.
- ¡No! ¿No te atreverás a pegas a una chica, verdad? - decía Kenshi.
- No te escondas detrás de ella que va a ser peor, sabes que al final te voy a coger.
- ¡Shibi no asustes al perrillo! - dijo Jisei - ¡Toma!
Jisei le lanzó la pelota. Shibi la recogió y con una sonrisa muy malvada apuntó a Kenshi.
- No Shibi, que vas a dar a…
Shibi lanzó la pelota con fuerza, para terminar estrellándose justo de lleno en la cara de Nowaki. Este miró atónito, Shibi señalaba a Kenshi.
- No ¡No he sido yo!
- ¡Esto es un acto de guerra que requiere venganza! - gritó Nowaki.
- ¡Vamos allá! - dijo Genki levantándose - ¡Pagará la ofensa a los inocentes!
Y en pocos segundos estaban los tres, Nowaki, Kenshi y Genki, enfrascados en una extraña batalla de pelotazos. Shibi volvió a sentarse, esta vez al lado e Akira. Xu-Xu corrió huyendo de aquel caos y se sentó junto a Sumire.
- Casi metes la mata - dijo Shibi en voz baja a Akira.
- Pero hasta el fondo - respondió éste - Te agradezco que me sacases de ese pozo.
- Tranquilo, se lo que es perderse en la mirada de una chica.
Momoka, Yuri y Kamui se acercaron.
- Hola chicos ¿que hacéis? - preguntó Yuri.
- Jugábamos a ver quien decía la barbaridad mas grande - respondió Jisei.
- ¿Por qué no jugamos a las prendas? - propuso Yuri muy enérgicamente.
Akira volvió a recostarse.
- ¿A las prendas? - preguntó algo extrañada Sumire.
- Yo no juego a las prendas - respondió Xu-Xu - que siempre termino medio desnuda.
- Agggg - babeó Karasu - Yo me apunto.
- Es porque nunca haces lo que te dicen - apunto Yuri
- Es que a ti se te ocurren cosas muy raras.
- No creo que jugar a las prendas en medio del campo y con los profesores ahí mismo sea muy adecuado - dijo Akane.
- Sois todos unos sosos - se quejó Yuri.
- Podemos jugar a "verdad, atrevimiento o beso" - propuso esta vez Momoka, Kamui la miraba muy extrañado.
- Tampoco es apropiado - repitió Akane.
- Que pesadita estas hoy con lo apropiado - gruñó Yuri.
- Es que no se que me da mas miedo, la verdad, el beso o tus "atrevimientos". Yo no voy a jugar, lo advierto.
- ¿Ni siquiera si juega Akira?
- Yo paso - alegó el chico.
- Antes no ponías tantos reparos, monín.
- Antes era antes.
- ¿Por qué tiene que jugar Akira? - preguntó Karasu - Estoy yo aquí, dadme una oportunidad y veréis donde dejo su fama de buen besador.
Momoka y Yuri reían nerviosamente. Kamui las miraba cada vez más extrañado.
- ¡Mujeres! - protestó Akira.
Para sorpresa de todos, Sakura se arrodilló a su lado y acercó su cara pegándola casi a la de su compañero.
- ¿Y si te lo pedimos nosotras? ¿Por los viejos tiempos? - le susurró.
- Momoka ¿Tú has bebido?
- Sssssi ¿Quieres averiguar lo que es?
Más sorpresa se llevaron al ver levantarse a Akira y saltar como si le quemase el trasero.
- ¿Qué has bebido? Kamui ¿Qué ha bebido? ¿Cómo la has dejado beber?
- ¿Habéis bebido? - preguntó Kyojin.
- ¿Te refieres a que han bebido alcohol? - casi gritó Sumire.
- Por ahí nos han pasado una sangría que tenían los profesores - dijo Yuri - ¡Estaba tan dulce!
- ¡Kamui! - gritó ahora Jisei - ¿Las has dejado beber?
- No... yo... ¿Habéis bebido alcohol?
- El no se ha enterado - dijo riendo Yuri.
- Solo un poquito - añadió Momoka mientras se levantaba y se arrimaba a Kamui - No estamos borrachas, solo tenemos "un puntillo".
- Era para desinhibirnos un poco y reírnos - Yuri también se arrimó a Kamui.
- Ala pues majo - habló Akira - Ahí las tienes, apáñatelas.
- Pero vosotras estáis... sois unas locas - dijo Ryuko.
- Bueno pues ahora que estáis desinhibidas - se oyó a Karasu - Aquí me tenéis para lo que queráis.
- Karasu - Jisei le miró con ojos de asesina - Cierra la boca.
- ¿Momoka te encuentras bien? - se interesó Suo.
- Ay Suo - Yuri se separó de Kamui y se acercó a él - Tu si que eres mono.
- Yo estoy flotando en una nube - habló Momoka - ¿Subes a mi nube, Kamui?
- Estaréis muy apretados - replicó Xu-Xu.
Yuri ahora se acercó a Akira y le cuchicheó algo al oído.
- Dicen que una imagen vale más que mil palabras - dijo.
- ¿Quieres que bese a Kamui? - Akira la miró confundido.
- Eso no estaría mal - intervino Akane - Mira, a mi me gustaría verlo ¿Que pasa? - todos la miraban - ¿Soy a la única que le da morbo? - Akane se levantó y cogió a Yuri de la muñeca - Anda, vamos a refrescarnos un poco. Que alguien acompañe a Momoka, alguien que no sea Karasu, por favor.
- Venga yo la acompaño - dijo Xu-Xu - Vamos Momoka.
- No quiero, estoy perfectamente.
- Si pero vamos a ponernos guapas, hay que retocarse el maquillaje.
A regañadientes Akane y Xu-Xu consiguieron llevárselas. Akira se acercó a Kamui y le miró severamente con los brazos cruzados.
- Ya te vale, estabas delante de ellas ¿cómo las has dejado beber?
Kamui también se cruzó de brazos.
- ¿Crees que lo he hecho aposta?
- ¿No te diste cuenta de que lo hacían? - preguntó Suo.
- Su cabeza no estaría en lo que estaba - alegó Kyojin.
- Pues no - respondió Kamui - No siempre estoy observando todo lo que hacen. Además yo no conozco a Yuri y Momoka tan íntimamente como otros, por lo que se ve.
- Esto es nuevo - dijo Shibi con su tono de voz baja habitual a Ryuko y Kyojin - El Kaguya con un ataque de celos.
- Te marchaste ¿recuerdas? - le reprochó Akira - Te fuiste y Momoka se quedó sola, aunque te pidió que no lo hicieras ¿Crees que tienes derecho a juzgarla?
- ¿Quien la está juzgando a ella?
- Ya... - Akira sonrió levemente - En realidad a ti te preocupa otro tema ¿me equivoco?
- ¿Fuiste tú, verdad? Tú eres el culpable del rencor que siente.
- ¿De que hablan? - preguntó Sumire a Jisei - ¿Momoka tiene rencor?
- Ya no hablan de Momoka - susurró Jisei.
- ¿Que te hace suponer eso? - interrogó molesto Akira.
- Mira no lo se... es una sensación.
- Vaya... el Kaguya se deja llevar por sensaciones. Me parece que observas demasiado a quien no debes.
- ¿Quien dice que no debo? ¿Acaso a ti te molesta?
- ¿Y si me molestara?
- ¿Tienes algún derecho sobre a quien observo?
Un pensamiento cruzó fugaz el cerebro del genio. Akira cogió a Kamui del brazo y le apartó del grupo unos pasos.
- Shibi ¿Puedes venir?
- ¡Eh, sin tocar! - gruñó Kamui mientras apartaba bruscamente su brazo del agarre.
Shibi se levantó y se acercó a ellos, si Akira le había llamado sin duda era por algo que le había preocupado.
- ¿Que pasa, Akira?
- Seishiro - susurró Akira - El de las amenazas... puede ser Seishiro.
Los tres buscaron con la mirada al mencionado.
- ¿Te refieres a las cartas que ha recibido Akane? - preguntó Kamui - ¿Por qué habría de ser él?
- Podría ser - reflexionó Shibi - Un ser retorcido como él sería capaz de intentar amenazar psicológicamente.
- Vale - habó Kamui - Es un retorcido, un manipulador, más de lo que os podéis imaginar pero ¿Por qué a Akane?
- Porque estuvieron saliendo y no terminaron muy bien - contestó Shibi.
- ¿Akane ha salido con Seishiro?
- ¿Y no lo sabías? - se extrañó Akira - Se supone que Seishiro y tu fuisteis colegas.
- Pero ¿cuando?
- Pues el año pasado... cuando tú eras parte de su "comunidad", parece que no te enterabas de mucho.
- Seishiro salía con muchas chicas.
- Pues una de ellas fue Akane, mira que casualidad.
- Pero Seishiro solía... quiero decir que...
- Que utilizaba a todas, ya - respondió Akira - Pero con Akane no le salió bien, ella es demasiado arisca y desconfiada para caer en sus mañas.
- Cuando Akane se dio cuenta de que clase de persona era - añadió Shibi - quiso romper la relación y él reaccionó bastante mal.
- Además - Akira se dirigió a Shibi - recuerda que Seishiro parecía muy interesado en Ryuko, decía que desvirgar a una chica como esa debía ser un placer, lo decía en broma, pero lo decía.
- ¿Qué? - casi gritó Kamui - No intentaría nada con Akane ¿verdad?
- Si lo intentó - respondió muy serio Shibi - Por eso Akane quiso romper con él.
- Y él se enfadó muchísimo, dijo que nadie jugaba con él sin pagar las consecuencias.
- ¿Y tu crees que ahora quiere... vengarse de Akane? - inquirió Shibi.
- Poniéndola nerviosa y asustándola o... a través de Ryuko o incluso Himeko... o las dos. Himeko siempre le ha gustado.
Mientras ellos hablaban, el resto los miraban extrañados.
- ¿Quien entiende a los chicos? - dijo Sumire.
- Y esos tres son de lo más extraños - se quejó Karasu.
Mientras, en otro lado de la zona el pic-nic, Seiji llamaba la atención de Ginta.
- ¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?
- ¿Lo de los petas?
- Chisst, tío no hables tan alto... ven, vamos ahí, al bosquecillo ese.
Se dirigieron a una zona algo apartada que, al contrario que donde habían comido, que era una zona desprovista de árboles, allí la vegetación, árboles, arbustos y matorrales eran abundantes.
- Como somos colegas y hoy te has portado, creo que te mereces esto - sacó puna bolsita de plástico transparente, entro se podía ver algo como una piedrecita e color marrón oscuro - Toma, obsequio de la casa.
- Tío ¡Esto es una china!
- Ya, pero no digas por ahí que te la he regalado, la gente pensaría que tengo preferencias, ya sabes.
- ¿Pero de veras me la das? ¿Y no me pides nada?
- Que no tío, que te lo mereces, hoy te lo has currado.
- Pero yo no se si...
- ¡Tío no seas capullo! ¿Cuántas veces crees que te van a dar algo así? ¡Cógelo y calla!
- Pero es que...
- ¿Es que, qué? Tío, te estoy ano un regalo porque me caes dabuti.
- Bueno pues... ¿que voy a decir?
- Que te lo fumes a mi salud, tronco. Mira, además te voy a dar unos papelillos y toma, un par de cigarros, ya que se da algo hay que darlo completo.
- Gracias tío ¡No veas como te enrollas!
- Si - Seiji puso su brazo en los hombros de Ginta - Por cierto ¿Tú podrías hacer un favorcillo a un colega?
- ¿Qué favor?
- No es para mi, tío, es para un colega, me tiene preocupado, porque yo soy un tío legal ¿sabes? Mis colegas son colegas a muerte, tío, a muerte, por mis colegas lo que sea, tu solo dime si tienes un problema y allí estará el Seiji para ayudarte.
- ¿Y que le pasa a tu amigo?
- Pues que se ha enamorado. Se ha enganchado con una piba y está como tonto, anda como dido, no come, ni bebe, me tiene mosqueado, está chungo tío.
- ¿Y cómo le puedo ayudar yo?
- Pues es que la piba es una amiga de tu hermana y ya te puedes imaginar, no hay forma de entrarla.
- Claro… por lo vuestro.
- Es muy duro estar enamorado y no poder si saludarla… que tiene que espiarla a escondidas… es muy fuerte.
- Me imagino ¿Quién es tu colega?
- El Jiro, ya sabes, el grandote y fuerte. Tiene pinta de bestia pero en el fondo es un buenazo y un romanticón, se pasa el día escribiendo por las paredes el nombre de la piba… es triste, tío, por eso yo pensé que si pudiera hablar unos minutos con ella, solo un momento, seguro que se anima un poco.
- Pero ¿Y quien es ella?
- Mira es la niña de los ojos dorados, esa que siempre va con tu hermana, la más calladita.
- ¿Ryuko?
- Si, eso, Ryuko es como se llama… tío, se me había ido… Si pudiera hablar con ella seguro que se animaba.
- Pero es que ella… yo no se si…
- Tú solo dile que venga aquí mismo, yo traeré a Jiro ¿No vas a hacer so por un colega? ¿No somos colegas tú y yo? Y mis colegas son tus colegas tío, ellos harían cualquier cosa por ti ¿Y sabes por qué? Porque tú eres mi colega, porque tú me caes bien.
De alguna forma, Ginta sentía que Seiji le estaba liando.
- Tío ¿No te he demostrado lo bien que me caes? - Seiji se acercaba mucho al hablar y siempre mantenía sus ojos fijos en él, impidiendo que pudiera mirar hacia otro lado, era muy incómodo, Ginta no sabía como deshacerse de él y evitar su mirada, además sentía su aliento muy cerca, cada vez estaba más violento, solo quería separarse de él - ¿No crees que al menos deberías hacerme ese favor? Tío, que no te lo pido para mi, que es para otra persona.
- Bue… bueno, no se, creo que puedo intentarlo.
- ¡Ya sabía yo que tu no me fallarías! ¡Tú si que eres grande! Cuenta conmigo para lo que quieras ¿entiendes? Para lo que quieras.
- Bueno, voy a ver si consigo traerla.
- Seguro que si tío, eres un fenómeno.
Regresaron juntos. Ginta se alejó en dirección al grupillo de su hermana. Seiji al suyo, Reiji al verle, se unió a él.
- Dile al jefe que el pichón ha caído de lleno. La palomita no tardará en ir al nido.
Reiji comenzó a reírse de forma compulsiva.
- ¡Pringaos! ¡Cómo voy a disfrutar hermano!
- Empieza la fase dos, voy a decirle a Jiro que vaya para allá.
Pero no eran los únicos que andaban con maquinaciones.
Fatora, la chica alta que Akane había clasificado como una de las “Barbie-girl”, parada frente a Takumi, el chico bajito y modo de 3-1, movía nerviosamente las manos.
- Entonces ¿lo harás, Fatora?
- Claro Takumi, sabes que haré lo que me pidas.
- Eres la única de la que me fío, no me falles, es importante que lo hagáis tal y como hemos dicho o nos meteremos en un lío.
- ¿Pero puedo preguntar por qué queréis hacerlo? ¿Tienes algún interés en esa chica?
- Ninguno. Solo quiero humillar a esos, no soporto que crean que son intocables, no aguando que piensen que lo controlan todo, solo quiero burlarme de ellos… eso es todo… un pequeña broma.
- De acuerdo, pues no te preocupes, nosotras nos encargaremos de todo.
- Bien - Takumi rozó levemente sus mejilla - Sabes que me haces muy feliz.
Con esa simple frase, Fatora sentía que tenía valor para cualquier cosa. Fatora era muy ingenua, no se daba cuenta de cómo Takumi solía utilizarla.
- Esas chicas - habló Deisuke mientras caminaba hasta ponerse al lado de Takumi - Son algo estúpidas ¿no?
- Pero son útiles. Por amor se llegan a hacer muchas tonterías.
Fatora, Stella y Kikyo caminaban delante de ellos.
- Nagato sabe como sacar provecho de todo el mundo - añadió Deisuke.
- Eso parece ¿Lo tienes todo listo?
- Listo y controlado - Deisuke le enseñó una lata de refresco que llevaba en la mano - Espero que ahora no cambie de gustos.
Se acercaron al grupo de Kohaku. El, Himeko, Karura y Hizashi aunque estaban juntos no hablaban mucho entre si, Kohaku miraba de reojo a Himeko, Himeko observaba, como siempre, a Nowaki, Karura estaba inmersa en sus pensamientos y Hizashi se planteaba como hablar con ella, tenia que hablar con ella, lo que había pasado era real y no podía actuar como si nunca hubiera pasado, porque si pasó fue por algo, no por “casualidad”.
Las tres chicas se sentaron al lado del grupo riendo y charlando sin parar.
- Hola - saludó algo desconcertada Himeko.
- ¿Deberíais estar aquí? - preguntó bastante seria Karura.
- Ay chica, como eres ¿Qué no podemos saludar a una amiga? O sea, que a mi Himeko me caer súper bien - repuso Stella gesticulando exageradamente.
- Sobretodo hay que ser educada - alegaba Kikyo.
- Hola, Kohaku - casi susurró sinuosamente Deisuke - ¿Me has echado de menos?
Kohaku se levantó y se colocó frente a él.
- ¡Vete! - habló entre dientes.
- ¿Ya me echas?
- Aléjate, no puedes acercarte.
- ¿Estoy haciendo algo? No estoy haciendo nada, es más, parece que tú me amenaces a mí.
- Kohaku, ignórale - le advirtió Karura.
Stella, Fatora y Kikyo hablaban sin parar con Himeko, a la que casi no dejaban decir ni una palabra. Karura las miraba fijamente. Hizashi por su parte observaba a Deisuke y Takumi. En uno de sus múltiples gestos, Stella tiró oportunamente la lata de refresco de Himeko.
- ¡Ay por dios, que patosa!
- No, no pasa nada.
- Iré a por otra - dijo Hizashi levantándose.
- No hace falta - alegó Deisuke - Tomo la mía, a mi no me apetece, mira está sin abrir.
Y para demostrar que así era tiró de la anilla. La lata hizo el clásico ruidito que hacen al salir el aire de dentro.
Bien, todos lo habían visto: la lata estaba cerrado cuando Deisuke se la ofreció a Himeko.
- Toma - decía extendiendo el brazo - ¿Me la vas a rechazar? Ya la he abierto.
- Gracias - dijo Himeko terriblemente avergonzada.
- ¡Vete ya! - repitió enfadado Kohaku.
- Vámonos Takumi, parece que no somos bien recibidos y eso que nuestras intenciones son amigables.
- Si, mejor nos vamos - habló Takumi - parecen muy violentos.
- Si no os importa - dijo Kikyo - Nosotras nos vamos a quedar un ratito charlando con Himeko.
- Tener cuidado - volvió a hablar Deisuke con cierto sarcasmo - Parece que quieren morder.
Kohaku levantó el puño, estaba dispuesto a impactarlo en la cara de Deisuke, Hizashi le sujetó.
- Vamos Kohaku, ya se van, siéntate.
Deisuke y Takumi se marcharon sonriendo y orgullosos.

0 comentarios: