miércoles, 28 de agosto de 2013

120. Besos robados

Tan bien como se sentía Yuri, tan mal como se sentía Momoka.

Y es que estaba claro que cada vez se comprendían menos y eso era lo que realmente las angustiaba a las dos porque ambas se tenían bastante cariño, habían compartido demasiadas cosas, tenían demasiados recuerdos como para querer relegarlos al olvido.

No es que no se divirtiera, la verdad es que se lo pasaba muy bien con Kanna y Nagato. Takumi resultó ser un chico culto e inteligente; ella siempre había pensado que no era más que un niño de papá caprichoso y engreído preocupado solo por su apariencia y cosas de niño rico pero resultaba que le interesaba el arte y apreciaba las cosas bellas.

Durante unos minutos, mientras le escuchaba hablar, Momoka olvidó que era Takumi, uno de los chicos con los que tan mal se llevaban, esos que parecían tenerle tanta manía a Kohaku, de los que se decía que podían conseguirte droga si lo deseabas y empezó a sentir cierta atracción por él, le gustaban sus ojos grises y los miraba como hipnotizada, pero sacudió la cabeza para volver a ordenar sus ideas, no podía ser que empezara a caerle bien... no, no y no.

Sin embargo eran agradables y simpáticos, a lo mejor en el fondo ellos estaban equivocados y se dejaban llevar por los rumores, quien sabe si toda esa enemistad no era más que fruto de malentendidos y ahora que lo pensaba... a saber que les habrían dicho a esos chicos de ellos.
Lo que más molestaba a Momoka era que Yuri coquetease tan descaradamente con Deisuke. Vale que el chico era guapo... muy guapo, si vale, lo era, pero le molestaba que Yuri coquetease tan descaradamente con él ¡Por dios que era Deisuke! Y para colmo él también coqueteaba con ella, aquello no iba a terminar bien. Para rematar la jugada de pronto apareció Taro, con su alegre sonrisa y su cara de no enterarse de nada... uy, de este si que no se fiaba ni un pelo, y también Yuri se puso a coquetear con él... claro, a ella le encantaba ser el centro de atención y tener unos cuantos chicos a su alrededor... menuda vanidosa.

Y entonces fue cuando sucedió lo que Momoka menos hubiera imaginado.

- ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo? - propuso Takumi mirándola -El ambiente está un poco cargado.

- Si, me parece bien.

- Nosotros no - contestó Kanna - Nosotros nos quedamos aquí ¿No, Nagato?

- Si, yo no tengo ganas de salir.

- ¿Yuri? - se dirigió Momoka a su amiga aunque esta parecía no escucharla pendiente como estaba de los dos chicos que tenía sentados a cada uno de sus lados.

- Déjala - sonrió Nagato - Parece ocupada.

- Si - suspiró Momoka - Eso parece.

Momoka se preguntaba que hacía saliendo a dar un paseo con Takumi. Takumi se preguntaba porqué daba un paseo con Momoka. Ninguno hablaba porque ninguno sabía que decir, era una situación muy extraña e incómoda.

- Antes... - Momoka no podía más con la incógnita, tenía que salir de dudas, total ¿que más le daba? Tampoco era amiga de ese chico como para preocuparse de lo que fuera a pensar de ella - ¿Has estado a punto de besarme? Me refiero a cuando bailábamos.

- No lo se ¿Y tu?

- Tampoco lo se.

Y de pronto sucedió. Se detuvieron y se miraron.

- ¿Quieres que te bese? - dijo seriamente Takumi.

- ¿Quieres besarme?

- No lo se pero siento que tengo que hacerlo o no me lo quitaré de la cabeza.

Fue Momoka la que puso las manos en el cuello de Takumi y le atrajo hacia ella para besarle. Ella también sentía esa necesidad y era algo muy incómodo, así que lo mejor era quitárselo de encima, le besaría y esa sensación acabaría.

Cuando se separó le miró curiosa. Era increíble ¿Por qué perdía el tiempo pensando siempre tanto las cosas con lo fácil que era?

Esta vez fue Takumi el que la besó, más profundo, aumentando así los latidos de los corazones de ambos y subiendo la temperatura de sus cuerpos. Takumi comenzó levantar el jersey de la chica, posando sus manos sobre el abdomen causando la risa de ella. Momoka le detuvo poniendo su mano izquierda sobre ese lado de su pecho.

- Tu corazón... late muy fuerte.

- ¿Eso te extraña?

Momoka le miró asustada y se miró a si misma ¿Qué estaba haciendo?

- Yo... lo siento Takumi... yo... creo que es hora de que me vaya.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, no, gracias, no hace falta.

Llegó corriendo donde estaba Yuri y le dijo que se marchaba, ella podía quedarse ya que se lo estaba pasando tan bien pero por su parte tenía que marcharse.

Casi no dejó hablar ni opinar a Yuri, casi desapareció de allí como tele-trasportada. Yuri se había quedado muy sorprendida así que, aunque le daba mucha pena irse ahora que se lo estaba pasando tan bien, se despidió de los chicos con una coqueta sonrisa.

Cuando Takumi regresó a la cafetería Yuri ya se había marchado y fue él quien se dio cuenta de que, con las prisas, Momoka había dejado allí su bolso olvidado. Esperaba que pudiera entrar en su casa. Bien, si no regresaba ya tenía una excusa para llamarla al día siguiente.

Momoka llegó corriendo a su casa y con cara de preocupación ¿Pero cómo podía haberse olvidado de su bolso? Menos mal que estaban sus padres en casa para poder abrirla. Nerviosa y sintiendo calambres en el vientre comenzó a buscar en una guía el teléfono del club de tenis, no sabía si llamar para decir lo que le había pasado, aunque suponía que si lo encontraban pues Yuri se lo cogería ¿Pero y si lo había encontrado alguien con gusto por lo ajeno?... ya le daba igual si le robaban el dinero, total no llevaba tanto, o incluso que se quedaran con el móvil pero quería recuperar su documentación, el bolso y el resto de las cosas que llevaba.

Nerviosa marcó él número de móvil de Yuri.

- ¿Momoka? ¿Qué te ha pasado? ¿Te ha hecho algo Takumi?

- No es eso es... bueno, mañana te lo cuento todo pero ahora dime ¿Tienes tu mi bolso?

- ¿Tu bolso? No, yo ha me he ido de allí, estaba muy preocupada por ti.

- Lo siento, siento haberte preocupado. Entonces ¿No lo has visto?

- Pues no ¿Es que te lo has dejado?

- Si. Perdona Yuri, estoy muy nerviosa, voy a llamar a mi móvil a ver si alguien lo ha encontrado y no se, lo dejan en objetos perdidos o algo así.

- Si, si, buena idea. Oye pero mañana me llamas sin falta ¿vale?

- Vale, vale.

Takumi, sentado frente a Deisuke, miraba a este que, regresaba del servicio y parecía contrariado.

- ¿Que miras tanto? - gruñó Deisuke.

- ¿Se te ha escapado la rubita?

- ¿Y a ti qué?

- A mi no me compares contigo ¿Que suena? ¿No lo oyes?

- Parece el bolso de tu amiga la niña tonta esa.

Takumi cogió el bolso de Momoka, si, efectivamente el sonido venía de allí y parecía un móvil. Lo abrió y cogió el aparatito que brillaba intermitentemente.

- ¿Si?

- ¿Has encontrado ese móvil en un bolso?

- ¿Momoka, eres tu?

- Si soy yo... ¡Takumi! ¿Eres Takumi?

- Si y tengo tu bolso. Te fuiste tan deprisa que te lo dejaste.

- Si, lo se, lo se, uff, menos mal que susto estaba pasando ¿Lo puedes llevar a objetos perdidos o lo que sea que tengan allí para que yo mañana pueda ir a recogerlo?

- No.

- ¿Cómo que no? - preguntó aturdida.

- Me lo voy a quedar yo.

- ¿A ti que te pasa? ¿Que eres subnormal o algo así? - bramó enfurecida.

- Quedamos mañana y te lo llevo.

- Pero...

- ¿Quieres recuperarlo o no?

- Claro que quiero recuperarlo. Oye, si quieres quedarte con el dinero puedes hacerlo...

- No seas estúpida ¿De veras crees que yo necesito robar carteras?

- Pues entonces dime que quieres.

- He dicho que mañana te lo devuelvo ¿A que hora quedamos? Puedes venir con tu amiga rubita y yo le diré a mi amigo rubito que venga también, creo que se han entendido bien.

Momoka resopló, parecía que no le quedaba otra opción, bueno al menos recuperaría su bolso pero esperaba que eso no fuera una trampa del enano ese.

Kanna reía divertida al lado de Nagato. La conversación que había escuchado le parecía de lo más divertida.

- En mi vida había visto pedir una cita utilizando un bolso como rehén - comentó.

- ¿Que harás si no va? - añadía Nagato - ¿Apuñalarlo?

Takumi les miró impasible.

- No, le mandará el pintalabios destrozado, como prueba de que va en serio - bromeaba Kanna.

- Sois imbéciles - gruñó Takumi.

...
- ¿Qué bebida habéis traído? - interrogaba Xu-Xu a los chicos.

- Mira, solo unas botellas de refrescos - contestaba Kenshi - Mira, compruébalas tu misma.

- Si están hasta sin abrir - protestó Nowaki - Desconfiadas.

- Si claro - intervino Ryuko - Como si eso fuera una prueba de vuestra inocencia. Se yo cosas de botellas cerradas que te asombrarían.

- Oh pero que desconfiadas - gruñó Nowaki - ¿A que tu si nos crees, Himeko? Kohaku nunca haría nada malo para ti.

- ¿De veras pensabais que íbamos a traer alcohol? - se quejó Kyojin.

- Ah no se, a veces hay personas que piensan que con un poco de alcohol es más divertido - dijo con cierto soniquete Xu-Xu.

- Venga, venga - intercedió Jisei - No te pongas así, si mira quienes son ¿Tu ves a Nowaki intentando emborrachar a alguien?

- ¿Sabes lo que pasa? - se defendió Xu-Xu - Que me da mucha rabia esos chicos, y chicas, que meten bebidas alcohólicas a escondidas de los demás y lo digo porque mi hermana es de las que lo hace.

- Vaya con tu hermana - comentó Kohaku.

- Pero estos son unos benditos y tienen un aura de lo más limpia - repitió Jisei - A ver que película habéis traído, a ver si va a ser algo porno.

- ¿Se podía traer algo porno? - habló Kenshi riendo - Tíos, teníamos que haber traído algo porno.

- Calla y trae - Jisei casi arrebató la película de las manos de Kyojin que se la estaba ofreciendo - 
Espero que no sea de miedo ni de vísceras.

- Pues era nuestra primera opción - contestó Kenshi - Para que os abrazarais a nosotros.

- Si, claro, tu sueñas bastante - se quejó Xu-Xu.

- La segunda opción era un romance - añadió Kohaku.

- Piratas del Caribe - leyó Jisei - Chicas, Piratas del Caribe, la primera, ya la tenemos vista pero está muy bien.

- Si queréis salimos uno y la cambiamos - propuso Kohaku.

- ¡Anda ya! - rió Xu-Xu - Johnny Deep, genial, vamos a ponerla. Venga, ayudarnos a colocarlo todo.

- Que bueno, con lo que me gusta a mi ese chulazo - decía Jisei riendo también.

- Ya te dije que el pirata ese tenía mucho tirón - murmuró Kenshi a Nowaki - ¿Ves como fue una buena elección?

- Cierto, las chicas son más simples de lo que nos hacen creer.

- ¿Y así es como dormís vosotras? - curioseó Kenshi.

Todos las miraron, lo cierto es que las chicas iban vestidas normalmente, con la ropa de calle.

- ¿Algún problema con nuestra indumentaria para dormir? - sonrió Ryuko.

- No, ninguna - respondió el chico - Solo que pensaba que sería mas... de otra forma.

- No nos vamos a poner los camisones delante de vosotros, comprenderlo - habló Himeko - Es que el mío se trasparenta bastante.

- No tenías que haber dado esa información - añadió Jisei - Ahora sus mentes están empezando a imaginar cosas.

...
Yuri estaba que no podía más de lo contenta que se sentía.

Esa tarde había sido muy especial, ella se había sentido guapa, no, no guapa, se había sentido preciosa y sobretodo había sentido como les gustaba a los chicos.

A Yuri le gustaba Kenshi, claro que le gustaba, era un chico guapo y tenía algo especial en él, algo salvaje que le hacía ser excitante, no era fácil de explicar, era algo que salía de él y además luego resultó ser muy tierno y dulce... era el chico casi perfecto porque además, a pesar de lo salvaje que parecía, era muy dócil y... claro que le gustaba. Pero Kenshi tenía un pequeño defecto y es que no era suyo, había algo en él que ella nunca podía poseer, era una especie de pequeña mirada distraída, un suspiro que no era para ella, era un beso escondido en la comisura de sus labios que ella no alcanzaba... al igual que ella misma sentía que no era de Kenshi, que aunque se gustasen, aunque juntos fueran como una bomba de hormonas, no, Kenshi le gustaba mucho pero no era suficiente, empezaba a sentirse atada a él, claro, quizás por esa razón ya no le gustaba a los chicos, bueno, no era que no les gustase es que como tenía "novio", como estaba saliendo con Kenshi pues no se atrevían... claro, siempre iba con Kenshi a todas partes ¿Cómo iba a ligar si ya iba con un chico? No es que ella se estuviese volviendo fea o que hubiese perdido su atractivo, no era eso y lo que había pasado esa tarde lo confirmaba, ella seguía atrayendo a los chicos, los chicos seguían interesados en ella, solo había que ver como la miraba Deisuke que se la comía con los ojos y como le había robado aquel beso.

Se había encaprichado con Kenshi, ahora se daba cuenta de que solo había sido un capricho y una pataleta de niña tonta. Se puso celosa, le dio envidia de que Momoka parecía empezar algo con Kamui... Kamui... claro que tenía envidia, si a ella siempre le gustó Kamui y aún le gustaba y le daba envidia de que Momoka saliese con él pero era una envida extraña porque a la vez se alegraba por ella, porque era su amiga, lo que sentía era que no iban a poder hacer más cosas juntas y que... ¡pero que tonta y caprichosa que había sido! y ahora por culpa de ese capricho se encontraba atada a un chico, que era guapo si, pero es que había muchos más chicos en el mundo.

El gran problema ahora era como romper con Kenshi. Difícil no iba a ser porque a Xu-Xu aún le gustaba el chico y Kenshi parecía que también le gustaba Xu-Xu... será tonto ¿No pensaría que a ella la iba a engañar, no? Menuda era ella como para no darse cuenta, claro que aún le gustaba Xu-Xu, así si ella rompía con él hasta tendría que estarle agradecida, ahora, eso si, tenían que romper de la forma perfecta, no valía cualquier otra forma. No podía ser que la dejara él porque la gente hablaría de ella y se preguntarían porqué, desde luego no podía ser que la pillase con otro chico porque eso la daría una fama horrorosa y tampoco que él saliese con otra chica porque entonces su fama sería de cornuda.

¿Y cómo lo hacía?

Estaba claro que tenía que ser algo de mutuo acuerdo porque no soportaría que Kenshi fuese hablando mal de ella por reproche.

¡Ya está! Acababa de ocurrírsele y era perfecto. Sus nuevas amigas, Stella y Kikyo la ayudarían, ellas eran chicas glamurosas y súper fashion y Kenshi no pegaba para nada en ese ambiente, lo que tenía que hacer es salir más con ellas, poco a poco, sin que nadie se diese cuenta, Kenshi quedaría en el olvido de todos. Pero primero tenía que hablar con Kenshi para que entendiese que ella no le rechazaba ni le menospreciaba ni nada de eso, tenía que conseguir que Kenshi y sus compañeros se diesen cuenta de que ella le iba a dejar para que pudiese salir con Xu-Xu, que era su forma de animarle y de decirle ¡venga, ahí la tienes, inténtalo!

Ahora lo que tenía que conseguir es que todos se diesen cuenta de que a Xu-Xu le gustaba Kenshi, no Nowaki y que además sufría por verle con ella, así ella luego haría su entrada como buena persona dispuesta a ayudar a su amiga Xu-Xu.
Como todo lo que hacía Yuri, aquello tenía que ser un espectáculo y ella la protagonista absoluta.

...
En el bosque de los Shikamoto cenaban animadamente a la luz que daban unas extrañas y grandes linternas que Akira y su primo habían llevado. Se habían separado en dos grupos porque los pequeños querían "independencia" pero no andaban demasiado alejados. Estaban relativamente cerca del río y podía oírse el ruido del agua.

- Se oye el agua - comentó Sumire - Ya verás que esta noche me van a entrar ganas de hacer pis.

- Tampoco hace falta que nos des detalles, Sumi - dijo riendo Akane.

- Es que es verdad, el ruido del agua me hace que me entren ganas ¿A vosotros no?

- Pues mira - habló Akihito - Si ves que no puedes aguantar me despiertas y yo te acompaño.

- Si claro, tu vas a acompañarla, claro - protestó Chiharu - No Sumire, me llamas a mi, no llames al aprovechado este.

- Solo lo digo por ayudar, ahora que si te quieres levantar tu mejor para mi. Las chicas me avisáis a mi.

- ¿Y vas a querer levantarte a media noche? - curioseó Akira.

- No hace falta que te molestemos, ir unos pasos no es tan terrible - aseguró Akane.

- Tu llamas a mi hermano y él te acompaña sin problema.

- Uh, no creo que tu hermano vaya a hacer eso con mucho gusto - replicó Akane.

- Con ninguno - añadió Akira - Así que haz lo que tengas que hacer antes de ir a dormir.

- Bueno - intervino Hana - Si no queremos ir solos cada uno que llame a quien más confianza tenga y ya está.

- Claro - también afirmó Shiho - Dijisteis que este sitio no es peligroso.

- Y no lo es - aseguró Akihito - Aquí es donde suelen venir los visitantes a bañarse y a pasar el día.

- Por eso nos tenemos que levantar temprano - continuó Akira - No vaya a ser que nos pillen durmiendo.

- Yo he visto un cartel que ponía "prohibido acampar" - señaló Suo.

- Claro, es que está prohibido acampar - contestó Akihito - A veces la gente es bastante imprudente.

- Y sucia - añadió Akira.

- ¿Y si nos multan o algo? - se alarmó Genki.

- Tranquilo - le contestó Shibi - Creo que tenemos permiso de los dueños.

- ¿Esta parte también es vuestra? - se interesó Kimisuke.

- ¡Que emoción! - exclamó Sumire - ¡Estamos en tierras de Shikamoto!

- ¿A que si? - exclamó también Genki - Me siento como Robin Hood o algo así.

- ¡Bellotas! - gritó de pronto Akane - ¿Necesitáis algo?

- No, todo está OK - contestó Yusuke.

- ¿Quereis comer algo más?

- Que no - respondió esta vez Hotaru.

- Déjalos un poco ¿No ves lo bien que se lo están pasando? - dijo Akira.

- Tu déjame a mi que yo se lo que hago.

- Te agobias mucho, Cenicienta.

- No vuelvas a llamarme Cenicienta o te reviento la cara a golpes.

- Cuanta violencia. Pues a quien yo me se bien que le dejas llamarte así.

- Eso es porque no tengo tanta confianza con él como para arrancarle las manos y golpearle con ellas.

- ¿Que pasa, Akane? - curioseó Hana - ¿Que no te gusta la Cenicienta?

- La odio.

- Es porque ella es como la Cenicienta - explicó Sumire - Todo el día trabajando y sin poder ir al baile.

- Salvo que ella es una Cenicienta bastante gruñona - continuó Shibi.

- Y con mal genio - agregó Akira.

- Y tozuda como una mula - siguió Shibi.

- Y encima... - iba a continuar Sumire,

- ¡Vale ya! - gritó Akane - Al final os patearé a vosotros.

- ¿Y que conclusión se saca de la historia de la Cenicienta? - sugirió Akira.

- Que si tienes un bonito vestido todos se fijaran en ti y te ligarás al chico guapo - respondió Sumire.

- Y que el príncipe es un salido porque se pasa la noche bailando con ella y mirándola ¿A donde? Al escote, está claro.

- Claro - concluyó Misaki - Si la hubiera mirado a la cara no tendría que ir al día siguiente casa por casa con el zapatito en la mano.

Después de cenar, mientras se repartían los sacos y las mantas según el capricho de cada uno, Akira se acercó a Akane que preparaba una de las mantas.

- ¿Puedo dormir a tu lado?

- ¿Y por la noche que harás?

Akira dejó escapar una risilla malévola.

- Pues que voy a hacer - contestó poniéndose serio - Dormir y callar. ¿Te apetece dar un paseo conmigo? No te preocupes por los niños, Shibi les está vigilando.

Akane los miró, jugaban bastante escandalosamente y suspiró.

- Si, vamos a dar una vuelta.

Akira sonrió y le ofreció su mano.

- Ten cuidado con las piedras, algunas son muy molestas.

- ¿Vamos sin linterna ni nada?

- No nos hace falta, se ve bastante bien con la luz de la luna.

- Si tu lo dices. Espero que sepas donde vas.

- ¿Tienes frío?

- No, estoy bien.

Anduvieron despacio, Akira guiaba a Akane entre los árboles, por esa parte el río no era muy uniforme. cada ciertos metros había piedras de un lado a otro de él por donde podía cruzarse y eso daba lugar a lo que los aldeaños y visitantes habían dado en llamar "charcas" y cada "charca" tenía su nombre casi siempre dependiendo de como eran, las había llenas de piedras, otra con bastante profundidad, la favorita de los que iban allí a bañarse y otras por el contrario en las que era imposible bañarse... las había de diversos tipos para el gusto de cada cual, pero había una en particular que tenía una forma caprichosamente redondeada con aguas bastante tranquilas y a la que llamaban "la charca de los enamorados".

- Mira, la Luna se ve reflejada en el agua - habló satisfecho - ¿Te gusta? Esla charca de los enamorados.

- ¿Aquí es donde traéis a las chicas para ligároslas?

- Supongo que mas de uno lo hará.

- Y por eso tiene ese nombre, anda que lo que habrán visto estos árboles.

- Se llama así porque mi bisabuelo se declaró aquí a la abuela Harumi.

- ¿A si?

- Si y luego se le ocurrió ese nombre tan cursi. Mi bisabuelo le dijo a la abuela, que por cierto, era la heredera, no hay que olvidarlo, "No tengo nada pero puedo bajar la luna para que la veas de cerca" Y la trajo aquí.

- Un poco cursi si que era tu bisabuelo.

- ¿Quieres que yo baje la luna por ti?

- ¿Y para que quiero la Luna? ¿Que voy a hacer con un trasto tan grande? ¿No ves que no tengo donde meterlo? - bromeó.

- Su siempre tan prosaica. Bueno ¿Qué? ¿Esto no se merece un beso?

- ¡Pero que pesadito estás con lo besos! Anda, volvamos ya - Akane comenzó a andar con cuidado.

- Bueno, tu espera a que te pillen mañana mis soldados - dijo siguiéndola.

- Eres bastante cansino con eso de los besos.

- Es que tu no entiendes nada.

- ¿Ah no? ¿Y que tengo que entender?

- Nada, déjalo.

- Además que sepas que no besas tan bien.

- ¿Que no beso bien?

- No, no besas tan bien como dicen.

- Ah claro, que tu te has besado con muchos.

- No es que yo... pero tu no besas tan bien como has hecho creer a todo el mundo.

- Lo que tu digas.

- Lo digo en serio.

- Ya y tu si sabes besar ¿A que si?

- Pues a lo mejor lo hago mejor que tu.

- Pues a lo mejor lo que tienes que hacer en enseñarme ¿Por qué no me enseñas?

- Olvídame.

- Si claro, tu mucho hablar y decir que no se besar pero luego te rajas y no quieres enseñarme.

- Mira, me estás poniendo muy nerviosita ¿Se puede saber como se sale de aquí? - gritó.

- Cada vez nos estamos metiendo más, calabacita, tu sentido de la orientación no es muy bueno.

- ¿Y por qué me dejas andar si sabes que no se donde voy?

- Ah no se, no quiero que me digas que lo se todo.

- Mira - se paró frente a él - ¿Y si te doy un beso me vas a dejar ya en paz con eso de los besitos?

- Pues no. Tu no me darías un beso, solo juntarías los labios y apretarías y eso si que no es un beso, un beso es una caricia, lo que yo quiero es que seas un poco cariñosa conmigo y...

Cogiendo por sorpresa a Akira le agarró de la nuca atrayéndole hacia ella y juntando sus labios en un ardiente y apasionado beso, al que Akira no supo como reaccionar, solo dejarse llevar.

Cuando se apartó de él, el chico la miraba incrédulo, sorprendido, casi sin respiración, aún sin dar crédito a lo que acababa de pasar.

- Eso es un beso ¿Te quedas ya contento? - afirmó satisfecha - Y ahora regresemos con los demás.

Akane echó a andar y Akira la miró aturdido y arqueando las cejas, desde luego que si había alguna de las personalidades de Akane que era sumisa, esa tampoco era Akane ¿Que tenía esa chica en los labios? ¿Un succionador de almas?

- ¡Akane espera! ¡Ese no es el camino! Es por este otro lado - Akane se dio la vuelta y volvió a acercarse a él con los brazos cruzados delante del pecho y el ceño fruncido - Ah y esto - sacó su "talonario" - Toma, te los has ganado.

Akane lo cogió y miró a un confundido Akira que echaba a andar.

- ¡Akira!

- Dime - dijo girándose - No me regañes más ya no me voy a poner pesado.

- Tu también me gustas a mi, ciervo del demonio.

Akira sonrió satisfecho, tal y como era Akane aquello era toda una declaración.

- ¿Me dejarás abrazarme a ti si tengo frío esta noche? - preguntó andando como si nada.

- ¿Se puede saber de que vas ahora? - gruñó Akane - ¿Es que no puedes parar de decir tonterías?

- Es que como eres tan calentita pues…

- Calentito vas a dormir tu como sigas diciendo esas cosas.

...
Kimisuke se alejó un poco del grupo para acercarse al río y mirarlo, le gustaba ver el agua y escuchar sus murmullo. Se había sentado en el suelo y parecía tener la mirada perdida en las estrellas. Eso a Sumire le llamó mucho la atención y recordó que Jisei le había contado que él siempre había sido un chico enfermizo, faltaba mucho al colegio, pasaba más tiempo ingresado en el hospital que fuera y claro, no tenía muchos amigos, eso era triste, los niños a veces son crueles y no se dan cuenta del daño que hacen a veces, porque si, porque los niños son así y seguro que no se hacían amigos suyos porque era un debilucho o a lo mejor les iba a contagiar o algo así. Debió de tener una infancia bastante triste.

Se acercó a él y se sentó a su lado con una gran sonrisa.

- Que bonitas se ven las estrellas aquí ¿verdad?

- Preciosas.

- En Kizuna no se pueden ver tan bien. Se está tan bien aquí.

- Si que se está bien, si. Es un sitio muy bonito ¿verdad?

- Si que lo es y mañana vamos a ver los ciervos ¿No es emocionante?

- ¿Sabes otra cosa que también es muy bonita?

- ¿El qué?

- Tu. Tú eres muy bonita.

Sumire dejó salir una risilla traviesa.

- Mira que dices tonterías.

- Te lo digo en serio. Y no solo lo digo por tu cara, lo digo por como eres en general.

- ¿Ah si? ¿Y cómo soy? Anda, dímelo, que nunca me dicen cosas bonitas.

- ¿Estás segura?

- Lo único que me dicen es que soy una patosa y una despistada.

- Pues yo creo que eres más lista de lo que nos haces creer.

- Ah si, claro, es que os tengo engañados, soy muy malvada. Kirin ¿Te gustamos nosotros?

- ¿Qué si me gustáis?

- Si, bueno no se, creo que te he arrastrado a venir aquí y a lo mejor no te gusta estar con nosotros.

- Si no me gustase no estaría aquí.

- Ah, eso es cierto.

- Eres una chica muy atenta con todo el mundo.

- Claro, me importan mucho mis amigos, la gente piensa que estoy loca y que no me entero de nada pero es que a mi mis amigos me importan mucho y enseguida noto si les pasa algo. No me gusta ver a mis amigos tristes o preocupados, no lo soporto, sobretodo cuando no se que hacer para animarlos, a mi me gustaría que siempre fuerais todos felices pero ya se que eso es pedi...

Kimisuke se giró y la cogió con una mano del cuello mientras ponía la otra sobre sus labios.

- Calla ya, hablas demasiado.

Mientras quitaba la mano de la boca de la chica la miró a los ojos que bajo la luz de la luna parecían brillar más que nunca.

- ¿Hablo mucho? Que egoísta soy, no me he dado cuenta de que queri...

- Chhist - volvió a callarla con un dedo, dedo que comenzó a recorrer suavemente el contorno de su mandíbula.

Sumire abrió los ojos asombrada al ver como el rostro de Kimisuke se acercaba poco a poco al suyo pero los entornó enseguida instintivamente.

Y por primera vez Sumire sintió en sus labios otros ajenos y el beso que tanto esperaba conocer.

No fue un beso ni muy largo, ni muy intenso, ni tampoco profundizó en él, fue un simple beso suave y cálido que le hizo sentir cosquillas en los pies.

Cuando Kimisuke se separó de ella, Sumire volvió a abrir los ojos de par en par.

- ¿Por qué has hecho eso?

- Eres tan encantadora que creí que te merecías un "bum" ¿No lo he hecho bien? Pues entonces tendré que intentarlo con el "bum-bum"

- ¿Bum-bum?

- Claro - volvió a acercarse a ella - Esto es un "bum" - repitió el beso - Esto es otro "bum" - volvió a repetirlo - Y esto es un "bum-bum".

Aquel nuevo beso fue un poco mas largo y un poco mas intenso y Sumire sintió aún más cosquillas en los pies.

Cuando volvió a separarse de ella Kimisuke la miró sonriendo mientras ella tenía los ojos cerrados como si meditase sobre ese beso.

- ¿Y que te ha parecido?

Sumire abrió los ojos, sentía sus mejillas muy calientes.

- Bum... bum.

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