jueves, 29 de agosto de 2013

121. Eso que se siente tal difícil de aceptar

- Ya estoy aquí - decía Karasu al entrar en su casa.

- Bienvenido - contestaba Karura desde algún punto de la misma.

Karasu entró en el salón y encontró a su hermana sentada en el sofá leyendo un libro.

- ¿Qué haces? - preguntó sentándose a su lado.

- Leo un poco. Me he comprado este libro, "Contra el viento del norte", es bastante entretenido ¿Qué tal te lo has pasado?

- Bien ¿Y Kohaku no ha vuelto?

- No, parece ser que va a dormir en casa de Kenshi o algo así.

- Uh, que raro.

- Creo que son cosas de Nowaki ¿Has estado con Ringo?

- Pues si, he ido a buscarla.

- ¿No te estás implicando demasiado?

- ¿A que te refieres?

- A que tiene una hija.

- Me implico lo que tengo que implicarme y no volvamos a empezar con ese tema.

- No, no, si yo me cayo. Parece que te está dando fuerte con esa chica, en el fondo me alegro, pareces hasta más maduro.

- Me estoy convirtiendo en todo un hombre - bromeó - ¿Y tu qué?

- ¿Qué de qué?

- ¿No has salido?

- No, no me apetecía.

- Seguro que Hizashi te ha estado esperando.

- Ese es el problema Karasu, ese es el problema.

- ¿Hizashi?

- Si.

- Entonces es que te gusta más el Kaguya.

- No, tampoco. El problema son ellos dos, los dos. Creo que necesito alejarme de ellos para poder pensar, me agobia mucho tenerles tan cerca porque no puedo pensar con claridad, no consigo aclarar mi mente, necesito espacio y tranquilidad.

- Bueno - Karasu movió la cabeza un poco hacia un lado - Supongo que te sientes presionada.

- He pensado irme a Hohein.

- ¿Irte? ¿Cómo irte?

- Si, irme, irme de aquí, alejarme de todo, mudarme a nuestra casa.

- Pero no puedes.

- ¿Por qué no puedo?

- Estamos a mitad de curso.

- Ya se que sería algo atípico pero yo creo que si hablo con Sonomi, ella me entenderá, seguro que me apoya y es amiga de la directora.

- ¿Y te vas a ir tu sola?

- Si, yo sola.

- ¿Y que pasa con nosotros? Quiero decir con Kohaku y conmigo, somos tus hermanos, somos tu familia, siempre hemos estado juntos, apoyándonos en todo.

Karura guardó silencio mientras miraba los ojos preocupados de Karasu. Era cierto, siempre habían estado juntos apoyándose, sobretodo ellos dos, siempre juntos en los peores momentos, el uno era el apoyo del otro y ella era muy protectora con sus hermanos, desde pequeña se comportaba como si fuera su madre, le gustaba asumir el rol de madre ¿Cómo iba ahora a dejarles solos? No es que fueran ya unos niños pero Kohaku seguí yendo a la psicóloga, seguía teniendo pesadillas y de vez en cuando los recuerdos le atormentaban y Karasu era mucho más sensible de lo que aparentaba ¿Cómo iba a dejarle precisamente ahora que se encontraba tan confuso? Porque ella lo sabía, eran mellizos y siempre sintió una especie de "conexión" entre ellos y "sentía" su confusión.

- ¿Y que hago? - habló angustiada - Quiero huir de todo, ya se que es de cobardes pero necesito huir de todo.

- ¿Tanto quieres a ese hombre?

- No se si le quiero, no lo se, solo se que... - calló, quizás su hermano no necesitaba saber demasiados detalles - Hizashi me dijo... bueno, me dijo muchas cosas y tiene razón, esto es algo que debo aclarar yo, solo yo, él no puede hacer nada, solo esperar, porque el problema es mío.

- Entonces ¿Que es lo que quieres exactamente?

- No se, no verles tan a menudo, estoy en la misma clase que Hizashi, le veo muchas horas al día y me pongo nerviosa. No puedo pensar con claridad si le veo continuamente.

- ¿Y si le pedimos a la directora que te cambie de clase? Como tu has dicho Sonomi es su amiga y puede hablar con ella ¿Eso no te ayudaría? Al menos no le verías tanto.

- Puede que me ayudara a sentirme menos incómoda.

- ¿Que te parece si el lunes vamos a hablar con Sonomi y le explicamos la ansiedad que te causa estar tantas horas con Hizashi?

- Si, supongo que por probar no perdemos nada.

...
- Oye Misaki - se acercó a él Suo - ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?

- ¿A estas horas?

- Me han dicho que de noche se ve el paisaje muy bonito.

- ¿Quien te ha dicho eso?

- El primo de Akira, dice que él viene mucho a pescar por la noche y que es muy bonito ¿Vamos?

- ¿Ahora?

- Si, vamos ahora, es que me gustaría ver ese paisaje para luego intentar pintarlo. Es un momento, ni notarán nuestra ausencia y volveremos pronto ¿Es que no quieres acompañarme?

- Bueno, vale, vamos.

Suo sonrió y ambos empezaron a alejarse mientras se adentraban entre los árboles.

- ¿No nos iremos a perder, verdad?

- No, nos perderemos. Además Akihito también me ha dicho que en río se ven luces.

- ¿Luces? Serán las estrellas.

El lugar era precioso, eso no se podía negar, el cielo se veía limpio y lleno de estrellas y las aguas del río limpias y cristalinas dejaban ver las piedras del fondo, se veía que no tenía mucho caudal por ese lugar.

- Que sitio tan bonito - exclamó Misaki.

- Ya te digo, esto deberían verlo todos. Mira Misaki, si te acercas mas al río podrás ver luces en él y mira no cubre mucho.

- Son estrellas y ya las veo bien desde aquí…

- No, realmente son como luces. Ven, vamos a sentarnos - tal como iba diciendo se sentó en una especie de pequeño saliente por debajo del cual pasaba el río. Misaki, no muy convencido se acercó a él y se sentó a su lado.

- ¿No estás incómodo conmigo? - preguntó tímidamente.

- ¿Otra vez esa tontería? Que sepas que eres la persona con la que más cómodo estoy.
Misaki, algo apurado, se asomó un poco para poder ver las luces de las que hablaba Suo.

- ¿Las ves?

- No mucho.

Se inclinó un poco más y notó como aquello fue un error porque de pronto sintió que la fuerza de la gravedad le atraía hacía delante. Intentó sujetarse a Suo pero fue tarde y terminó cayendo al río.

Rápidamente se puso en pie, por suerte no cubría pero resbaló con una piedra y volvió a caer quedando sentado.

Suo había saltado rápidamente al río para ayudarle e incluso le cogió de la mano para que no volviese a caer pero él también se resbaló y quedó sentado a su lado.

Le miró, se miró y rompió a reír.

- Eres igual de patoso que tu hermana.

- No te rías, que no tiene gracia - decía avergonzado Misaki ¿Por qué le tenía que haber pasado algo así y encima delante de Suo?

-Vale, vale ¿Pero has visto las luces? - pregunto mientras lentamente se acercaba al rostro de Misaki.

- No. No vi nada, estaba ocupado intentando respirar.

- A veces eres de lo más graciohmn… - no pudo terminar la frase, unos labios ajenos se apoderaron de los suyos.

Misaki se separó nervioso de él y se quedó mirándole lleno de miedo, hubiera querido que le tragase la tierra o en su caso salir corriendo pero sentía que las piernas no le iban a sujetar, Suo también le observaba a él, nunca se hubiese imaginado algo así y lo que más le sorprendía es que siempre había pensado que el beso de otro hombre le daría asco, pero no, no le había dado ningún asco, al contrario, esos labios eran mucho más suave de lo que suponía ¿ Pero por qué le había besado? ¿Qué significaba eso? ¿Quería decir algo o simplemente le había besado por besarle? A lo mejor no significaba nada, era solo un gesto porque claro el beso tampoco es que hubiese sido un beso de amor o algo parecido.

- ¿Me odias? - habló lleno de miedo Misaki.

- Las luces - susurró Suo de manera inconsciente.

- ¿Que?- preguntó nervioso Misaki - Si me odias lo comprenderé y también si no quieres volver a verme en la vida. Lo siento, lo siento, he estropeado la amistad que más apreciaba

- Yo si puedo ver las luces - habló Suo ignorándole y sin dejar de mirarle - ... están en tus ojos.

Misaki se quedó sin saber que contestar y rojo a más no poder. Suo se levantó aturdido por las palabras que acababa de decir ¿Pero en que estaba pensando? ¿Es que se había vuelto loco o qué?, En nada, no pensaba en nada, solo que resultaba encantador y que tenía que conseguir que no se sintiese tan avergonzado, pensó que quizás así sería más sencillo, como si ambos se hubiesen dejado llevar por... el ambiente o la situación. Sentía que le temblaba todo el cuerpo.

- Será mejor que vayamos a quitarnos esta ropa mojada.

- Si, creo que si... ¡Ah!

- ¿Que pasa? ¿Te has hecho daño o algo?

- No, es que ¿Que les vamos a decir cuando nos vean aparecer así?

- Pues que somos unos patosos.

Desandaron sus pasos en silencio y sintiendo como la ropa mojada les hacía tiritar de frío.

La llegada al "campamento" de Suo y Misaki, mojados atrajo la atención de todo el mundo, sobretodo de los niños que rompieron a reír.

- ¿Pero que os ha pasado? - gritaba Sumire.

- Nos hemos caído al río - contestaba tontamente Misaki.

- ¿En el río? ¿Y que hacíais en el río? - preguntaba curiosa Akane.

- Mirar el paisaje - respondió Suo.

- ¿Y no había otro sito donde verlo? - decía Shibi - Espero que mereciera la pena.

- Si, si que ha merecido la pena - contestó Suo mirando de reojo a Misaki.

- ¿No os llevasteis una linterna? - preguntaba Minako.

- Es que nos hemos resbalado y nos hemos caído - explicaba Misaki - Como es de noche no veíamos bien y ya veis.

- Venga, quitaos esa ropa mojada - ordenaba Akane - Vais a coger una pulmonía o algo.

- Además estaréis muertos de frío - añadía Akira.

- ¿Y cómo nos cambiamos? - indicó Misaki - No tenemos aquí nuestra ropa.

- Es cierto - comentaba Akane - ¿No habéis traído algo más para dormir?

- Solo la sudadera que nos ha prestado Akira - respondía Suo.

- Si os metéis juntos en las mantas os daréis calor el uno al otro - proponía Sumire.

- ¡Sumire! - gritó Akane - ¿Cómo dices esas cosas? No pueden dormir desnudos y no creo que la ropa se seque en unos minutos.

- Seguramente no se secará en toda la noche - apuntó Akihito - Akira, creo que lo mejor es que tu y yo volvamos a la casa y cojamos unos chándal.

- Si, creo que si - resopló Akira - Bueno, vamos ya, cuanto antes vayamos menos tardaremos.
Vosotros mientras arropaos con las mantas, no tardaremos mucho.

- No, está prácticamente aquí al lado - confirmó Akihito.

- Espera - dijo de pronto Takato - No hace falta que vayáis los dos ¿verdad?

- Es más que nada por hacernos compañía - respondió Akihito.

- ¿Y puedo ir yo con Akira?

- ¿Quieres acompañarme?

- Es que quiero hablar contigo... de hombre a hombre.

Akira sonrió ante aquella frase.

- ¿Así que de hombre a hombre? Está bien machote, vámonos. No te preocupes Akane, le cuidaré bien.

- Llevaos una linterna - dijo esta.

- Por supuesto, no somos tan tontos. Venga, vamos.

Akane se quedó mirando con la boca torcida como se iban, se puso los brazos en jarras y se acercó a Yusuke.

- ¿Se puede saber que os traéis entre manos?

- Nada, no nos traemos nada.

- Porqué será que no me fío de vosotros.

- Porque eres una desconfiada - contestó Hotaru.

- Akira ahora nos cae bien, tiene un bosque ¡Cómo no nos va a caer bien!

- Y su familia es dueña de unos laboratorios - añadió Masaru.

- Algo os traéis entre manos, lo se, lo siento en los huesos.

- ¿No será reuma? - habló con voz inocente Sumomo.

- No, no es reuma, listilla.

- No pasa nada, hermanita, solo que ya sabes como es Takato querrá decirle que no te bese por si te contagia algo o cosas así.

- Sigo sin fiarme de vosotros - refunfuñaba Akane mientras los dejaba.

- Es que hay que tener mucho cuidado - decía Sumire a Suo - Porque caerse es muy fácil.

- Si - rió Kimisule - Eso que te lo digan a ti.

- Es cierto, perder el equilibrio es fácil.

- Claro, claro.

...
- A ver - decía Akira - ¿Qué es lo que me quieres decir de "hombre a hombre"?

- Quiero hablarte de mi hermana.

- Ya... bueno tu hermana es bastante más mayor que tu.

- Pero aún así me preocupa.

- Bueno pero eso debería decirlo tu padre o tu padrastro o en un caso raro Ginta, porque la verdad, no creo que sea cosa tuya.

- Es que yo quiero mucho a Akane.

- Mira, pues me alegro.

- Es la persona que mas quiero del mundo - dijo medio llorando - Más que a mi madre, a mi padre, a Kentaro y a Maron.

Akira le miró con simpatía, tenía su lógica, al fin y al cabo Akane era quien se ocupaba de él, quien desde pequeño le había dado de comer, le había lavado, peinado, la que le daba las medicinas cuando se ponía enfermo... a pesar de los pocos años que llevaban se podía decir que Akane había sido algo parecido a una madre para él.

- Y yo creo que nadie la quiere más que yo. Yo la quiero más que nadie, más que mis padres y mis hermanos, seguro.

Por lo que se veía ese chico sentía verdadera devoción por su hermana.

- ¿Tienes miedo a que te la quite o algo así?

- Si, claro que si, pero no soy tan niño, se que si no eres tu pues será otro, eso ya me lo ha dicho millones de veces Ginta, es que... es que...

Akira volvió a sonreír, ese chico le producía una tremenda ternura, sería mejor que le ayudase un poco.

- ¿Crees que la voy a hacer daño?

- Si, eso también me da miedo - empezó a mesarse el pelo nervioso - ¿Tu duermes con Akane? - gritó de improviso.

- ¿Así que es eso?

- No quiero saber si hacéis "esas cosas", lo que quiero saber es... es que Akane tiene mucho miedo a la oscuridad y a la soledad.

- ¿Le da miedo la oscuridad?

- Si y si está sola más, si está sola de día no pero si es de noche pues se pone nerviosa. También tiene miedo a los lugares pequeños.

- De eso ya me había dado cuenta ¿Y sabes por qué le pasa eso?

- No - contestó sin mucho convencimiento - Pero se que si duerme sola tiene pesadillas.

Akira movió la cabeza ligeramente "malditos traumas". Quería decir que ya lo suponía, porque algo así tenía que pasarle para que todas las noches acudiese a su cama.

- No te preocupes - suspiró - Si tiene pesadillas acudiré a calmarla.

- Pero es que no lo entiendes, ella... es que Akane no es normal.

Ahora si que Akira le miró intrigado.

- Tienes que asegurarme que tu la vas a cuidar y que no la vas a dejar, ni a llamar loca, ni nada de eso.

- ¿Por qué iba a llamarla loca?

- Akane es muy buena, gruñe mucho pero es muy buena, ella siempre nos cuida y nos ayuda con los deberes y...

- Si, vale, tu quieres mucho a tu hermana pero bien que no la ayudas nunca y dejas que todo lo haga ella.

- Eso es por algo que tú no entenderías.

- Claro, será por eso, porque no lo entendería, pero tampoco entiendo porqué... - Akira se mordió la lengua, no, aquella no era conversación para tener con un niño - ¿Por qué tendría que llamarla loca?

- Es que Akane a veces actúa de un modo... o sea, no parece ella.

- ¿Y quien parece entonces?

- Otra persona. Yo he estado leyendo y creo que tiene personalidad múltiple, pero por favor no la llames loca.

Akira se detuvo preocupado. No le extrañaba que Takato dijese aquello, no le extrañaba que sus hermanos se hubiesen dado cuenta, eran sus hermanos y Ayesa era muy distinta a Akane así que era normal y lógico que notaran la diferencia, lo extraño hubiese sido que nadie se hubiese dado cuenta.

- ¿Personalidad múltiple?

- Te lo juro, es como si fuese otra persona.

- ¿Por qué? ¿Qué hace para ser como otra persona? ¿Os obliga a recoger vuestro cuarto?

- No te rías que es cierto. A veces le pasa. Antes le pasaba más, luego dejo de pasarle y ahora le pasa otra vez y luego, cuando vuelve a ser Akane no se acuerda de nada. Te juro que es cierto, a mi me da cosas para que se las guarde y me dice que no la deje mirar en mis cajones y que solo se las devuelva cuando me las pida diciendo una palabra secreta.
"Vaya, ahora lo entiendo todo, siempre me he preguntado donde guardaba esas cosas y esa ropa interior"

- ¿Qué tipo de cosas?

- Cosas, cosas... ropa y cosas en bolsas que dice que si las abro me arrepentiré - contestó poniéndose algo colorado - No me mires así, te aseguro que Akane se transforma en otra persona, no habla igual, no dice las mismas cosas, no nos trata igual.

- Bueno a todo el mundo a veces nos cambia el humor, no siempre tenemos ganas de las mismas cosas.

- Se que no me crees pero te juro que es cierto, no es que le cambie el humor como tu dices, es que es otra.

- Mira, no te preocupes por eso, Akane a veces se pone muy nerviosa porque tiene que hacer muchas cosas y no puede con todo ¿A quien se lo has dicho? ¿A tus padres?

- ¡No! Mi madre nunca me creería, seguro que diría que lo hace aposta para... lo que sea o que está loca y no quiero que crean que Akane está loca porque no está loca ¡No está loca!

- Pues claro que no está loca.

- Cuando voy a la biblioteca he estado buscando en libros y yo creo que tiene personalidad múltiple.

- ¿Y por qué buscas esas cosas? O sea ¿No puedes buscar lo que cualquier chico de tu edad como chicas con poca ropa?

- Porque me da miedo que le pase algo malo. Mira yo he leído que en estos casos suelen convivir cinco personalidades.

- ¿Cinco? ¿Por qué cinco?

- Porque es así, porque hay cinco formas de afrontar los problemas.

- No creas, yo creo que hay más de cinco.

- Bueno pues yo he leído un libro de un psicólogo y decía que aunque una o dos personalidades suelen ser las dominantes pues lo normal es que haya hasta cinco.

- A ver, cuéntame esas cinco personalidades de Akane - comentó curioso, él conocía solo dos, si acaso esa otra niña que parecía cuando se bloqueaba, a ver cuales eran las otras dos.

- Akane es la principal, de eso no hay duda y luego está esa otra que te digo que no es la principal pero es la que manda, yo la llamo la mandona porque manda a todo el mundo incluso a Akane. Akane no la conoce pero ella a Akane si.

- ¿Y las otras?

- Pues es que no son así como las otras, son solo episodios esporádicos, las importantes son las otras dos.

- Bueno vale, pero ¿Cómo son?

- Yo solo conozco a dos más, me falta una.

- Vaya por dios.

- Tómatelo en serio que es importante, si te vas a reír de mi mejor no te cuento nada. Pensé que querías a mi hermana pero ya veo que no, seguramente lo único que te importa es besuquearte con ella.

- ¡Eh! Ni pienses algo así. Yo quiero a Akane y me importa mucho. Se que lo ha pasado mal, se de ella muchas cosas, como los castigos que la ponía tu madre y porqué tiene miedo a los lugares pequeños y también todo el trabajo que le dais y lo poco que la ayudáis. Se que no colaborar es muy cómodo ¿verdad? Teniendo a Akane de sirvienta se vive genial ¿A que si?

- Tú no sabes nada.

- Ni quiero saberlo. Ni se porqué discuto de este tema con un crío. Vamos, acelera que al final vamos a tardar un montón.

Continuaron en silencio mientras Takato se preguntaba si realmente podía confiar en es chico o lo único que iba a hacer era reírse de él y de Akane y Akira se preguntaba que era lo que sabía Takato, porque este chico era realmente un aprensivo, tenía miedo a todo y también tenía la manía de buscar información sobre todo lo que le angustiase, fuese un dolor de muelas o el comportamiento extraño de su hermana y hoy en día, existiendo Internet, buscar información era muy fácil; claro que a veces la información obtenida daba lugar a mayores confusiones pero lo que estaba claro es que ese chico no iba muy mal encaminado esta vez.

Llegaron hasta la casa, contaron lo que había pasado y la tía de Akira le dio un par de chándal. Emprendieron de nuevo el camino de vuelta otra vez en silencio.

- Háblame de esas otras Akane - habló por fin Akira, fuera lo que fuese que ese chico suponía él tenía que saberlo - Por favor.

- ¿De veras no te vas a reír?

- No me voy a reír pero tú prométeme que no se lo vas a contar a nadie más. La gente podría no entenderlo.

- Claro - sonrió aliviado - Pues mira, yo he leído que suele haber cinco personalidades, pueden ser menos o incluso más pero es que nunca se tienen dos personalidades únicas en estos casos porque quedan como "cosas sueltas".

- Cosas sueltas - repitió Akira en voz baja, seguramente el chico se refería a que para huir de una situación estresante estas personas disocian su personalidad creando otra alternativa pero hay cosas que no se quedan ni en una, ni en otra, en el caso de Akane una de esas "cosas sueltas" era el miedo que la hacía bloquearse y entonces no era ni Akane, ni Ayesa.

- Suele haber una personalidad depresiva o quizás un poco obsesiva - empezó a enumerar de memoria - Otra protectora, otra suele ser infantil, asustadiza, como un niño herido, otra cooperativa y amistosa y por último una agresiva.

- Es la forma de ayudarse a si misma ¿no? - para Akira todo lo que estaba diciendo Takato resultaba de lo más lógico.

- Akane no es depresiva pero si bastante obsesiva.

- Si, ya me he dado cuenta, tiene bastante obsesión por organizarlo todo y tenerlo controlado.

- Luego está la otra Akane que como que no quiere saber nada de problemas.

- Esa es la protectora - afirmó Akira - La que se protege a si misma, la que protege a Akane para que no... - los recuerdos de las conversaciones con Akane y Ayesa dolían bastante - Es su forma de protegerse ¿No?

- ¿Tú también la conoces, verdad? Ella me preocupa mucho porque a veces actúa como si nada le importase, solo ella misma.

- Si, bueno, de eso hablamos luego, mejor sigue contándome.

- Luego está una Akane asustada, llena de miedo... es...

- Como una niña pequeña asustada.

- Si, cuando le pasa eso no se puede hablar con ella, no razona, se hace un ovillo y solo Ginta sabe calmarla. Da mucha pena porque tiene mucho miedo y hace lo que le pidas con tal de que no la regañes. Solía pasarle cuando la castigaban, yo pensé que se sentía culpable pero no, es...

Akira sacudió su cabeza inconscientemente como intentando quitarse esa imagen de la mente, ver a Akane de esa forma era algo que realmente odiaba.

- Mejor háblame de la otra personalidad que dices que tiene ¿Es la cooperativa?

- No, esa es la que no conozco aún. Dicen que entre todas las personalidades debe surgir una que quiera que todas cooperen pero yo no la he visto, yo conozco a la Akane mala.

- ¿La Akane mala?

- Es muy mala Akira, ha salido pocas veces pero es realmente mala, no quiere a nadie, no quiere a Akane, la odia. La insulta y la hace daño.

- ¿Que la hace daño?

- Si, es que la odia, dice que todo es por su culpa, por no saber enfrentarse a su madre. Odia a todo el mundo, rompe cosas y... nos pega.

- ¿Qué os pega? - preguntó alarmado Akira - ¿Cómo que os pega?

- Cuando se pone así es mejor no meterse en su camino.

- Bueno, supongo que será un ataque de histeria o algo así.

- No - contestó muy serio - Es mala de verdad. Akane tiene una cicatriz en el brazo, aquí - señaló su brazo izquierdo, unos centímetros por debajo del hombro - ¿No se la has visto nunca? Se la hizo ella, le clavó unas tijeras.

- ¿Y por qué se clavó unas tijeras ella misma?

- No, la mala se las clavó a ella. Te digo que la odia.

Akira prefirió no seguir con esa conversación, tenía muchas preguntas y mucha curiosidad pero eso no eran temas para hablar con un niño aunque estaba empezando a pensar que a esos hermanos no les vendría mal alguna visita a un psicólogo.

- No pasa nada Takato - le dijo pasando su brazo por los hombros del muchacho - Eso solo son accesos de ira y yo se como controlarla.

- ¿Estas seguro?

- Por supuesto, yo nunca le he visto uno de esos.

- Hace mucho que no le dan.

- Y no le van a dar porque yo la voy a cuidar y a ayudar y no se va a sentir agobiada por nada.

- Si te interesa saber algo más quizás Yusuke te lo pueda contar. Yo soy el que más ha tratado con la otra Akane, Ginta con la niña asustada y Yusuke con la mala.

- Os las habéis repartido por lo que veo.

Akira necesitaba hablar con alguien y aclararse. Aquello que le había dicho Takato era bastante interesante. Estaba claro que esa teoría de las "cosas sueltas" tenía su lógica, al igual que tenía ese miedo que la atenazaba seguramente toda la rabia, la ira, la impotencia que sentía ante todo también necesitaban salir de alguna forma, Akane tenía mal genio pero si lo pensaba nunca la había visto explotando de la rabia y Ayesa no discutía, ella pasaba de esas cosas, vamos que las ignoraba y de alguna manera tenía que canalizar toda esa impotencia, puede que la guardara dentro de ella hasta que no pudiese más.

...
En casa de Ryuko cenaban animadamente mientras veían la película.

- Vale - decía Xu-Xu - Nos lo repartimos, Johnny Deep para Jisei y para mi y el Orlando para Himeko y Ryuko ¿Que os parece?

- ¿Tengo que compartirlo contigo? - decía Jisei.

- Es lo que hay.

- Bueno vale, no está mal el reparto.

- Pues la chica también está bien buena - gruñía Kenshi.

- Esa os la repartís entre los cuatro - decía Xu-Xu - Lo siento chicos, tocáis a menos.

- Desde luego es que las chicas estáis como aceleradas - protestaba Nowaki.

- Voy a hacer las palomitas - Ryuko se levantó.

- Yo te acompaño - se ofreció Kyojin.

- Si, eso, acompáñala - reía Jisei - No vaya a ser que las palomitas la ataquen.

En la cocina Ryuko abría el microondas y colocaba el paquete de palomitas dentro.

- ¿Te lo estás pasando bien? - le preguntó a Kyojin.

- Yo si pero tu pareces molesta.

- No, no estoy molesta ¡Que tontería!

- Es que nos hemos metido en tu casa.

- Sois mis amigos, no unos invasores.

- Si pero lo mismo somos demasiados.

- Que va, me encanta. Nunca había venido tanta gente a mi casa, me siento como si fuese popular.

- ¿De veras no te molestamos?

- Que no, que me lo estoy pasando muy bien, además todos os comportáis bien, no os subís a los muebles ni nada de eso.

Las palomitas empezaron a sonar mientras ellos se miraban sonriendo.

- ¡Ryuko que te lo estás perdiendo! - oyeron gritar a Xu-Xu.

- Al final van a terminar por pensar que estamos enrollándonos o algo así - comentó Ryuko.

- No creo, ellos no piensan esas cosas de nosotros, seguro que nos toman por un par de tontos.

Ryuko dio un paso acortando el espacio había entre ellos y le besó como nunca lo había hecho hasta entonces.

Los besos de Ryuko siempre habían sido breves, escuetos y casi huidizos y siempre tenía que empezar Kyojin, nunca, había ella tomado la iniciativa o por lo menos él no lo recordaba, Ryuko era bastante pasiva para esos temas por eso él siempre tenía miedo de ir un paso más adelante y también siempre temía que en realidad a ella no le gustase y la estuviese dando asco o algo.

Pero esta vez había sido ella la que tomó la iniciativa, bueno, a veces ya la tomaba pero siempre era para besos pequeños y rápidos, no como ese, además se apretó contra su cuerpo y podía sentir su corazón latir de forma acelerada.

- ¿Que ha sido esto? - preguntó sonriendo Kyojin cuando la chica se separó de él.

- No somos tan tontos como piensan - contestó mientras sacaba la bolsa llena de palomitas.
Volvieron al comedor con un bol lleno de las palomitas.

- Ya era hora, te lo estás perdiendo todo - comentaba Jisei.

Como habían terminado de cenar se fueron acomodando por el comedor de Ryuko.
Kokaku y Himeko se sentaron en el sofá y entrelazaron sus manos, Kyojin en uno de los sillones y Ryuko decidió que estaba saliendo con Kyojin ¿no? Pues entonces no debería darle vergüenza hacer algo como sentarse en sus piernas.

Nowaki y Jisei se sentaron en el suelo y comenzaron a tirarse palomitas el uno al otro mientras Kenshi también se sentaba en el suelo pero al lado de Xu-Xu.

- ¿Te molesto? - dijo al sentarse.

- No, para nada, ven aquí a mi ladito.

- A lo mejor tu novio se pone celoso.

- Mi novio está ocupado en una guerra de palomitas.

- ¿Qué vas a hacer mañana? - susurró.

- Es el cumpleaños de mi hermana, tengo que estar en casa ¿Por qué? - respondió también en voz baja.

- No, por nada.

- ¿Y Yuri? ¿Es que mañana tampoco vas a salir con ella?

- No lo se, supongo que si, era para que quedásemos los cuatro juntos.

- ¿Qué tal te va con Yuri? ¿Hablaste con ella sobre lo que me dijiste?

- Es que tengo un problema.

- Ya, claro.

- Es cierto es que a Yuri le pasa algo. Habla con Nowaki, él lo sabe, de hecho lo sabe mejor que yo.

- Ya. Mira déjalo, no hace falta que te esfuerces.

- Es cierto es que... necesito que me des un poco de tiempo, no puedo dejarla así como así.

- Vaya, cuanta consideración.

Kenshi iba a responderla cuando la voz de Nowaki se lo impidió.

- ¡Fin! ¡Se acabó!

- No grites Nowaki, creo que tú y yo somos los únicos que aún veíamos la película.

- Pues vaya ¿Y si jugamos a algo?

- ¿No sería mejor que nos fuéramos ya? - propuso Kohaku.

- Ah, aún es pronto - se quejó Nowaki - Venga, vamos a jugar a algo ¿Que juegos tienes, Ryuko?

- Pues no tengo muchos ¿Que os parece el Pictionary?

- Si, ese está bien - contestó Jisei - Tráelo.

- Voy a por él.

- Yo voy a por más de beber que se está acabando - dijo Xu-Xu levantándose.

- Yo voy contigo - también se levantó Kenshi.

En la cocina, después de sacar las botellas del frigorífico, Xu-Xu casi se topó con Kenshi y su cara de pena.

- ¿Estás enfadada conmigo? - dijo con pena.

- No, no estoy enfadada, no estoy enfadada.

- Habla con Nowaki, por favor, a lo mejor a ti te explica lo que le pasa a Yuri.

- Que pesado eres - resopló - Anda, vamos al comedor.

Ryuko ya había llevado en juego y lo estaban abriendo.

- Hacemos equipos ¿vale? - proponía Nowaki.

- Chicas contra chicos - también proponía Jisei.

- Entonces perderemos - se lamentaba Kohaku.

- Que poca fe que tienes en nosotros, desde luego, no me lo esperaba de ti - refunfuñaba Nowaki.

E hicieron dos equipos.

Jugaron varias partidas porque, tal y como había pronosticado Kohaku, las chicas ganaban y su orgullo no podía quedar así.

Descubrieron varias cosas, como por ejemplo, que Nowaki no sabía dibujar.

- Una medusa - decía Kohaku.

- No.

- Un paraguas - añadía Kenshi.

- No, no.

- ¿Un pulpo? - preguntaba ahora Kenshi.

- ¡Que no!

- Una ameba - volvía a intentarlo Kenshi.

- Agggg, no.

- ¿Es un ser prehistórico unicelular? - decía Kohaku.

- ¡Iros al pedo!

- ¡Tu cerebro! - reía Kenshi.

- Tiempo, tiempo - dijo Himeko - Se os ha acabado el tiempo.

- Sois tontos - gruñó Nowaki - Es un murciélago, un murciélago.

- ¿Un murciélago? - gruñó también Kenshi - Seré en tu planeta.

- ¡Pero si está clarísimo!

- Hombre si lo miras así - decía Xu-Xu inclinando la hoja - Y tuerces la cabeza...

- Y si le pones mucha imaginación - reía Jisei - Pues a lo mejor se le parece y todo.

- ¡Sois unos incultos! - continuaba gruñendo Nowaki mientras todos reían divertidos.

0 comentarios: