domingo, 9 de mayo de 2010

23. El sentimiento oculto en el corazón

Akane y Akira habían estado analizando que obra sería la más adecuada para representar, entre las que proponían sus compañeros había de todo, la más popular era "Romeo y Julieta" pero a ninguno de los dos parecía atraerle demasiado. Sin embargo, cuando estuvieron en el trastero buscando el baúl que la directora les había prestado, lleno de trajes y accesorios, encontraron los libretos de otras obras representadas años atrás en el instituto, entre ellas les llamó la atención "El sueño de una noche de verano", sobretodo después de comprobar que la propia Chikara y el profesor Masashi también la habían representado.
A primera vista la obra resultaba perfecta, era un clásico, nada menos que de William Shakespeare, así que ese requisito lo cumplía; luego tenía la suficiente cantidad de personajes como para que participara toda la clase y era una comedia, para unos novatos que iban a actuar para un público mayoritariamente adolescente, parecía mucho más apropiada que un drama; era fantasiosa, llena de elementos de magia, tenía humor y amor… una buena alternativa a tener en cuenta.
Esos eran los pros, los contras: el lenguaje utilizado, palabras demasiado rebuscadas y diálogos largos difíciles de memorizar para la mayoría. Estaba claro que aún a riesgo de ofender a las personas cultas y arder en el infierno por asesinato lingüístico, habría que adaptarla de alguna forma ¿Sería eso factible? Bien, es lo que deberían plantear al profesor que esperaban para el ensayo. De cualquier forma había que escoger una obra, si era factible más valía no buscar más, cuanto antes se empezase mejor.
- Kyojin - haciendo acopio de todo el valor que pudo Ryuko se sentó al lado del chico.
- ¿Quieres patatas?
- No. Yo quería preguntarte algo.
- Dime, dime.
- ¿Te acuerdas de lo que me dijiste el domingo al despedirnos?
- Creo que si.
- ¿Solo lo crees?
- No, quiero decir que creo que se a lo que te refieres - Kyojin empezó a sentir la sangre acumulándose en sus orejas - ¿Y lo has pensado?
- Yo también me lo pasé muy bien y me gustaría repetir la experiencia.
Ryuko miraba al suelo así que no pudo ver la enorme sonrisa que se dibujaba en el rostro de Kyojin.
- ¡Vaya! - fue lo único capaz de decir.
- ¡Hola chicos! Ya estoy aquí - la voz de Inari entrando en el gimnasio les sacó de su ensimismamiento - ¿Estamos todos?
No fueron los únicos en sobresaltarse, Jisei, que se encontraba de espaldas a la puerta, sintió al oír aquella voz un hormigueo corriendo por su estómago, el corazón se le aceleró, cerró los ojos y respiró profundamente antes de girarse hacia donde oía la voz.
Para Jisei solo había una persona en el mundo capaz de producirle esa sensación, y allí estaba, sonriendo, era Inari, el único ser humano del que no podía percibir el aura. Y es que, para Jisei, el profesor Inari era todo un problema.
Jisei nunca mentía cuando decía que no le interesaban los chicos, era verdad, nunca se había sentido atraído por ninguno, lo más que sentía por alguno era la misma calidez que por sus amigas o su familia. Pero Inari era distinto, él no era un adolescente lleno de hormonas bailando por su cuerpo, era un hombre tranquilo y dulce, con una sonrisa amable siempre en los labios, solamente la hiperactividad de Nowaki y Kenshi, el excesivo entusiasmo de Genki o la pereza de Akira conseguían borrar esa sonrisa, claro que hasta enfadado resultaba encantador.
Desde el primer día que le vio, cuando todavía era un profesor en prácticas, sintió esa montaña rusa dentro de ella. No era la única a la que le gustaba, Inari era muy popular entre las alumnas, seguramente porque era de los más jóvenes y también muy atractivo, por lo menos a Jisei se lo parecía, tenía un rostro agradable, unos rasgos delicados, su pelo era castaño y sus ojos marrones oscuros, era alto y muy bien proporcionado, pero su problema era que mientras las demás también sentían cosas por otros chicos, ella no, a ella no le interesaban los chicos.
Pero todo habría quedado en una mera anécdota de adolescente de no ser por los hechos que ocurrieron las últimas vacaciones de invierno.

Había nevado, aquel día había amanecido la ciudad cubierta de nieve. A Jisei le encantaba la nieve así que decidió salir a dar un paseo. Caminó lentamente sin rumbo fijo, observando como la nieve había transformado el paisaje, convirtiéndolo todo en una bonita estampa. Llegó al parque y decidió sentarse en uno de los bancos. No llevaba mucho tiempo cuando una voz familiar la llamó.
- Hola Jisei ¿qué haces por aquí tan sola?
Era Inari, sonriendo amablemente, como siempre.
Después de la sorpresa, Inari se sentó a su lado y estuvieron charlando sobre lo bonita que era la nieve, luego el profesor insistió en invitarla a chocolate caliente y continuaron paseando juntos. Era extraño estar allí, dando un paseo junto con uno de sus profesores, pero él era tan amable que Jisei dejó de verle como al profesor de Biología que solía torturarla con exámenes sorpresa.
Así, hablando casi como amigos, descubrió que Inari no tenía familia, sus padres habían fallecido, prácticamente estaba solo, tenía amigos, eso sí, pero aunque Jisei no podía ver su aura si veía la enorme tristeza que invadía sus ojos al hablar de su familia.
- ¿Vas a pasar esta noche solo, profesor? - le preguntó de repente al recordar que fecha era: 24 de diciembre.
- Pues si, supongo, los padres de Nowaki me han invitado, pero es que todos los años voy a su casa, no sé, quizás alguna Nochebuena la quieren pasar más en familia y luego está Sigure, quiere que vaya a una fiesta pero no tengo muchas ganas.
- Por favor Inari, sería un honor para mí y mi familia que vinieras a cenar a mi casa - dijo sin pensar, de pronto se paró y se inclinó frente a él, así, de sopetón.
- Pero Jisei ¿Cómo voy a ir a tu casa?
- Por favor, por favor, Kumoyuki también va a venir, mis padres estarán encantados, mi madre dice que cuanta más gente en Nochebuena mejor, por favor…
- ¿No deberías hablar antes con tu madre?
Jisei sacó su móvil rápidamente y llamó a su casa. Atropelladamente le pidió a su madre que invitase a su profesor a cenar, sabía que no se iba a negar, luego, en casa, ya se lo explicaría todo con detalle; pasó el teléfono a Inari, efectivamente, su madre estaba encantada e insistió en la invitación, cuando su hija invitaba a alguien por algo sería. Inari también insistió mucho en no querer ser una molestia pero la madre de Jisei era muy persistente, al final accedió.
- Bien - dijo Jisei antes de marcharse - a las 7. Ten te apunto la dirección, no tienes que venir elegante, ni nada, es una cena entre amigos, sin etiquetas, no será un banquete, solo una cena normal, no va a ver exquisiteces, así que no te desilusiones.
A las 7 en punto estaba allí, informal, como le había dicho, pero guapísimo y con un presente. La cena fue muy agradable. Jisei estaba muy nerviosa porque pensó que le había puesto en un compromiso, casi obligándole a ir a una cena en casa de una alumna, con gente que no conocía, pero durante la cena se relajó, Inari se ganó la simpatía de los padres de Jisei, pero sobretodo congenió con su hermano, claro, prácticamente eran de la misma edad, se entendieron perfectamente.
Después de la cena, jugaron a unos juegos de mesa, contaron chistes y anécdotas y hasta cantaron. Los padres de Jisei insistieron en que se quedara a dormir para al día siguiente ir todos juntos a esquiar. Eran muy insistentes y al final Inari tuvo que ceder, le dieron un pijama de Kisuke, el hermano de Jisei, y le prepararon una cama en su habitación. Akane, como era lógico, durmió en la de Jisei, bueno, durmieron poco y hablaron mucho. Akane, que por diversas razones familiares, pasaba sola esos días, era siempre muy bien recibida en casa de su amiga y tenía una teoría: si Jisei no podía ver el aura de Inari era porque se sentía enamorada de él y esos sentimientos anulaban la percepción de Jisei, la bloqueaban, según ella era lo más lógico porque claro, no sería justo que Jisei contase con esa ventaja, no, tenia que tener las mismas dificultades que el resto de los humanos.
Al día siguiente se te despertaron muy temprano, Akane se empeñó en que Jisei tenía que preparar el desayuno para Inari, pero al llegar a la cocina se encontraron que el propio Inari ayudaba a su madre con los desayunos, con lo cual al final fue Jisei la que tomó el desayuno preparado por Inari.
Fue un día estupendo, fueron a esquiar, se cayeron, se rieron, hicieron una guerra de bolas de nieve y, para regocijo de Akane, hasta hubo la "clásica caída chica encima de chico durante la que, por unos segundos, sus miradas se encuentran" y es que aquel día Inari no era su profesor, era un amigo más.
Desde entonces Inari visita con frecuencia su casa, sus padres parecen apreciarle y es que comparte muchas aficiones con su hermano.
Para evitar problemas a Inari y malentendidos esta amistad Jisei la mantiene en secreto, solo Akane la conoce y solo Akane está al tanto de los sentimientos tan especiales que Jisei tiene acerca de su profesor.
La madre de Jisei conoce los sentimientos de su hija, el día en el que cumplió 18 años e Inari, amable como siempre, le llevó un obsequio, le dijo:
- Ten cuidado, mucho cuidado, siempre ten presente dos cosas: primero, tiene 8 años más que tú, que no es mucho, pero tú eres aún una niña y él un adulto, podéis haceros mucho daño, aún cuando se enamorara de ti, tú siempre sufrirás más, porque aún eres muy inmadura, siempre perderás más. Segundo, aléjate de él todo lo que puedas hasta que te gradúes, recuerda que eres su alumna, sin quererlo puedes arruinar su vida.
Aquella noche, presa de una gran confusión, Jisei lloró, necesitaba llorar para desahogarse, porque no era capaz de entender lo que le pasaba, lo que si sabía era que fuese lo que fuese lo iba a guardar dentro de ella mientras ponía en claro su cabeza y sus sentimientos. Esperaría, esperaría porque el tiempo se encarga de poner cada cosa en su lugar, ella creía realmente en el destino , si Inari era el suyo, él la esperaría a ella, si no era así… pues entonces todo pasaría formando solamente parte del recuerdo. Lo que si tenía muy claro es que por nada del mundo perjudicaría a Inari, así, en el instituto él solo sería su profesor, bueno, un profesor guapo del que hablar con otras chicas, pero solo su profesor y fuera de allí una amigo de su hermano… el problema era como evitar esa maldita montaña rusa.

- ¿Te pasa algo, Jisei? - Inari se había acercado a ella.
- No, nada.
- Te veo como abstraída, el mundo está aquí ¿lo sabías?
- ¡Ah! Pues es que me he distraído. Lo siento.
- Bueno, sigamos con lo que estábamos ¿Por dónde íbamos?
- ¡Por el baile del pollo! - gritó Genki.
- Es verdad, pues venga, a lo que vamos.
Después de la sesión para perder la vergüenza, Akane pidió permiso para poder hablar, antes de que al sensei se le ocurriera cualquier experimento extraño como improvisaciones y cosas así.
- Queríamos deciros un par de cosas. La primera es que ¿recordáis el préstamo de la directora? Pues Sumire ha tenido una idea y creo que podríamos discutirla.
- La verdad - dijo la aludida - Es que la idea me la dieron Momota y Yuri.
- Como os habréis dando cuenta - continuó Akane - Sumire ha estado haciendo fotos de nosotros, en los ensayos.
- ¡Y menudas fotos! - recalcó Momoka.
- Sumire, ¿las has traído? - preguntó Akira, Sumire asintió con la cabeza - ¿Puedes pasarlas para que las vean?
- ¿Queréis vender las fotos de Sumire? ¿Fotos con nuestras caras? - interrogó Genki.
- Al principio lo pensamos - contestó Akane - Pero Akira y yo nos hemos planteado otra cosa, habla tú hombre, que solo hablo yo.
El chico frunció el ceño, no le hacía ninguna tener que dar explicaciones.
- ¡Parecéis un matrimonio de viejos! - dijo burlón Nowaki.
- Dios que pesada eres… Hemos hablado de hacer una exposición durante la semana cultural para promocionar un futuro club de fotografía y… mira, sigue tú que te explicas muy bien.
- ¡Tú si que eres pesado!
- ¿Veis? Un matrimonio de viejos…
- Habíamos pensado que, a parte de las fotos que quisiese la artista hacer, se podrían poner unas a modo de golosina, me explico, la idea es hacer dos exposiciones, una, la que ya hemos dicho y otra con fotos más "sugerentes", por las que cobraríamos una entrada.
- ¿Cuándo dices "sugerente" a que te refieres exactamente? - preguntó Karura.
- Principalmente a los chicos, sobretodo algunos chicos.
- No ten entiendo Akane ¿Qué tenemos que hacer los chicos? - interrogó Nowaki,
- Nada, dejar que Sumire os fotografíe… bien guapos.
- ¿Desnudos? - casi gritó Genki.
- ¡No! Solo que se os vea atractivos.
- ¿Quieres utilizarnos como objetos? - intervino Hizashi.
- Espera que no piense… si.
- Akira ¿cómo permites esto? - chilló Nowaki.
- Las chicas mandan, solo seguimos las ley de la demanda.
- ¿Qué demanda?
- ¡Eh, so listo! - gruñó Momota - ¿Durante cuanto tiempo hemos sido objeto las mujeres? ¡No me vengáis ahora haciéndoos las víctimas!
- Eso, eso - añadió Yuri - Nosotras también queremos recrearnos la vista.
- ¿Y fotos de las chicas no habrá? - preguntó ahora Kenshi.
- Claro - añadió Karasu - También debería haber fotos vuestras ¿no queréis igualdad? Pues la igualdad es eso.
- Yo no he dicho que no haya fotos de las chicas - contestó Akane - solo que principalmente, digamos el plato fuerte, el cebo, seréis…
- Yo puede hacer fotos de quien sea - interrumpió Sumire.
- Un momento - intervino Inari - Vale, vamos a tranquilizarnos un poco. Sumire ¿Qué entiendes tú por fotos artísticas?
- Yo no voy a fotografiar desnudos, lo prometo, ni tampoco fotos guarras.
- Solo serían fotos - habló Akane - en las que se vieran lo atractivos que pueden ser algunos… En fin, todos sabemos que se ha puesto de moda perseguir a algunos chicos para hacerles fotos con el móvil, fotos que luego son horrendas, por cierto, nosotros pues, por ejemplo Kohaku, que es bastante popular, pues Sumire le retrata para que las locas le vieran bien y se lo dijeran a otras locas que fuesen capaz de pagar por verla…
- Pero no hay que desnudarse ¿no? - insistió Genki.
- No, no hay que desnudarse, prometo que Sumire no fotografiará nada que no queráis enseñar.
- Perdonad que interrumpa - dijo Kohaku - Creo que el tema de la exposición está bien, puede tener gancho pero el de las chicas me preocupa. N me gustaría ver a los babosos viendo ciertas fotos de mi hermana.
- Eso lo discutiremos en privado - habló Karura.
- De cualquier manera - habló Inari - Deberíais comentárselo a la directora.
- ¿Te parece normal que nos exhiban, profesor? - replicó Kenshi.
- Ayudareis a Sumire a promocionar el club de fotografía y podréis devolver un poco del préstamo, no veo nada malo siempre y cuando se respeten unas normas éticas.
- Bueno, de momento solo es una idea - aclaró Akira - Nosotros lo planteamos y solo os pedimos que lo penséis. Además Suo tiene otra sugerencia, Suo, cuéntalo tú.
Suo se acercó a ellos llevando una gran carpeta de dibujo.
- Veréis, cuando vi las fotos de Sumire se me ocurrió. Le pedí esta foto - mostró la foto de Akane y Akira en plena representación de su escena amorosa improvisada para que me dejara dibujarla, el resultado es… este.
Suo sacó un papel grande, tamaño A3 con un dibujo al carboncillo. En él había dibujada una escena parecida a la de la fotografía, salvo por varias diferencias, entre ellas, los dos protagonistas, con los ojos cerrados tenían los labios a escasos milímetros uno del otro.
- ¡Que bonita te ha quedado! - exclamó entusiasmada Sumire.
- Como veis me he copiado en casi todo de la foto, les he puesto un fondo, he imaginado como sería Akira con el pelo suelto, he cambiado los trajes por otros de aire más romántico, también he "peinado" a Akane de otra forma, le he quitado las gafas, les he cerrado los ojos con lo cual la imagen ha perdido algo de intensidad pero creo que al relajar la expresión, sobretodo de Akane y los músculos del cuello de Akira, que estaban muy tensados, bueno, creo que he podido representar algo de ternura.
- Ternura no Suo - habló Jisei - es magia.
- ¿Cómo has hecho algo tan increíble? - exclamó Yuri.
- La foto era buena.
- Tío, es fantástica - hablaba Karasu - ¿Y puedes hacer esto con cualquier foto?
- Bueno yo, traté de volver a dibujarla, esta vez cambiando a los protagonistas… Sumire espero que no te enfades.
Sacó un folio con la misma escena pero cambiando a los protagonistas con Sumire y él mismo.
- Es lo único que se me ocurrió.
- ¡Ya estamos! - gruñó Karasu - ¡Mira que gracioso! ¡Menudo morro te gastas, listo!
- O sea - añadió Kamui - Que puedes hacerlo con cualquiera.
Suo sonrió.
- Entonces - habló Hizashi - Si no entiendo mal lo que queréis decir es que Suo podría pasar las fotos de Sumire a dibujo cambiando las caras y variando algo la escena no?
- Si, básicamente - contestó Akane.
- No me gustaría que me pusieran en un dibujo con una desconocida - comentó Kamui.
- No, no sería eso… es una actividad que ha propuesto Suo también para la semana cultural, se ofrece a hacer dibujos de fotografías y creemos que podría funcionar.
- ¡Ah, que susto! - respiró aliviado Nowaki.
- Como sea, a él se le ha ocurrido algo… deberíais vosotros también pensar que habilidades tenéis y si se pueden aprovechar.
Inari decidió dejarles unos minutos para que comentaran entre ellos todas esas propuestas.

De vuelta a casa, Kyojin y Akira se separaron del grupo, Kyojin tenía que hablar con Akira, le debía una explicación y no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Se sentaron en un banco del parque, Akira dirigió su mirada al cielo.
- ¿No me lo vas a preguntar, Kyojin? - dijo con cierta dejadez.
- Debería estar muy molesto contigo.
- No seas exagerado.
- Somos amigos Akira, amigos de toda la vida, tú sabes todo de mí ¿Por qué no confías en mí?
- Yo si confío en ti.
- Entonces ¿Por qué no sabía que habían salido con una chica desconocida?
- No es una desconocida… era Akane y ya te lo imaginabas ¿A que sí?
- Me lo imaginaba pero no por lo que tú me hayas dicho… Akira ¿desde cuando tienes secretos conmigo?
- Pareces una mujer ¿lo sabías?
- Me resulta raro descubrir que tienes una vida "secreta"
- Peor aún… pareces mi novia… chico, relájate. Hay poco que contar: yo no le interesaba, punto, supongo que era un soso.
- ¿Cómo es que te gustaba Akane y no me dijiste nada?
- Porque… - sacó el paquete de cigarrillos - Porque no fue así como a ti, que viste a Ryuko y sentiste un flechazo, yo… yo no se como fue… fue algo lento, ni yo me daba cuenta… nos hicimos amigos de ellas y… no se… fuimos conociéndolas, haciéndonos sus amigos y poco a poco… cuando me quise dar cuenta estaba llenando todo mi pensamiento, descubrí que me gustaba estar a su lado, como me miraba, hasta me gustaba que discutiera conmigo, es más, me encantaba verla cuando no sabía como contestarme o se picaba porque yo me metía con las mujeres - lentamente se llevó un cigarro a los labios - De veras que no me di cuenta Kyojin, no lo hice por no tener confianza en ti, es que no me dí cuenta. Además estaba Shibi, yo sabía que a él le gustaba y eran tan amigos… todo el mundo daba por hecho que terminarían saliendo juntos, así que ni me planteé el que ella me gustase - encendió el cigarro y aspiró fuertemente.
- Pero te gustaba ¿no? Al final, tuviste que reconocerlo.
- Un día ella vino y me dijo que yo le gustaba - un débil sonrisa amarga se formó en sus labios - Entonces caí como un tonto… me dejé llevar por esa dulce sensación… empecé a esperarla cuando iba al periódico y la acompañaba a casa… ella venía al club de ajedrez y luego regresábamos juntos dando un paseo largo y lento… yo me comportaba como un verdadero tonto… un tonto enamorado. La verdad, pasamos muchos ratos juntos y… descubrimos muchas cosas, al menos yo, para mí todo era nuevo y maravilloso, estaba muy ilusionado. Un día le dije que no podía seguir así, que necesitaba que el mundo lo supiese y le pedí que saliese conmigo… y ella dijo que si… el resto, ya lo conoces.
- Pero no lo entiendo Akira, no lo entiendo ¿Le pediste salir a Akane y luego aceptaste una cita con Karura? Eso no es normal en ti.
- Déjalo Kyojin, no puedo justificarme… no quiero hablar de ese tema. Ahora solo siento el daño que la hice… tanto tiempo preguntándome por qué me odiaba tanto… siempre pensé que al final decidió que Shibi le interesaba más que yo y no era eso…
- ¿Por qué no me lo contaste?
- Porque se lo que te gusta Ryuko y yo no quería que por mi culpa… pensé que seguramente os afectaría, que a lo mejor discutíais… no lo sé, no lo pensé… no podía pensar con claridad, pero ya que ella actuaba como si no hubiese pasado nada pues… pensé que podría comportarme como ella y fingir que nunca pasó… pero no pude… lo intenté pero… Entonces decidí hacerlo a mi manera, decidí que nuestra amistad era muy importante y que la recuperaría… fue mi mayor error, porque empecé de nuevo desde cero, nuestra amistad debía empezar desde cero y empezando desde cero…
- Te volviste a enamorar.
- No… es otra cosa, un sentimiento íntimo y profundo… no es lo mismo, es… otra cosa ¿sabes lo más gracioso? Que no puedo evitar meterme con ella y enfadarla porque al menos así no me ignora, mientras me grita y me lanza cosas he conseguido que no me ignore ¿no es patético?
Akira miró a Kyojin y éste casi se asustó al ver a su amigo mirarle con los ojos enrojecidos y llenos de desesperación.
- Tranquilo Akira, no voy a discutir con Ryuko por vosotros, ya nos conocemos lo suficiente como para que no nos influyan esas cosas. Tú eres mi amigo y ella lo sabe, Akane es su amiga y yo lo sé pero es vuestra vida, eso sí, deberías ser más sincero conmigo porque eres mi amigo, mi mejor amigo y me duele verte sufrir.
- La hice daño Kyojin, la hice daño ¿Por qué fui tan… imbécil? ¿Por qué no me di cuenta de nada? Ella me odia y yo… necesito que me perdone, necesito ganarme otra vez su confianza, se que su amor no lo tendré nunca pero necesito su amistad, si tan solo me quisiera escuchar pero es tan… testaruda.
Kyojin sintió pena por su amigo, no recordaba haberle visto nunca tan abatido ni con aquella expresión tan triste, debía ser que todo lo sucedido le importaba más de lo que decía. De acuerdo, lo tenía decidido, Akira siempre estaba a su lado, apoyándole, gracias a él nunca se había sentido solo y soportaba las burlas y los menosprecios, ahora le tocaba a él estar al lado de su amigo, apoyarle y ayudarle, no sabía como pero él no le ayudaría.

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