domingo, 21 de marzo de 2010

18. Acción y reacción

Akira bostezó estirándose, luego flexionó su cuello varias veces y volvió a colocarse en su posición favorita: apoyando los brazos y la cabeza sobre su pupitre. Era muy temprano.
A pesar de la hora tan temprana, Kyojin ya estaba comiendo un aperitivo. Más atrás, Suo dibujaba en silencio. No había nadie más en clase.
La puerta se abrió ruidosamente.
- Lo siento Suo - dijo Jisei entrando - ¿Llego muy tarde?
- Ya he limpiado yo - contestó el chico sin inmutarse.
- ¿Ya? Pero...
- No te preocupes no llegas tarde - sonrió - yo llegué demasiado pronto, además Kyojin me ha ayudado.
- ¿Qué hacéis vosotros dos aquí tan temprano? - preguntó mirando a Kyojin y su, al parecer, dormido compañero.
Ryuko y Akane entraban por la puerta.
- Akira quería llegar antes que Yuri - contestó Kyojin.
- ¿Antes que…? ¡Anda es verdad! Es que con el jaleo de Akane no os lo he contado.
- Hola Ryuko - Kyojin la sonrió abiertamente - ¿Has dormido bien?
- Hola Kyojin ¿Cómo estás? - contestó la aludida - Buenos días Suo.
- Buenos días Akane - se oyó hablar perezosamente al chico que dormitaba cuando sintió a su
compañera pasar al lado de su mesa - Hoy estás extrañamente silenciosa.
- Buenos días a todos - saludó ésta.
- ¿Cómo sabía que era Akane? - preguntó Ryuko - si está dormido.
- La reconocerá por el olor - comentó Jisei con cierto soniquete y se echó a reír.
- ¡No me hables de olores! - gruñó Akane.
- Bueno ¿Y que pasa con Yuri? - interrogó Ryuko.
- ¡Ah! Pues por lo visto fue cuando salisteis de la exposición, cuando nosotras nos acercamos para hablar contigo, así que no lo vimos, solo vimos "los daños colaterales".
- ¡Hombre! - exclamó de repente Kyojin - ¡Buenos días Kamui!
Todos menos Akira, que seguía dormitando, miraron hacia la puerta, allí quieto, mirando seriamente a Akane, estaba el mencionado.
- Perdón - se oyó detrás de él - ¿Nos dejas pasar?
Sumire asomó la cabeza.
- ¡Ya hemos llegado! - dijo alegremente.
Kamui se movió dejando pasar a Sumire y a Karasu.
- ¡Pues ya habéis tardado! - se quejó Jisei - Se supone que veníais en moto.
- Es que hemos llegado tan pronto que Karasu me ha estado enseñando los trofeos.
- ¿Qué trofeos? - Jisei le miró de reojo.
- Los de abajo bruja, no seas mal pensada - respondió algo burlón Karasu.
Kamui seguía allí, quieto.
- Jo Kamui - le dijo Sumire - que ojeras más horribles tienes ¿Has dormido mal?
Akane por su parte trataba de actuar con naturalidad, colocando sus cosas.
- Te noto algo raro Akane - habló Karasu.
- Son las gafas - respondió la chica - éstas son unas viejas, no encuentro las de siempre.
Kamui dejó su cartera en el suelo, dio unos pasos y cuando estaba entre las mesas de Kyojin y Akira, frente a Akane, se arrodilló y pegó prácticamente la frente en el suelo.
- Perdóname Kumoyuki, lo lamento mucho.
- ¡Kamui! - gritó Sumire - ¿Pero que haces?
Todas las miradas se dirigieron a Kamui asombradas,
- Kamui levanta por favor - dijo Akane algo apurada.
- Lo siento, se que no hay nada que pueda justificarme.
Akira levantó la cabeza y miró a Kamui arrodillado a su lado en la típica postura de pedir perdón, luego miró a Akane.
- ¿Te ha dejado embarazada?
- Kamui levanta - repitió Akane bastante molesta - No fue culpa tuya, luego te lo explico.
- Kamui - Jisei de agachó cerca de él - Que tú no eres responsable, de veras.
- Venga, está a punto de llegar gente - insistió Akane.
- No seas crío - continuaba Jisei - que no es para tanto.
- ¿Qué pasa? - la voz seria de Hizashi sorprendió a todos.
- ¡Ka... Kamui! - exclamó Himeko llevándose las manos a la boca - ¿Qué te pasa?
- Me da igual que lo sepa todo el mundo, me lo merezco.
- Kamui no seas testarudo - añadió Akane - Momoka está a punto de venir.
- Himeko - ordenó Hizashi - ve a ver si vienen.
- Si.... Voy.
- Y tú, Kaguya, sea lo que sea, recupera la compostura, no creo que humillarte sea la solución.
Kamui se incorporó, volvió a mirar a Akane, recogió su cartera y se dirigió a su asiento.
- Akane, acércate por favor - dijo severamente Hizashi.
Akane suspiró y se acercó a él ¿por qué lo hacía? Por no aguantar su charla.
- ¿Esto tiene una explicación lógica?
- ¿Tengo que dártela a ti?
- Como delegado de la clase soy responsable del buen funcionamiento y esta clase de espectáculos...
- Vale, vale, con tal de no oírte... mira - Akane se desabrochó un par de botones de su blusa y se la retiró, mostrándole las marcas en su cuello.
Hizashi no pareció reaccionar, se limitó a mirar a Kamui y desapareció por la puerta. Al girarse para volver a su sitio, Akane se encontró con Akira.
- Enséñame eso - dijo el chico a la vez que con dos dedos retiraba la camisa del cuello de su compañera - ¡Ostras! ¿Tú con quien has salido? ¿Con Drácula?
- ¡Vale ya! ¿Y a ti que te ha pasado en los morros? - preguntó al observar el labio hinchado y herido de Akira.
- ¿A mí? No te preocupes, pronto lo sabrás, pero vamos tiene que ver con salvarle el cuello al Kaguya.
- ¿Tú también quieres verlo? - preguntó Akane a Kyojin.
- Yo si - dijo Karasu acercándose.
- Vale, tu mismo.
- ¡Madre! ¡Que marca más buena! ¿Esto ha sido consentido?
- ¿Cómo va a ser consentido, bruto? - gritó Jisei,
- A algunas chicas les gusta.
- Si fuese consentido, animal, no pediría perdón Kamui.
- ¿Ah, pero era por eso? Te la querías comer ¿Eh, granuja?
- Literalmente - añadió Suo, que aunque estaba todavía sentado en su sitio, se imaginaba lo que había pasado.
- Vaya - continuó Karasu - quien hubiese pensado que al Kaguya le va lo salvaje...
- Karasu cierra esa boquita - advirtió Jisei.
- Es por culpa del perfume de Jisei - aclaró muy contenta Sumire - era afrodisíaco.
- ¿Tienes un perfume afrodisíaco? - preguntó Karasu.
- No es mi culpa... se suponía que no tenía que echarse, pero no, ella no, ella lo tiene que tocar todo.
- ¡No haberlo sacado!
- ¿Te echaste un perfume afrodisíaco? - interrogó Akira - ¿Eso existe?
- Vaya - respondió Sumire - ¡Que se lo digan a Kamui!
- ¿Qué pasa? - exclamó Akane - Olía bien, a jazmín ¿Cómo me iba a imaginar que eso funcionaba?
- ¿Y que tiene ese potingue? - insistió Akira.
- Es esencia de jazmín y... otras cosas, en fin, cosas que atraen a los de distinto sexo, es una esencia que penetra en la piel y... pues eso, que resumiendo, digamos que potencia las feromonas.
- Vale, lo que sea ¿Y eso funciona?
- Cuanto más tiempo pasa mejor, más se mezcla con... vamos que los efectos se notan más pasadas una horas.
- Jisei ¿Te he dicho alguna vez lo maravillosas que me parecen tus pócimas? - Karasu se acercó a la chica y la sujetó la mano.
- Karasu suéltame, no te voy a dar el perfume.
- Anda un poquito, seguro que con poco basta.
- En teoría solo una gotita para los dos lóbulos sería suficiente.
- Pero Akane seguro que se empapó bien los dedos ¿A qué sí? - apostilló Akira.
- Si, y me eché unas gotas en las muñeca ¿Qué pasa?
- ¡Akane, por dios! - exclamó Jisei - ¿Cómo eres tan bruta? No me extraña que te quisieran comer, lo extraño es que aún estés entera.
- ¡Pues haberlo dicho!
- ¡Pero si no me dejaste!
- ¡Jisei, amiga mía! - insistía Karasu.
- Suelta Karasu, no te lo voy a dar, ni vender.
- Ten piedad de mí, que ya he cumplido 19 años y no me como una rosca, que un día de estos exploto...
Kamui había sacado un objeto alargado de su cartera, se levantó y lentamente se acercó a la mesa de Akane, sin mirarla puso el objeto encima y se marchó. Akane lo abrió imaginándose lo que había dentro.
- ¡Mis gafas! ¡Mis gafitas! ¡Menos mal que volvéis con mamá!
Observó que estaban limpias, se quitó las que llevaba y se las colocó.
- Gracias Kamui, sin ellas estoy perdida, menos mal que te has acordado.
Al cerrar la funda donde habían estado, vio que allí había algo más. Era una pulsera que parecía de plata con cuentas de color turquesa.
- ¡Ala, que bonita! - exclamó Sumire que no perdía detalle de lo que pasaba! - Son del color de tus ojos Akane.
Akane la cogió, cerró la funda, se levantó y se acercó a Kamui, puso la caja encima de su mesa.
- Esto es tuyo y por cierto... abróchamela tú - le dijo mostrándole la pulsera.
Sin levantar la vista hacia Akane, Kamui cogió la pulsera, se la puso alrededor de la muñeca y la abrochó.
- Siento romper éste momento tan emotivo - dijo Akira con cierto sarcasmo - pero ¿El Kamizuru sabe lo del mordisco?
- Uy, no, no hemos hablado con él - contestó Ryuko.
- Ya, pues espero que no hayas desayunado mucho, Kayuya.
- Ya hablaré yo con él y se lo explicaré - dijo Akane.
- Aún así, que dios te pille confesado - insistió Akira y dicho eso volvió a su postura favorita.
Nowaki entró como una exhalación.
- ¡Akira! - gritó parándose delante de él y golpeando la mesa.
- ¡Dios Nowaki, no grites tanto! - se quejó el aludido.
Akira introdujo su meñique en un oído como queriéndose quitar ese maldito grito.
- ¿Qué has hecho? - volvió a gritar Nowaki.
- ¿Qué?
- ¿Qué va diciendo Yuri por ahí que le hiciste ayer?
- No lo sé, Yuri es muy exagerada ¿Qué va diciendo? - contestó con cara de aburrimiento.
- ¿Es verdad que te abalanzaste a besarla?
- Hombre - respondía con su habitual tono sin interés - tanto como abalanzarme no diría yo, pero si, al menos intenté besarla ¿algún problema?
- ¿Akira pero que te pasa? ¿Estás enfermo?
- No, solo se me ocurrió, así de golpe.
- Eso es lo que queríamos contaros - aclaró Jisei a Ryuko y a Akane.
- ¡Akira! - dijo tajante Nowaki volviendo a golpear la mesa - Tú tienes un problema ¡vaya que sí!
- ¿Yo tengo un problema?
Nowaki le agarró del cuello de la camisa.
- ¿Pero como te has atrevido?
- ¡Nowaki que me ahogas!
Nowaki aflojó sus manos y acercó su cara a la de su amigo.
- ¿Tienes algún problema? ¡Deberías habérmelo dicho!
- ¿Tú me vas a solucionar los problemas?
- Algo te pasa, eso no es normal en ti.
- Bueno, solo era un beso, "tampoco me la he querido comer", ni nada de eso.
- ¡Shikamoto! - la voz de Hizashi sonó firme al entrar - ¿Es que no puedes controlar tus impulsos?
- Vale... el que faltaba.
- ¡Aki! ¿Cómo te has atrevido? - se quejaba Himeko.
- ¡Ala ya está! Por favor ¿Qué va contando Yuri por ahí?
Los siguientes en entrar fueron Kenshi, Xu-Xu y Shibi. Kenshi, por supuesto también acudió a interrogarle.
- Shibi ¿No les has dicho nada? - preguntó quejándose Akira.
- Eso es cosa tuya, genio - contestó el aludido.
- Pero tú eres mi único testigo.
- También está Momoka.
- He dicho "mi" testigo... ahhhhh, que difícil es todo...
- Hola Aki - dijo Yuri triunfante al entrar - ¿Te has calmado ya?
Momoka plantó una pequeña cajita con un golpe seco delante de Akira.
- Toma, te cicatrizará más rápido.
Para desesperación de Akira, Genki entró corriendo.
- ¡Akira! ¡Los de primero están formado un club en tu honor!
- ¿Qué? - gritó Yuri - ¿En honor de quien?
- De Akira, macho, te están convirtiendo en un héroe.
Akane se acercó a Shibi.
- Hola Shibi.
- Hola Akane ¿Qué tal?
- Quería contarte algo antes de que otro te lo diga?
- ¿Qué ha pasado?
- Nada malo, no te mosquees ¿vale?
- Eso no me da ninguna tranquilidad.
- Verás... - Akane comenzó su explicación, despacio, quitando importancia a cualquier cosa que no fuera lo educado que fue Kamui y lo horrible que debía ser el perfume que se había echado, hasta que llegó a la despedida. Shibi no habló, había escuchado atentamente a su amiga - ... y ya está, solo es una anécdota - terminaba.
Shibi siguió sin hablar.
- Vale pues, ya ves, me voy a mi asiento ¿vale?
Al sentarse Ryuko se le acercó.
- ¿Cómo se lo ha tomado?
- No sé, ya sabes como es Shibi, nunca se sabe lo que piensa, espero que no lo exagere todo.
Había un gran revuelo en la clase, un grupo interrogaba a Akira, al que ahora se había unido Karura.
- Pero cielo - le decía - si te encontrabas falto de cariño ¿por qué no me llamaste?
- ¿A ti, coletitas? - gritaba Yuri - Para eso ya tenía una amiga, a mí.
Karasu atosigando a Jisei con el tema del perfume. Momoka, preocupadísima por la mala cara que ofrecía su Kamui y empeñada en llevarle a la enfermería... Hizashi ya no podía más.
- ¡Vale ya! Callaos un poco, somos la vergüenza del pabellón. A ver, Shikamoto, ven aquí.
- Bueno, ahora este - suspiró Akira levantándose con verdadero esfuerzo y acercándose a él y sentándose encima de la mesa del profesor - Me encanta cuando te pones tan serio.
- Dí lo que tengas que decir y que se callen los demás.
Akira le miró de reojo, se suponía que debía dar una explicación de su comportamiento, eso es lo que esperaba el delegado, que se justificara o algo... bueno, a lo mejor así le dejaba en paz, si no lo mismo le perseguía todo el día advirtiéndole que no comportarse adecuadamente le conduciría al infierno.
- Bien, pues, a ver, ya que hay tanta curiosidad y a ver si me dejáis en paz... Ayer vi a Yuri y... me dio un calentón, la cosa es esa, Yuri llevaba una de esas minifaldas que se pone y esos tops y yo... pues eso, me dio un calentón y la besé y ya que la besaba lo hice con ganas ¿Vale?.
- ¿Te dio un calentón? - gritó Genki.
- Si ¿Qué pasa? ¿No puede darme un calentón? A ver, que soy humano, que tengo 17 años, que mis hormonas se han apoderado de mí cerebro, que a cualquiera nos puede pasar, "hasta al Kaguya ¿a que sí?" Pues eso, ya está "¿Tengo que pedir perdón de rodillas?"
Bajó de la mesa, Karasu se había acercado rápidamente y le abrazó palmeándole la espalda.
- Tío - le dijo mirándole con emoción - cuando te conocí pensé que eras un don nadie, pero ahora veo que eres un monstruo, tío - y volvió a abrazarle dándole palmadas - Y sin perfumes... ¡maestro!
- Vale, vale, pero que corra el aire...
El tono de las conversaciones bajó bastante.
Akira se sentó en su sitió y Kenshi fue el que ahora se plantó frente a él mirándole fijamente.
- ¿Qué?
- A mi no engañas, no fue por Yuri.
- ¿A no?
- No te dio un calentón por Yuri, fue Akane ¿A que sí? Te ponías malo de verla y no poder
acercarte y cuando se marchó, zas, viste a Yuri y claro... de la rabia... ¿a que sí?
Akira levantó un dedo para contestarle pero se detuvo y cambió de idea.
- Lo las clavado - dijo después de unos segundos - Eso es - golpeó la mesa con el dedo - Eso es, así fue.
Kenshi sonrió con gran satisfacción.
- Lo sabía, lo sabía, si es que no se me escapa una.
- Eres un fiera.
Triunfante se marchó, Kyojin miró a Akira.
- Que simple es este chico - comentó Akira.
El timbre e la clase sonó y momentos después la profesora Nanao entraba en el aula.
- Buenos días pequeños delincuentes.
La clase le respondió.
- Hombre Shikamoto, espero algún día dejar de oír hablar de ti en los pasillos.
Akira chasqueó la lengua, pues si que se presentaba bien el día...
Y llegó la hora del almuerzo. Kamui recogía su mesa tranquilamente. Les dijo a Nowaki y Momoka que fueran bajando ellos, que él tenía algo que hacer.
Karasu se acercaba a preguntar a Sumire si quería que la ayudase a bajar, era Jisei la que contestaba que no, comerían en clase.
Kamui miraba a Shibi. Antes, durante un cambio de clase, éste se había acercado y le había dicho "antes de ir a comer, espérame que quiero decirte algo, serán unos segundos". Así que allí estaba, esperando a que los demás saliesen, por lo menos Shibi parecía esperar eso, suponía que querría decirle algo sobre lo pasado con Akane. Mientras, se acercó a Hizashi.
- Hizashi, te puedo pedir un favor.
Hizashi le miró, era extraño ver a Kamui pidiendo favores.
- No te preocupes - le contestó fríamente - Momoka no sabrá por mí lo que ha pasado y por Himeko menos aún.
- ¡Suo! - gritaba Kyojin - ¿Te quedas con nosotros?
- ¿Hoy tampoco bajáis?
- No está el horno para bollos...
Jisei miraba a Shibi sentado todavía en su sitio, mirando a no se sabía donde, quizás a Kamui.
- Esto... ahora vengo - dijo levantándose de pronto.
- ¿Dónde vas? - preguntaba Sumire.
- A pedir una fregona, tú tranquila.
Sumire la vio marcharse con la boca abierta.
- ¿Dónde va? - preguntó Ryuko
- Dice que a por una fregona... y se va corriendo y todo.
Por fin Shibi se levantó. En el aula solo quedaban él, Kamui, Suo, Kyojin, Akira, Akane, Ryuko y Sumire.
- Akane ¿qué pasa? - preguntó Ryuko al ver que miraba continuamente a Shibi.
- Esto no pinta bien.
Kamui se acercó a Shibi.
- Dime.
Shibi dio un paso para pegar su hombro derecho al de Kamui, enfrente de él, acercó sus labios al oído del otro y habló en voz baja.
- Verás... solo te voy a decir una cosa: como vuelvas a hacerla daño, de cualquier forma, te quedas sin huevos.
Fue lo último que oyó Kamui antes de sentir como el puño de su compañero se clavaba en la boca de sus estómago con una fuerza que, desde luego, no esperaba.
- ¡Shibi! - gritó Akane.
Kamui se llevó las manos al estómago mientras las piernas se le doblaban arrastrándole al suelo. El dolor era insoportable y la falta de respiración, aún peor.
Shibi se fue sin hacer ningún otro gesto. En la puerta se cruzó con Jisei que entraba llevando un cubo y una fregona.
Sumire y Ryuko no daban crédito a lo que habían visto. Akane y Kyojin se acercaron a Kamui que comenzó a toser estrepitosamente mientras intentaba respirar con la boca abierta. Akira se colocó a su espalda y le dio unos golpes.
- Vamos, escúpelo, te sentirás mejor.
Kamui comenzó a expulsar un líquido por la boca.
- Desde luego, ya lo veía venir - refunfuñó Jisei - ese aura no era nada buena.
- ¿Ya? - Akira le masajeaba la espalda - Te advertí sobre el Kamizuru ¿no?
Suo le ofreció su brazo para levantarse, este lo hizo pero continuó doblado sobre si mismo. También le ofreció un pañuelo de papel. Kamui lo cogió y se limpió los labios.
- ¿Te encuentras mejor?
- ¡Para que luego digan que Kohaku da miedo! - comentó Kyojin.
- ¿Y tú como lo sabías, Aki? - preguntó curiosa Sumire.
- Ya he probado yo el gancho de ese, que se te sale el alma por la boca.
- ¿Y tú Jisei? ¿Sabías que iba a vomitar?
- Vi a Akira echar el alma por la boca. Anda, dejarme.
- Lo siento Kamui - dijo Akane - Quizás debía haberte advertido.
- Déjalo - Kamui a penas si podía hablar, intentó incorporarse, la boca del estómago le dolía terriblemente - Si me lo merezco.
- ¿Te acompaño? - se ofreció Suo.
- No, puedo solo. Vuestro amigo es un bruto - se quejó.
- ¿A ti te ha pegado Shibi ? - interrogó de pronto Kyojin a Akira.
- Es una historia muy larga y liosa, déjalo.
- ¿Cuándo te ha pegado? - insistió.
- No quiero recordarlo, es muy humillante.
- Tú también le diste a él - intervino Jisei mientras limpiaba - De echo, fuiste tú el que empezó.
Kamui se dirigía torpemente hacia la puerta.
- ¿De veras no quieres que te acompañe? - repetía Suo.
- No, estaré bien.
- ¡Animo! Ya pasó lo peor - le dijo con cierta ironía Akira mientras se marchaba.
- Bueno, esto ya está - dijo Jisei .- voy a devolver la fregona, anda Akane busca el ambientador que vamos a comer y da cosa ¿no?
- Ryuko - le susurró Sumire en voz muy baja - ¿Por qué se ha puesto así Shibi? ¿Es que está enamorado de Akane?
- No, no. No es eso. Es que cuando éramos pequeños Akane... Akane tuvo un problemilla que no viene a cuento... pero no la pudimos ayudar y Shibi prometió que nunca más la abandonaría.
Sumire la miró con cara de no entender nada.
- Que es muy protector con ella - aclaró Ryuko - Desde siempre.
- ¡Ah! ¡Qué bonito! ¡Una amistad inquebrantable! ¡Pero que bonito!
- A todo esto - hablaba mientras tanto Akane - ¿Qué te pasó en el labio, ciervito?
- Ah... pues... un error de cálculo - respondió sonriendo Akira.
- ¿Qué cálculo?
- Que no calculé que Momoka estaba al lado de Yuri.
- ¿Fue Momoka quien te hizo eso?
- Y perdí el equilibrio y tiré la silla, me caí y la mesa conmigo, fue todo muy... pintoresco. Tengo el orgullo herido y mi honorable coxis, por si os interesa.
- ¿Y por qué besaste a Yuri?
- ¿Quieres saberlo de verdad?
- Si.
- Pues porque quise evitarle a Momoka el disgusto de ver a Kamui contigo, pensé que ya había llorado demasiado, no es agradable ver a la persona que te gusta con otra... te aseguro que no se siente nada bonito.

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