sábado, 13 de marzo de 2010

17. El instinto que no pudo controlar

Cuando terminaron el helado, pasearon hasta las barcas, allí Kamui alquiló una.
- ¿Te molesta remar? - le preguntó Akane.
- No
- Si quieres me dejas a mí.
- ¿Tu podrás?
- Seguro que no pero fijo que nos reímos un montón.
- Tú disfruta del paseo, Cenicienta.
- Que pena que el hechizo se acabe pronto...
- Será porque tú quieras, recuerda que el príncipe buscó como un loco a Cenicienta.
- Si, lástima que tú seas el príncipe de Blancanieves.
- ¿Ah, no soy tu príncipe?
- Tu princesa espera que la despiertes de su hechizo.
Kamui dejó de remar.
- Blancanieves ya tiene otro príncipe.
- Ya, pero quizás no es el que ella espera. Mira Kamui, lo que tú estás haciendo es muy bonito pero muy inútil. A ti te gusta Momoka y no lo vas a negar, yo también te he observado, no te voy a decir que sea amor pero si la tienes mucho afecto y te gusta; el problema es que sabes que Nowaki está loquito por ella y es tu mejor amigo, le debes mucho y no quieres hacerle más daño, así que has decidido que Momoka debe ser para él, porque a tu juicio él se la merece pero ¿Qué pasa con Momoka? Ella no es una cesta de frutas para regalar a un amigo, es una persona ¿No crees que tiene derecho a elegir?
- A Momoka también le gusta Nowaki, lo he notado.
- Puede que sí, o puede que no, o puede que en realidad esté ofuscada y no le gustéis ninguno, pero ella tiene el derecho de elegir, aunque se equivoque, aunque tú tuvieras razón y Nowaki fuese mejor para ella, ella es la que debe tomar esa decisión. No debería preocuparte hacer daño a Nowaki, él sabe lo que siente Momoka y sabe que se arriesga a perder, pero fíjate, aunque tiene todas las de perder no se rinde, tal y como es Nowaki, si Momoka te elige a ti se alegrará por vosotros, porque sois muy importantes para él y quiere veros felices y tú deberías hacer lo mismo, no rendirte ¿Por qué no hablas con Momoka y le cuentas lo que sientes?
- No lo sé.
- Piensa que ella no puede decidir si no sabe lo que tú sientes por ella.
- Es que ya no sé lo que siento.
Kamui parecía realmente abatido.
- No sé si me gusta realmente, si estoy enamorado de ella o solo es amistad, o la costumbre de verla siempre a mi lado. Sé que es una persona importante para mí, a la que no quiero hacer más de llorar, pero es que Nowaki es también muy importante. Si te digo la verdad, para mí es más importante que ella, él... yo le debo todo, si tengo que elegir entre ellos, Nowaki tiene las de ganar ¿Crees que es normal?
- Si. Para mí mis amigos son más importantes que cualquier aventura, de momento claro, supongo que cuando me enamore en un futuro, esa persona pasará a ser lo más importante, claro que será también mi amigo, seguro.
- Los sentimientos duelen, de eso me he dado cuenta ahora. Viví mejor sin tener apego por nadie.
- Sigo diciendo que deberías hablar con ella, así a lo mejor te aclaras y si no estás enamorado evitarás que siga haciéndose ilusiones, si no, luego el palo será mayor.
- A ti te cae bien Momoka ¿verdad?
- Es una buena chica. La tengo envidia porque tiene el pelo bonito y los ojos verdes y es lista pero si, me cae bien. Al fin y al cabo es una chica, las chicas debemos apoyarnos.
- ¿Y si me he enamorado de otra persona? ¿Y sí pienso que otra persona está empezando a ocupar mis pensamientos?
- Pues deberías ser honesto con Momoka, ella no se merece que la engañen.
- ¿Y si fueses tú la persona que está sustituyendo a Momoka en mi mente?
- Mira Kamui, te voy a decir una cosa: no juegues conmigo. Déjame hablar, por favor, déjame hablar, luego me respondes si quieres, pero déjame decirte algo: no me utilices, no me utilices para olvidar a Momoka, eso no es el camino, porque yo también soy un ser humano y me harías daño; no me voy a enamorar de ti, ni me voy a ilusionar porque eso no entra en mis planes, tampoco creeré que te has enamorado de mí porque no creo en el amor, pero aún así me harías daño ¿Crees que me lo merezco? Piensa que debajo de este pelo naranja hay una persona, no una muñeca. No se puede jugar con las personas. Y te voy a decir más, por si acaso se te ocurre, olvídate de utilizar a Yuri, puede que se pase el día detrás de ti que parezca fácil de engañar y algo ligera de cascos, pero ella es una inocentona que seguro que te creería, prefiero no pensar en lo que sufriría y además Momoka es su amiga, aunque se pasen el día discutiendo, yo que tú tendría cuidado con la ira de Momoka.
- ¿Realmente te has enfadado conmigo?
- No me he enfadado, solo quiero que te quede claro que con las personas no se juega.
- No se me ha ocurrido jugar con nadie, tampoco he pensado en olvidar a Momoka con otras chicas, lo que he dicho es que tú, tú solita te has metido en mi vida como una huracán y descolocas mis pensamientos.
- Ah... bueno, pero eso puede ser por el subidón momentáneo de adrenalina, la emoción de una cita y esas cosas.
- Puede, no digo que no.
- Tampoco quería ofenderte.
- No, si es lógico que lo pienses - volvió a remar - a fin de cuentas soy el traidor del Kaguya.
Guardaron silencio. Akane desvió su mirada hacia los surcos que los remos dibujaban en el agua. Quizás se había pasado un poco, pero desde luego no iba a dejarse liar por palabras bonitas.
Con un golpe seco, Kamui volvió a dejar de remar. Sorprendida, Akane le miró para encontrar un Kamui taciturno con la mirada clavada en el suelo de la barca.
- ¿Quién te ha hecho daño?
- Kamui lo que te he dicho, no lo he dicho pensando en... ya sabes, se lo hubiera dicho a cualquiera.
- Tranquila, estoy acostumbrado.
- De verdad, lo siento mucho.
- ¿Quién te ha hecho daño? - repitió - ¿Qué te hizo? ¿Quién te ha vuelto tan desconfiada?
- Nadie. Simplemente no creo en enamoramientos.
- ¿No crees en el amor?
- Si, en el amor si, pero no a nuestra edad, no es "¡ay que chico tan guapo, me tiene loca, le amo!" A nuestra edad solo tenemos un puñado de hormonas revueltas que nos trastornan.
- Eres igual que yo, te empeñas en cerrarte a los sentimientos.
- Puede ser, no quiero sentirme enamorada, no quiero ser vulnerable otra vez, no hasta que tenga la madurez necesaria, aún soy una cría.
- ¿Otra vez?
El móvil de Akane comenzó a sonar.
- Debe ser Ryuko... ¿No te decía? ¿Ryuko?... ¿Qué tal?... Estamos en una barca, esto es un sueño... venga sí, terminamos el paseo y nos vamos ¿Dónde nos esperáis?... Vale, hasta ahora - apagó tristemente el móvil - Parece que mi carroza está a punto de convertirse en calabaza.
Continuaron el paseo en silencio. Kamui observaba a Akane, cada vez se sentía mas atraído por ella, cada vez tenía más necesidad de acercarse a su lado, sentía cierto mareo que parecía ir nublando su mente mientras ese perfume cada vez le parecía más intenso.
Al bajar de la barca Kamui cogió la mano de Akane para ayudarla y decidió que yo no la iba a soltar y no era algo metafórico porque realmente no la soltaba. Akane decidió no darle la mayor importancia.
Ryuko y Kyojin caminaban lentamente. Era increíble, pero ninguno de los dos se había atrevido a decir lo que sentían. Kyojin lo había intentado, pero cada vez que miraba los ojos dorados de Ryuko se formaba un nudo en su garganta y no era capaz de articular ni una palabra. Todo lo que hacía era pensar "¿Y si se enfada conmigo? ¿Y si la molesto? Ahora estamos bien, nos lo estamos pasando bien ¿Y si lo estropeo todo? ¿Y si piensa que quiero aprovecharme de las circunstancias?" Cada vez que Ryuko le veía mirarla fijamente comenzaban a temblarle las piernas "¿Y si me dice algo? ¿Qué le respondo? ¿Debería insinuarle algo? No, no soy capaz. ¿Cómo podrían comenzar la conversación? ¿Y si piensa que soy una descarada? No, yo no digo nada" Así terminaban hablando de cosas sin importancia, las clases, películas, comidas... aún así había sido una tarde muy agradable y los dos estaban muy contentos, estaban a gusto el uno con el otro, tenían un bonito recuerdo, con eso era suficiente.
Ryuko no podía salir de su asombro cuando vio aparecer a Akane cogida de la mano de Kamui ¿pero qué había pasado? Miró interrogativa a Akane y luego, con bastante mal humor a Kamui ¿pero que se creía ese tipo? A Kyojin sin embargo le hizo mucha gracia ver la reacción de Ryuko y pensó que era un poco tonto porque él había dado importancia a algo tan simple... debería aprender de ese chico.
Al llegar a la estación de tren, Ryuko pensó que ya la soltaría, pero solo lo hizo mientras sacaba los billetes, al terminar volvió a agarrarle la mano. ¡Que pesado era ese chico!
- Perdonad - habló Ryuko sin ocultar su molestia - pero yo querría ir al... ¿Vienes conmigo Akane?
- Claro, eh, esto... Kamui, necesito mi mano... gracias, anda, vamos.
Ahora fue Ryuko la que agarró su mano y prácticamente tiró de ella.
- ¿Pero tu de que vas? - le dijo al llegar a los aseos.
- ¿De que voy?
- ¿Qué haces haciendo manitas con el Kaguya?
- Yo no hago manitas con él. El secuestró mi mano.
- Y tú que te dejas.
- ¿Y que quieres que haga? No me voy a poner a gritar como una loca
- ¿Qué ha pasado?
- Hemos hablado ¿Qué iba a pasar? Espero que tú también hayas hablado.
- Akane, mírame a los ojos y dime que no te ha dicho que le gustas.
- Ryuko por favor...
- ¡Dímelo! ¿Te lo ha dicho? ¡Ay, dios mío!
- Tranquilízate, solo está algo confuso.
- Lo sabía, lo sabía, esto a mí no me daba buen rollo.
- ¡Pues échale la culpa al perfume de Jisei!
- ¿Al perfume?
- Si, ese que era para ti y me eché yo, porque ¿sabes? ¡Sorpresa! Funciona.
- ¿Qué funciona? ¿De veras?
- Yo creo que sí, luego te lo cuento, anda vamos, no vayamos a perder el tren y no te preocupes, total, mañana todo volverá a la normalidad.
Más que nada Akane le había dicho eso para ver si la tranquilizaba.
Pero el trayecto en tren no ofreció ninguna tranquilidad a Ryuko. Como el vagón iba bastante lleno, Kamui se agarró a una de las barras y sujetó a Akane por la cintura.
- Agárrate a mí - le dijo.
Akane miró a Ryuko cuya cara parecía hincharse por momentos, la verdad es que la expresión de su amiga era muy divertida, le limitó a poner su mano en el brazo del chico y pedir que aquello no se moviese demasiado. A Kyojin tampoco le hacía gracia aquello pero tenía que reconocer que tampoco era para tanto. Y aunque nos lo pareciera el que peor lo estaba pasando era Kamui; aquel olor agridulce seguía allí y ahora más cerca que nunca, trató de pensar en otra cosa pero metro a metro aquel perfume parecía ir adueñándose de su mente, no sabía explicar lo que le pasaba pero no se encontraba bien, una gran ansiedad crecía desde su estómago y un sudor frío recorría su espalda, eso sin contar con el abultamiento que crecía dentro de sus pantalones. Cerró los ojos y tensó todos sus músculos.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Akane al sentirlo.
- Si, si - balbuceó - agárrate fuerte.
Abrió los ojos, tenía que aparentar que no pasaba nada y sonrió, entonces se dio cuenta de que inconscientemente había ido apretando a la chica contra él, aflojó el abrazo, seguro que la había incomodado. Sentía su corazón acelerarse, sentía sus latidos golpearle el pecho, le costaba respirar normalmente, necesitaba olor aquel perfume.
- ¡Eh, Kamui! - la voz de Kyojin le sobresaltó - estamos llegando, no te duermas.
Por fin salieron al aire y Kamui pudo dar una gran bocanada, aunque el aire le resultó algo vacío.
Caminaron hasta que las chicas dijeron que desde allí seguirían solas. Quedaban pocos metros para salir del parque por dónde iban paseando, ya estaba anocheciendo y el lugar estaba prácticamente solitario.
- ¿Estáis seguras?
- Si, nuestras casas ya están cerca.
- Si Kamui - dijo Kyojin sabiendo que para Ryuko era incómodo acercarse por su casa si las acompañaban unos chicos, los padres de Ryuko eran mayores y muy severos y no permitían que su "niña" estuviese con cualquiera, si alguien las veían con dos chicos pondrían la voz en el cielo - Es mejor que las dejemos aquí.
Kamui volvía a tener a Akane y la miraba fijamente.
- Esto... ven Ryuko - añadió de nuevo Kyojin.
Ryuko le siguió algo aturdida.
- ¿Dónde vamos?
- ¿Qué quieres? ¿Sentirte como una sujetavelas?
- Pero es que...
- Es que yo quiero despedirme de ti... a solas.
- Pero...
- Ryuko escúchame - hablaba sin mirarla mientras continuaba andando - porque no voy a tener valor para decirte esto otro día.
Ryuko empezó a notar que se estaba poniendo muy nerviosa. Kyojin se detuvo y la miró.
- Me lo he pasado muy bien contigo y se que esto no era una cita pero es que a mi... a mi me gustaría salir otro día contigo, si es que no te has aburrido demasiado.
Kyojin había soltado toda la frase de manera atropellada, como si al decirla muy deprisa fuese a terminar antes con la vergüenza que estaba pasando.
- Espera, espera, si hablas tan deprisa a penas te entiendo.
- Si no quieres no pasa nada, claro y no te preocupes que no me ofenderé. Bueno, mira, lo piensas y ya me dirás algo ¿Vale?
- Pero Kyojin yo es que...
Kyojin aspiró fuertemente y dejó salir el aire también de golpe.
- Siento no ser una chica divertida, ni interesante.
- ¿Pero que dices? Eres la chica más interesante que conozco y eres muy simpática, no entiendo por qué siempre dices esas cosas. Lo que siento es ser tan poca cosa para ti Yo... bueno ¡Hasta mañana!
Y Kyojin se alejó de allí con bastante prisa, dejando a Ryuko con la sensación de no haber comprendido muy bien del todo lo que había pasado.
Mientras, Kamui intentaba decir una frase completa sin parecer idiota.
- Ha sido una tarde encantadora, gracias por tu compañía.
- Gracias a ti por todo, me lo he pasado muy bien.
- Yo quería... - Kamui apartó las gafas de la chica y se las enganchó en el cuello de su camiseta -... mirarte a los ojos.
Akane pensó que maniáticos los hay por todas partes, bueno, y caprichosos... Fijó sus ojos en los del chico, los ojos de éste brillaban intensamente o eso le parecía a ella, claro que, sin gafas no podía jurarlo, a lo mejor era un reflejo.
Kamui la acarició la mejilla y llevó la mano hasta su cuello. Al ver que se acercaba demasiado, Akane dio un paso atrás.
- Esto Kamui...
- Quería darte un beso de buenas noches.
- Quizás deberías saber que a ni no me gusta dar besos.
- Solo en la mejilla.
Y cogiéndola de la barbilla así lo hizo, un beso muy suave, lo malo fue que de nuevo aquel perfume inundó la nariz de Kamui y su cerebro.
- Por favor - susurró en su oído - déjame olerte una vez más, por favor - suplicó melosamente.
Akane no sabia como reaccionar, sintió las manos del chico en sus hombros y su aliento en el cuello.
"Madre mía" pensó Akane "Akane, tranquila".
Kamui aspiró fuertemente dejando que el perfume le dominase por completo, en un segundo sintió que perdía el control de sí mismo y quería más de aquello, ya nada importaba.
Akane sentía la respiración de Kamui y de pronto una ligera presión en su cuello que iba lentamente hacia su hombro.
"¡Y una mierda tranquila!" Puso sus manos en el pecho de Kamui para empujarle pero él la había rodeado por la espalda atrayéndola más mientras la presión en su cuello era capa vez más intensa y hasta juraría que sentía sus dientes.
- Kamui - le dijo - ¡vale ya!
Sintió un dolor agudo en la base del cuello, justo donde empieza el hombro.
- ¡Ay! - se quejó - ¿Kamui qué haces?
De nuevo otro dolor igual de intenso, empujó a Kamui tratando de alejarlo de ella cuando un pinchazo aún más penetrante la hizo reaccionar bruscamente. De forma instintiva propinó una patada en la espinilla del chico lo que por fin hizo que se separare.
- ¿Te has vuelto tonto? ¡Me haces daño!
Kamui la miró atónito ¿Qué había pasado? Miró aterrorizado como la chica se llevaba la mano al cuello ¿La había mordido? ¿Qué había hecho? ¿Cómo…? Se sentía mareado, era como si no fuera él, como si no estuviera allí, la vergüenza le invadió y salió corriendo, dejando a Akane sin decir palabra mientras se tocaba el cuello.
- ¿Akane, qué pasa? - Ryuko se acercaba a toda prisa.
- ¿Lo has visto?
- No, estaba distraída en mis cosas ¿Qué te ha hecho?
- Ryuko, el perfume de Jisei no era un afrodisíaco, era una poción para convertir a los chicos en hombres-lobo, mira ¿Me ha hecho algo?
- ¿Te ha mordido? Tienes unas marcas que... y un poco de sangre ¡Akane, te ha mordido de verdad!
- ¿Qué tengo sangre?
- Bueno solo son unas gotitas.
- ¡Que barbaridad! Ya decía yo que dolía ¡Que chico más caníbal!
- ¿Y cómo te has dejado hacer esto?
- Ja, a ti me gustaría verte en mi situación y encima se ha llevado mis gafas ¡Será mangante! ¿Qué voy a hacer ahora sin mis gafas?
- Ya sabía yo que esto tenía que terminar mal ¿No te lo dije?
- Vale, no me grites ¿Cómo iba a imaginarme yo que era un vampiro?
- ¿Pero cómo has dejado que se acerque a tu cuello?
- Es que quería olerme.
- ¿Olerte? ¿Y por qué le dejas olerte? A ver, déjame verte mejor... mira... te va a dejar marca.
- Pues espero que mañana lleve mis gafas al instituto.
- ¿En eso piensas? ¿En tus gafas?
- ¡Eh, que para mí son sin ojos!
- Eres una cabeza hueca inconsciente.
- Eso, encima insúltame.
Kamui llegó casi sin aliento a su casa, había corrido todo el camino sin pensar si estaba cerca o lejos. Entró y sin saludar a sus padres subió corriendo a su habitación, entró en su servicio, abrió la ducha y se metió debajo de ella sin quitarse la ropa. Respiró hondo, agachó la cabeza y dejó que el chorro de agua cayese en su cuello.
Parecía ir tranquilizándose, entonces recordó que aún llevaba las gafas de Akane enganchadas, las cogió y mientras las miraba se sentó de rodillas.
- Y mañana - se lamentó en voz baja - tengo que verla...
Aquella iba a ser una noche muy larga.

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