martes, 4 de junio de 2013

118. Esa sensación imprevisible

Nowaki y Kenshi habían quedado en una de las canchas de baloncesto que había por el parque de Kizuna para intentar hacer unas canastas. No era lo suyo, ellos eran de futbol pero eran deportistas y cualquier tipo de deporte les apasionaba, sobretodo si había pelotas o balones por medio.

Kenshi acababa de meter un triple y lo celebraba de forma ostentosa.

- No te lo crees ni tú - le decía Nowaki recogiendo el balón.

- ¿Qué no?

- No vuelves a meter otra tan fácilmente, chaval.

- Pues tienes razón, ha sido potra pero ¿A que ha molado?

- Oye que digo yo - hablaba Nowaki mientras botaba el balón - ¿Y Yuri?

- ¿Qué pasa con Yuri?

- Es raro no verte con ella.

- Ha quedado con Momoka, por lo visto a Momoka le han regalado entradas para el club de tenis o algo así.

- ¿Y no vas con ella?

- Solo tenía dos entradas y ha decidido invitar a su amiga y tal y como es Yuri te puedes imaginar que no iba a decir que no. Bueno tira ya de una vez, lentorro.

- Pues a mi me alegra que salgan las dos juntas, como antes - tiró y no encestó - Eran muy buenas amigas.

- ¿Y tú? ¿No has quedado con Xu-Xu? - fue a recoger el balón.

- No. Bueno es que Xu-Xu y yo no salimos tanto juntos como vosotros, tenemos una relación más abierta. A Xu-Xu le gusta quedar con sus amigas.

- Pero bueno tú puedes ir con ellas ¿O no?

- Ah si, claro - contestó haciéndose el distraído porque la verdad era que Xu-Xu y él no estaban saliendo así que a no ser que quedasen con amigos pues no hacían ningún tipo de planes, y hoy precisamente él había quedado con Kenshi y ni le había preguntado a Xu-Xu que iba a hacer y todo eso resultaba algo difícil de explicar.

- El otro día me dijiste que no hiciera daño a Yuri ¿Te acuerdas?

- No se, supongo que algo así te dije.

- Me dijiste que si la dejaba ella iba a pasarlo mal y que esperase a que ella me dejase a mi.

- Si, de eso me acuerdo.

- Bueno pues ahora yo quiero pedirte que cuides a Xu-Xu y que tampoco la hagas daño.

- No está en mis planes hacerla daño. Xu-Xu es una chica estupenda, quizás eres tú el que tiene que procurar no hacerla daño.

- ¿Qué me quieres decir?

- Bueno, no se, solo que las chicas piensan mucho las cosas, le dan vueltas a todo. Oye ¿Que te parece si vamos a buscarla?

- ¿Tu sabes donde está?

- No pero me lo imagino.

Xu-Xu estaba con Jisei, Ryuko, Kyojin y también se habían unido al grupo Karasu y Ringo.
Jisei sabía de Ringo por Sumire y Xu-Xu, ellas le habían hablado de la chica que Karasu había invitado a ir a la granja aquella y tenía mucha curiosidad, sobretodo por ver que tipo de chica sería para que Karasu la invitase, esa chica que decían sus amigas que tenía una hija ya y todo.
Nada más verla la embargó una especia de tristeza, era una tristeza que salía de esa chica, una pena que parecía pesarle, su aura parecía acumularse toda en sus pies y daba la impresión de pesarle mucho.

Inmediatamente y sin ninguna otra razón aparente sintió mucha simpatía por esa chica.

Aprovechando que Karasu fue a pedir a una cafetería cercana si podían calentar uno de los biberones, Jisei le acompañó.

- ¿Que te parece Ringo? - le preguntó Karasu deseoso de saber lo que pensaba su amiga y es que 

Jisei era medio bruja, eso todo el mundo lo sabía y también que siempre acertaba en sus percepciones.

- Es una chica muy guapa, tu siempre fijándote en lo bueno ¿eh?

- Si, es guapa pero no es en eso en lo que me fijé.

- Ya me he dado cuenta. Tu aura no es igual que cuando estás coqueteando con cualquiera ¡eh! ¡A lo mejor es que estas enamorado y todo!

- Si claro, seguro - sonrió - Pues la conozco hace bien poco.

- ¿No has oído hablar de los flechazos?

- ¿Tu crees en eso?

- Por supuesto. Ves a una persona y zas... surge la química.

Karasu se rascó la cabeza tontamente.

- Tiene un aura muy triste - añadió seria Jisei - Algo me dice que esa chica lo está pasando mal.

- Pues creo que vas a tener razón.

- Tiene novio o algo.

- Creo que si, que algo tiene.

- No, si no te lo pregunto, lo afirmo. Tiene algo que la aprisiona y la ahoga, algo que no deja que su aura... he supuesto que era el padre de la niña.

- Pues mira, creo que tienes toda la razón.

- ¿Que pasa Karasu? - dijo preocupada - ¿La maltrata?

- Pues es que no creo que debería hablarte de cosas que no son mías ¿No crees?

- Tienes razón, lo siento.

- No es por ti es porque...

- Porque no está bien hablar de los demás. Tienes toda la razón. De todas formas tu dile... bueno, en el templo intentamos ayudar.

- Gracias Jisei pero ella ya... bueno que no creo que lo necesite.

- De todas formas coméntaselo ¿vale?

- Gracias Jisei, ya sabía yo que tu lo comprenderías todo... ¡Ahu! - exclamó al notar una fuerte colleja - ¿Pero por qué me pegas ahora?

- No me ha gustado nada como se ha puesto tu aura.

- ¡Pero si no estaba pensando nada malo!

- Por eso, tanta formalidad es muy raro en ti, algo está tramando tu subconsciente.

- Jisei, quizás yo si vaya a tu templo.

- Estás bastante confuso, lo noto ¿Es porque tiene una hija?

- Es por todo.

- Anda que ¡quien me lo iba a decir a mí! ¡Karasu interesado en una chica con una hija! no, si hasta se te despertará el instinto paternal.

- No seas exagerada, anda. Es solo que es mi responsabilidad.

- Ya, anda y vete a contarle milongas a otra, recuerda que yo puedo ver tus intenciones.

- Cada vez me das más miedo, te lo aseguro.

Cuando regresaron con sus amigos se encontraron con Kenshi y Nowaki que se habían unido al grupo; este último alzaba a la pequeña Aiko.

- Ten cuidado, bestia - le advirtió Karasu.

- ¿Que crees? ¿Que no se coger a un bebé?

- No, solo que tus manos son como pies.

- Mira el que fue a hablar, pues que sepas que los niños me adoran, mira como se ríe.

- Se ríe de tu cara de gato.

- Pues mira mejor que la tuya de tejón.

- Vale - interrumpió Xu-Xu viendo que aquello iba a convertirse en una de esas absurdas conversaciones entre chicos a ver cual decía la barbaridad más grande 

- Anda, Nowaki, devuelve a Aiko a Ringo y dame un beso que ni siquiera me has saludado y van a pensar que nos hemos enfadado o algo.

Nowaki sonrió a Kenshi y se acercó a Xu-Xu, esta rodeó el cuello del rubio con sus brazos y 
Nowaki se acercó directo a su oído.

- Lo tienes a punto de caramelo - le susurró.

- Mira que cariñosos - gruñó por lo bajo Kenshi mientras desviaba la mirada, claro que al hacerlo no pudo ver si realmente se daban un beso o no.

- ¿A que escuece, machote? - le cogió de la nuca Karasu - Esto es a lo que se refiere Kohaku cuando dice que el universo te las devuelve enteras.

- Olvídame.

- Por cierto - habló Ryuko incómoda ante la escenita - ¿Y Kohaku?

- Con Himeko, están como medio saliendo - respondió Karasu.

- ¿De verdad? - Nowaki se abalanzó a él cogiéndole de la camiseta y mirándole con ojos de emoción.

- ¡Quita bicho! ¡Mantén las distancias!

- ¿De verdad están saliendo? - insistió Nowaki acercándose más a él.

- No toques, no toques ¿Para que tocas? - decía Karasu intentando quitárselo de encima.

- ¿Pero están saliendo?

- Ay no lo se, ya sabes que Kohaku es muy reservado pero parece que hay algo entre ellos.

- ¿No sería estupendo que saliesen?

- ¿Pero a ti que te ha dado? - reía Kyojin.

- Es que Himeko es una chica estupenda y yo quiero que sea feliz y Kohaku es el mejor para ella.

- Mejor calla un poco - le dijo Xu-Xu - Das como grimilla.

- Pues yo creo que hacen una buena pareja - se atrevió a hablar Ringo.

- ¿A que si? - se acercaba a ella ahora Nowaki con la misma mirada de emoción.

- Che - le sujetó Karasu de un hombro - No te acerques tanto que le robas el oxígeno a la niña.

- Te emocionas demasiado - le dijo Jisei - Tu aura está a puntito de explotar.

- Es que lo que mas deseo es que Himeko se de cuenta de lo que Kohaku la quiere y le de una oportunidad porque ella se merece que la quieran y él se merece lo mejor.

- Eres increíble Nowaki - sonrió Jisei - Y hablando de increíbles ¿Que vais a hacer esta noche, Kyojin?

- ¿Esta noche? - preguntó confuso el chico.

- Si, Ryuko está sola, sus padres se han ido a una boda ¿Vas a pasar la noche con ella?

- ¿Pero que estás diciendo? - gritó completamente avergonzada Ryuko.

- Vamos, vamos, no te pongas así - rió Jisei - Solo era una broma.

- Pues no ha tenido ninguna gracia - añadió molesta Ryuko.

- Pues da gracias que no está aquí Akane, esa te obligaría a invitar a Kyojin... para que te proteja.

- Déjate de protecciones.

- Anda que calladito se lo tenía el señor - Karasu guiñó un ojo a Kyojin.

- Yo ni siquiera sabía que estaba sola ¿No decías que tus padres no te iban a dejar ir al pueblo de Akira?

- Claro, es que se han ido a la boda de un pariente y si le digo que no les acompaño por irme al pueblo de un amigo entonces es cuando me la lían y me obligan a ir.

- ¡Eh! - exclamó Xu-Xu - ¿Y por qué no vamos nosotras a tu casa, Ryuko?

- Claro - añadió Jisei - ¡Una pijamada! ¿Podemos Ryuko?

- Si, yo creo que si, así no estaré sola.

- ¿Puedo ir yo? - intervino Kenshi.

- Una pijamada de chicas - recalcó Jisei - Si eres una chica si puedes venir ¿Quieres venir tu, Ringo?

- ¿Me invitáis a mi? - preguntó completamente aturdida.

- Pues si - respondió Xu-Xu - Nos reiremos mucho.

- Pero es que yo... - iba a decir que no la conocían pero se las veía tan amistosas y espontáneas que le dio hasta vergüenza mencionarlo, además parecía que ese echo no les importaba demasiado, sería porque era amiga de Karasu y por eso la aceptaban - Es que yo tengo a la niña y molestaría.

- Ay la niña, es cierto - se quejó Xu-Xu - Que pena.

- Pero no es porque la niña moleste - recalcó Jisei - Es porque la molestaríamos nosotras.

- ¿Podemos llamar a Himeko y a Karura? - propuso Xu-Xu - Cuantas más seamos, mejor, bueno, si a Ryuko no le importa.

- No, no me importa.

- ¿Y a Momoka y Yuri, no? - preguntó Karasu - Ya que os poneis, no os olvideis de ellas.

- Es que están de fiesta - contestó Xu-Xu - ¿No es cierto, Kenshi?

- ¿Eh? Ah, si, se fueron a una fiesta, pero llamarlas a ver si quieren ir, total parece que la casa de Ryuko es como un campo de refugiados.

- Ah si a mi no me importa - contestó esta - Pero si somos muchas lo mismo molestamos a los vecinos.

- Cierto, cierto - confirmó Xu-Xu - Bueno mejor no llamar a demasiadas ¿De veras no puedes venir, Ringo?

- No, de veras que no.

- ¿No puedes dejar a la niña con alguien? - preguntó Nowaki.

- No, es imposible pero os agradezco mucho que me invitéis.

...
Cuando el grupo de chicos más lo bellotas llegaron por fin a la casa familiar se encontraron con Chiharu y Minako esperándoles en la puerta. Por supuesto, los bellotas, junto con los otros dos niños, no tardaron en correr a explorar todo aquello.

- No os alejéis mucho - les advirtió Kimisuke.

- Ya era hora, estamos aburridas de esperaros - se quejó Chiharu.

- Que quieres, nosotros venimos andando - respondió Akira - ¿Y los demás?

- Adentro - contestó Chiharu - Las abuelas y las tías han secuestrado a tu novia.

- Esto me da un mal presentimiento.

- ¿Aquí es donde vamos a dormir? - señaló Genki.

- ¿De veras no molestaremos? - agregó Suo.

- No, no molestareis - habló Chiharu - No vais a dormir aquí si no en esa casa de allá, es de la familia también pero está vacía, eso si, tendréis que limpiarla un poco.

- ¿Y las comidas? - se interesó ahora Misaki - Mira que somos muchos.

- Tranquilo, mi tía os ha comprado algo, por lo menos para la cena de hoy y los bocadillos de mañana, el resto lo compráis vosotros.

- Bueno, voy a entrar a ver que me encuentro - suspiró Akira.

En el comedor estaban las chicas sentadas alrededor de una gran mesa y tomando té mientras hablaban con la abuela de Akira y reían alegremente, todas menos Akane.

- Mira, ya llegaron los machotes - indicó Sumire.

- ¿Akira? - se levantó asustada la abuela - ¡Por dios bendito! ¿Que te has hecho en el pelo?

- Ah pues decidí cortármelo.

La abuela se acercó a él y le examinó detenidamente como si de un algo raro se tratase.

- ¿Y que has hecho con tu pelo?

- Lo tiene mi madre guardado ¿Dónde está Akane?

- Está con la abuela Harumi, le está dando algunos consejos.

- ¿Consejos? - uy que mal que sonaba aquello.

- Anda, ven y dame un beso, menos mal que el pelo crece ¿Por qué lo hiciste?

- Quería saber que se sentía al tenerlo corto.

- Pero está muy guapo - habló Sumire - ¿No cree que le queda muy bien?

- Eres un caso. Venga, preséntame a estos chicos tan buenos mozos.

Cada uno de los chicos fue presentado a la abuela.

- Acompáñame que quiero hablar contigo un momento - dijo cuando terminó de saludar a todos.

- Uy la que le va a caer al alguien - rió Chiharu.

Akira siguió con cara de paciencia a su abuela hasta otra habitación, era como otro comedor o una sala de estar. Esta se sentó en una butaca.

- ¿Qué sucede abuela? No lo he hecho por rebelarme ante la familia ni nada de eso, solo quería hacer algo para...

- Ya, ya lo se, me lo ha dicho tu padre y también me ha contado que Akane vive en tu casa.

- Bueno mis padres la dejan dormir en la parte de la casa que nosotros no habitamos.

- O sea, en tu casa.

- Bueno si, pero el algo eventual.

- Tu padre también me ha contado que en su casa la tratan un poco mal.

- Vaya, te ha contado mucho.

- Es tu padre y está preocupado por ti pero también está muy orgulloso y no lo puede evitar, le enorgullece que te comporte como lo haces.

- Pues vaya un orgullo.

- Otro en tu lugar la hubiese abandonado- se levantó de la butaca y se dirigió a abrir un cajón del mueble.

- Eso sería muy mezquino.

- Si, pero muchas personas no quieren saber nada de problemas ajenos. Yo también estoy orgullosa de ti. Toma - sacó una pequeña cajita de color marrón jaspeado del cajón y se la pasó - No es muy valiosa, ni siquiera muy bonita pero es lo primero que me regaló tu abuelo.

Akira cogió extrañado la cajita.

- ¿Qué es?

- Ábrela. Es un anillo, un simple anillo. Yo no quería que tu abuelo lo que me regalase fuese comprado con su propio dinero y fue lo único que pudo comprar.

Akira presionó un minúsculo botoncito y la caja se abrió, dentro había un pequeño y simple anillo, tal y como su abuela había dicho, no tenía ningún adorno, era un sencillo aro de oro.

- Dáselo a ella.

- Abuela es que esto es muy precipitado - dijo cerrando la caja y devolviéndosela.

- Tu padre me ha contado lo que esa chica ha sufrido y también lo que sufres tú por no saber como cuidarla. Algo me dice que la quieres, que la quieres mucho ¿Es así?

Akira afirmó con la cabeza.

- En ese caso debes demostrárselo.

- No abuela, creo que lo primero que le regale tendría que comprarlo yo mismo, como el abuelo.

- Eres igual que él - sonrió con los ojos llorosos - Cada vez me lo recuerdas más ¿Sabes que yo de jovencita no le aguantaba?

- Mira, igual que Akane a mí.

- Siempre estaba quejándose de todo, todo se lo tomaba con una calma que me exasperaba y siempre me parecía un niño mimado, no le soportaba.

- ¿Y que te llevó a casarte con él?

- Su paciencia. Dijo que conseguiría conquistarme costase lo que costase y eso que yo tenía otro pretendiente.

Esa historia a Akira le sonó familiar.

- ¿Y cómo lo consiguió?

- Mimándome. Akira, cuando algo es importante para ti debes mimarlo y cuidarlo, no lo olvides.

- No abuela, no lo olvidaré. Gracias por el consejo.

Al volver donde estaban sus compañeros se encontró con Akane y su bisabuela, esta agarrada del brazo la chica y saludando a todos con bastante cariño. Al verle, la anciana se llevó la mano que tenía libre a la frente.

- No me regañes abuela que ya lo ha echo todo el mundo.

- Ven, ven que te vea de cerca.

Akira se acercó a ella que le examinó detenidamente. Luego pasó su mano por el pelo de su nieto.

- Los Shikamoto siempre han tenido el pelo largo, no se la razón, siempre consideré que era una costumbre de lo mas estúpida... me gusta, te queda muy bien ¿Te gusta a ti, Akane?

- Si, al principio le veía raro pero ya me he acostumbrado.

- Si - repetía la bisabuela - Me gusta, no vuelvas a dejártelo largo ¿Y tus hermanos, Akane? No los he visto.

- Eso ¿Y mis hermanos?

- Se han quedado fuera, voy a llamarles.

- Deja, deja, ya salgo yo y os acompaño. A ver, tu misma, la chica risueña - se soltó de Akane para agarrarse al brazo de Sumire - ¿Me ayudas, hija?

- Claro que si, abuela, agárrese fuerte.

- Tú quédate aquí Akira y acompaña a Akane a su habitación.

- ¿A su habitación?

- Si, ella hemos preparado una habitación para ella, está al lado de la suya, yo soy muy liberal pero tu madre no y parece que no le gusta de durmáis en la misma habitación, así que os toca aguantaros. Luego llevas a tus amigos a la casa del tío, allí estaréis bien, querríamos haberla limpiado pero no nos ha dado tiempo.

- No se preocupe, señora - dijo Hana - Bastante es con que nos dejen una casa para dormir.

- Nosotros la limpiaremos - añadió Sumire - Será muy divertido.

- Y nos abrirá el apetito - comentó Misaki.

- Entre todos lo haremos muy rápido - agregó Shibi.

- ¿Y yo donde voy a dormir, abuela?

- Tu, en tu habitación, por supuesto.

- Pero...

- Eres un Shikamoto y tienes que empezar a actuar como tal, así que empieza por enseñarle a tu novia la casa y explicarle las manías que tenemos.

Estaba claro que iba a ser inútil intentar hablar con su abuela y no la iba a convencer para que les dejase a él y Akane ir a dormir con sus amigos.

Akira esperó a que todos saliesen del comedor mirando con miedo a Akane, de esta no salía vivo o al menos alguna parte de su cuerpo iba a dejar de ser como era, seguro.

- ¿A que no sabes una cosa? - dijo Akane frunciendo el ceño cuando estuvieron solos.

- ¿Que es el último día de mi vida?

- ¿A que no sabes que ahora soy una Shikamoto? - bufó acercándose a él.

- ¿Puedo hacer testamento?

- ¿Pero tu que les has dicho?

- Yo nada, te lo juro, no te pongas histérica, hablaré con mi abuela y se aclarará todo.

- No, si no hace falta que hables, si es que ha sido culpa mía, si es que he visto a tu abuela con esos ojillos tan tiernos y estaba tan contenta porque es que te quiere mucho ¿lo sabías? y yo he sido tan tonta, tan tonta que no he sido capaz de decirle que no éramos novios.

- Ah, o sea que la culpa ha sido tuya.

- Lo siento, no he tenido valor.

- Ya te dije que no era tan sencillo.

- Y ahora ya si que creen que somos novios.

- ¿Y no será que te gusta ser mi novia?

- ¿Qué estás insinuando?

- No se, a lo mejor es que no te interesaba aclararlo.

- Si claro, tú lo flipas - dijo marchándose enfadada.

- ¿Se puede saber donde vas?

- A que me enseñes la casa, venga, ya estás empezando, ahora soy una Shikamoto y tengo muchas cosas que hacer, cosas de Shikamoto.

- En el fondo te gusta todo esto.

- Deja de decir tonterías y vamos. Me han dicho que tenéis una cierva herida, que cayó en el cepo de unos furtivos, anda, llévame a verla.

- Pero primero y debido a todos los problemas que me estás causando...

- ¿Que yo te estoy causando problemas? - bramó.

- Claro, ahora mi familia cree que eres mi novia.

- ¿Y de quien es la culpa, ciervo del demonio?

- Tuya.

- Mira, déjame en paz y no me hables por lo menos en una hora - empezó a andar hacia una puerta y cuando se quiso dar cuenta estaba fuera de la casa.

- ¡Hola Akane! - gritó Yusuke unos metros más allá reunido con el resto de los niños - Esto es fantástico.

- Al menos él se lo pasa bien - resopló Akane.

- ¿Se puede saber donde vas ahora? - dijo Akira acercándosele.

- Voy a buscar yo las cosas solita, no te necesito a ti para nada.

- ¿Encima del problema en el que me has metido ahora me dices eso?

- ¿En qué problema te he metido yo a ti, bambi? - gritó enfurecida.

- Ahora todos creen que tengo novia y eso significa que no soy libre, tú dirás como voy a ligar ahora.

- Mira no te doy porque... ¡Aggg! Eres imposible.

- Tienes que compensarme - dijo sacando su "talonario de besos" - Al menos me tienes que dar uno para compensarme.

- ¿Por qué no te tiras por un puente y dejas de sufrir?

- Ah, ah, eso no es así - arrancó uno de los papelitos mientras sonreía maliciosamente - ¡Eh, Sumomo! ¿A que las promesas tienen que cumplirse?

- ¡Voy, jefe! - gritó la niña y empezó a correr hacia allá.

- ¿Ahora a que viene es...

Akane no terminó la frase porque antes de que se diera cuenta estaba en el suelo victima de una llave de judo y con Sumomo encima inmovilizándola.

- Ríndete - decía Sumomo con cara muy seria.

- Vale me rindo, me rindo ¿A que viene esto?

- A que las promesas se tienes que cumplir, querida cabeza de calabaza - dijo Akira sonriendo y agachándose a su lado.

- ¿Esto es cosa tuya?

- ¿Me lo vas a dar o le digo a Sumomo que te haga la segunda llave?

- ¿Se la hago, hermano Akira?

- ¡No! ¡Déjalo! ¡Me rindo! Se lo daré pero suéltame ya.

Sumomo se levantó de encima de ella y Akane hizo lo mismo quejándose bastante.

- Que barbaridad, me has molido, menuda fuerza que tienes chica.

- Si me necesitas me llamas, hermano.

- Gracias, soldado.

Sumomo se marchó de nuevo corriendo.

- ¿Se puede saber que les has hecho a los niños?

- Ah bueno, ya sabes lo que dicen, ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún mas cerca - le guiñó un ojo.

- Tú les has hecho algo ¿Que les has ofrecido?

- ¿Yo? Nada de nada. Vamos, el beso, paga de una vez.

- ¿No puede ser en un lugar más privado?

- Hacemos una cosa, guardo este para esta noche pero recuerda que si no cumples tu promesa mis soldados se encargarán te ti.

- Eres un fanfarrón.

- Vale, lo que tú digas, pero yo hago las normas, yo mando, no lo olvides, calabacita.

- Y tú no olvides que después tendrás una muerta lenta y dolorosa.

...
Llena de satisfacción, andando con paso firme al lado de Yuri, Momoka entró en la cafetería. Había mucha gente, hablando y riendo ¿Y ahora que hacían? Tendrían que pedir algo de beber, en la entrada ponía que la consumición era gratis ¿Sería cierto? ¿Y que pedía?

Se acercaron a la barra, lo primero que pensó era en pedir algo que oyera pedir a alguna chica pero se dio cuenta de que encima de la barra había una carta de cócteles así que la cogió.

- ¿Pedimos algo con alcohol? - propuso Yuri.

- ¿Estás loca?

- Vamos Momo no me seas remilgada que ya no somos unas crías, no nos va a pasar nada por un vaso. Si yo lo digo porque la primera consumición es gratis ¿lo ves? Seríamos tontas si no lo aprovechásemos.

- Pues te tengo noticias, tú no tienes 18 años aún.

- Pero los cumplo el jueves, además tu si, tu lo pides por mi ¿si?

- Yo no voy a beber alcohol y tú tampoco deberías.

- Ay Momo por favor que solo es un vaso, luego ya me pido un refresco pero ya que estamos aquí, en este lugar tan fashion vamos por una vez a ser adultas.

- ¿Crees que beber es de adultas?

- Que solo es uno, solo uno. Anda ¿si? Pídeme un vodka con limón, siempre lo he oído pedir y quiero saber a que sabe.

- A mi no me engañas, tu ya has bebido antes ¿A que si?

- ¡Pues claro que si! Si es que eres un poco tonta. Una cosa es tomar un poco y otra emborracharse, yo no pienso emborracharme, haces el ridículo espantosamente. Venga.

- Eres imposible.

- Pues te digo que por una copita no te va a pasar nada.

Momoka resopló y examinó los diferentes ingredientes que tenían los cócteles y de entre todos los de sin alcohol seleccionó uno que pensó que le iba a gustar.

- ¿Sabes lo que vas a pedir? - le preguntó una camarera.

- Si ¿Me pones un vodka con limón, por favor?

- ¿Tienes 18 años?

- Si, si, espera que saco un carnet - decía mientras buscaba en su bolso hasta sacar su cartera, abrirla y de ella sacar un pequeño documento.

- Ya veo - dijo la camarera devolviéndoselo - ¿Y tú amiga quiere algo?

Yuri parecía distraía mirando todo con detenimiento. Para ella era increíble estar allí.

- Si, un "Paradais" ¿Puede ser?

- Pues claro, enseguida os lo traigo.

Mientras esperaba Momoka observó todo el ambiente que había, era muy bullicioso, había música y casi parecía una discoteca. Había gente charlando de pie, otros sentados en sillones y algunos bailando.

Cuando sirvieron su cóctel y lo que había pedido para Yuri lo cogieron y decidieron sentarse en uno de los sillones que había vacíos.

- ¿Vamos a bailar? - preguntó Yuri.

- Yo voy a esperar a que las piernas dejen de temblarle por la emoción.

- Pues yo voy a bailar ya, mira, aquí la gente baila sin ningún tipo de complejos.

- Es cierto ¿No es emocionante?

- ¿A que si? Esto es lo más. Bueno, te espero en la pista.

Yuri se marchó y ella se sentó en el sillón tal y como había planeado. No tardó un chico en sentarse a su lado.

- ¿Estás sola?

- No, estoy con una amiga - respondió con cierto apuro, ahora que lo pensaba ¿Que clase de persona sería ese chico?

- No me lo puedo creer ¿Cómo te llamas?

- Momoka.

- Bonito nombre. Espera un momento aquí, ahora vuelvo.

El chico se marchó y Momoka se quedó pensativa y perpleja.

- Momoka - oyó una voz femenina a su espalda - Momoka, estamos aquí, ven con nosotros.

Se giró, en unos sillones situados detrás del suyo vio a Kanna y a Nagato, dos alumnos de 3-1, el chico de los piercing y su novia, una chica muy guapa, morena de preciosos ojos azules y que siempre vestía muy elegantemente. Precisamente era Kanna la que la había llamado. Se sorprendió al encontrarse allí a gente del instituto aunque si lo pensaba tampoco era algo tan raro.

- Ven con nosotros - le dijo Nagato - Pasa de ese tío, solo va a lo que va y si encuentra otra chica por ahí lo mismo ni vuelve.

- Es que he venido con una amiga.

- Ya la hemos visto. Bueno, espérala con nosotros.

Momoka dudó unos instantes, no tenía que olvidar que esos chicos eran de la clase de 3-1 y que se decía que Nagato era uno de los cabecillas, pero se levantó, había varios sillones vacíos al lado de donde estaban sentados y todos parecían formar un círculo alrededor de una pequeña mesa. Momoka se sentó en uno de ellos y dejó el vaso en la mesa, debía haber más gente a parte de Kanna y Nagato porque allí había varios vasos a la mitad.

- ¿Qué haces por aquí? - se interesó Kanna.

- Me dieron una invitación y decidí venir a ver como era esto.

- Este Deisuke siempre dando el cante - llegó Takumi sentándose pesadamente al lado de Momoka - Hombre ¿Cómo tu por aquí?

Takumi era el chico no mucho mas alto de ella, al que llamaban "el divino", guapo y bastante serio y con el que no se llevaba nada bien, el mismo que estuvo en su grupo durante el campamento de supervivencia.

- ¿Y tu?

- Yo pertenezco al club de tenis pero a ti nunca te he visto por aquí.

- Pues ya ves.

- ¿Dónde está Deisuke? - le interrogó Nagato.

- Le he dejado en el servicio.

- No deberías haberle dejado solo - pareció recriminarle Kanna.

- Si es que se pone muy pesado, no hay quien le aguante.

No tardó en llegar el rubio Deisuke con bastante mala cara y los ojos enrojecidos. Se sentó y no habló.

Al cabo de un rato Momoka estaba sorprendida de ella misma al verse hablando con ellos animadamente. La verdad es que Kanna y Nagato eran mucho más simpáticos de lo que ella suponía, no sabía porqué pero siempre había supuesto que eran engreídos y antipáticos, pero no, Kanna era muy agradable y daba gusta hablar con ella.

Yuri llegó sonriendo como no podía sonreír más hasta su lado.

- Hola - miró extrañada a todos los que allí estaban - Momoka, tienes que venir a bailar, de veras, es lo mas.

En seguida se inició una conversación entre todos sobre la música que estaban poniendo y lo que les gustaba bailar y escuchar. El tiempo fue pasando y todos descubrieron que, pese a sus diferencias y las ideas preconcebidas que tenían unos de otros al fin y al cabo no eran tan distintos.

La música cambió y comenzó a sonar una melodía lenta. Kanna y Nagato se levantaron para ir a bailar. Takumi miró a Deisuke.

- Desde luego, mírate, estás que das pena.

- Olvídame.

- Perdona - dijo un chico acercándose a Yuri - Nos hemos visto antes en la pista ¿Te acuerdas?

- Ah si, si que me acuerdo.

- ¿Bailas conmigo?

Yuri miró a Momoka como pidiendo permiso y esta la sonrió. Yuri se levantó feliz y cogió la mano del chico.

Takumi suspiró y miró a Momoka.

- ¿Te apetece bailar?

- ¿Tu bailas? Perdona pero es que no te pega nada.

- Tampoco a ti te pega venir sin tu adorado Kamui.

- Y creerás que has dicho una gracia.

- Un día es un día ¿Qué te parece si hoy firmamos una tregua? Mañana si quieres me vuelves a llamar enano y esas cosas pero hoy hacemos como si nos llevásemos bien.

Momoka se levantó y le tendió una mano ¿Y por qué no iba a bailar con él? Era un chico bien guapo y no parecía tan repelente como creía, incluso hasta parecía culto hablando y ella tenía que aprender a relacionarse con todo el mundo.

- ¿Entonces bailas conmigo?

Por supuesto ella quería bailar y pasárselo bien y no iba a estropearlo con un acceso de mal humor.

Takumi la cogió de la mano y fueran hasta donde bailaban los demás. Momoka no sabía bien como cogerse a Takumi, puso las manos en sus hombros y Takumi la rodeó por la cintura con una mano.
Lentamente comenzó a seguir los pasos del chico y a dejarse llevar por la música que oía, una preciosa canción que hablaba de amores imposibles y el dolor de perder a quien amas.

Se sintió melancólica y sin darse cuenta apoyó la cabeza en el hombro de su pareja de baile. Bailaban lentamente y cada vez más juntos en uno del otro, cuando quiso darse cuenta Takumi acariciaba su espalda con cierta cadencia y ella apretó aún más el abrazo.

Se estaba muy bien así. Sentía cierto calor creciendo dentro de ella. Levantó la cara y miró a Takumi y Takumi la miró a ella. Era difícil de explicar lo que sucedió en ese momento, Momoka no podía explicarlo, solo supo que parecía que Takumi iba a besarla o tal vez era ella la que parecía besarle a él.

- Mejor volvemos a sentarnos - dijo el chico con un desconocido tono de desconcierto.

Así lo hicieron, en silencio. Momoka terminó de beber su cóctel.

- ¿Quieres que te traiga otro? - preguntó Takumi.

- No, no, gracias.

- ¿No te fías de mi? - Momoka bajó la vista - No me extraña, a fin de cuentas fui responsable de drogar la bebida de Himeko, es lógico que me odies.

Momoka no tenía ganas de hablar de ese tema, había algo que le interesaba en esos momentos más y es que sus ojos no daban crédito cuando vieron a Yuri, en la pista, besarse con aquel chico desconocido.

0 comentarios: