martes, 24 de agosto de 2010

34. Amigos, menos amigos y rivales

Akira sentía la mirada de Shibi sin apartarse de él, era evidente que algo pasaba, quizás Akane le había contado lo que ocurrió entre ellos, también de vez cuando Jisei parecía querer penetrar en su mente… estaba claro que esos dos sabían algo, bueno, a ver si así él se enteraba.
Así estuvieron hasta que sus invitados dijeron que tenían que marcharse. Todos se levantaron, salvo Shibi.
- Quiero hablar con Akira - explicó cuando le preguntaron si no se iba con ellos - Tengo un mensaje de Akane pare él, algo de la obra.
- Si quieres me quedo a acompañarte - dijo Jisei.
- No hace falta, va a ser solo un momento.
Antes de marcharse, Jisei cogió la mano de Akira apretándosela.
- Mañana hablamos ¿vale?
Akira se quedó algo perplejo. Bueno, debería estar acostumbrado a las cosas de Jisei, seguramente había visto alguna "perturbación en su aura" o algo así. Después de acompañarles a la salida volvió y se sentó al lado de Shibi.
- Bueno, dime.
- Te voy a decir esto porque considero que eres amigo de Akane y te preocupas por ella, al fin y al cabo creo que terminarás por enterarte.
- Me estás dando miedo.
- Creo que tenemos un pequeño problema.
- ¿Kamui y Akane están saliendo?
Shibi le miró extrañado.
- ¿Umm…? ¿Eso crees?
- O eso o tiene una enfermedad terrible, tu y Jisei estáis de lo más sospechoso.
- Ayer en el buzón de sugerencias del periódico Akane recibió una carta.
- ¿Algún admirador?
- Depende de cómo lo mires pero yo diría que no. Por lo visto no es la primera que recibe, al principio eran notas escuetas en las que le decían algo así como "te la voy a quitar" o "te aseguro que será mía, deja que venga a mí y te dejaré en paz". Ayer fue una carta, algo mas larga y además venía una foto de ella con Ryuko.
Shibi observó como la cara de Akira iba tensándose por momentos.
- ¿Alguien la está acosando? - habló Akira con la mandíbula apretada.
- No… creo que no es a ella… diría que, por la carta que le escribió, le interesa otra persona. Esta mañana Kamui y Akane tenían turno de limpieza, cuando llegaron encontraron en la taquilla de Akane dos fotos… una de Himeko y otra de Ryuko.
La cara de Akira ya no podía crisparse más. Se levantó.
- Ahora vuelvo.
Lentamente se marchó, al rato volvió con un paquete de cigarros y un cenicero. Se sentó, encendió un cigarrillo y aspiró fuertemente.
- ¿Crees que es sano que hagas eso? - le comentó Shibi.
- Por eso esta tarde Kamui la ha llevado a hablar con la directora - más que una pregunta era una conclusión.
Hubo un silencio incómodo.
- Y ni idea de quien puede ser ¿no?
- No.
- ¿Lo sabe Kyojin?
- No, no nos hemos atrevido a decírselo, ya sabes como es Kyojin, se puede poner muy nervioso.
- Le puede dar algo si sabe que alguien anda con fotos de Ryuko.
- No es para menos.
- Pero debería saberlo.
- Hemos pensado que tú eres el mejor para decírselo.
- ¿Crees que van detrás de Ryuko?
- Lo que creo es que tanto Ryuko como Himeko con las más vulnerables de toda la clase… no se meten con Karura, no.
- Es alguien de 3-1... seguro… quieren provocarnos, nos atacan amenazando a las que saben que más vamos a proteger.
- Nos quieren poner nerviosos.
- Si le hacen algo a Ryuko, malo, no podremos controlar a Kyojin, tampoco querremos hacerlo… pero si le hacen algo a Himeko ¿te imaginas la reacción de Hizashi o Kohaku?
- Sin contar con Nowaki, Kenshi o Karura… son muy listos… con cualquiera de las dos se garantizan que al menos la mitad de la clase reaccionará y no muy pacíficamente… pasará como el año pasado, al final nosotros quedaremos como unos violentos.
- Y utilizan a Akane y al periódico para mandarnos sus amenazas.
- Pero sigo sin entender que quieren exactamente que Akane les dé ¿Quién sabe esto?
- Kamui… estaba con Akane y menos mal, si no hubiera estado seguramente Akane se habría callado sin darle importancia… piensa que es alguien que la tiene manía por algo que haya dicho en el periódico, pero Jisei, ya sabes como es, notó algo raro y la persiguió hasta que se lo dijo.
- Y tú, por supuesto.
- También la noté rara, tanto Jisei como yo pensamos que era otro tema… la verdad es que ayudé a Jisei a obligarla a que lo dijera.
- Lo mismo solo es una tontería, alguna pataleta de alguien o ganas de llamar la atención, pero hay que reconocer que es una situación incómoda.
Shibi se levantó.
- Cuento contigo para que vigiles a Akane, no me hace gracias pensar que alguien puede hacernos fotos sin que nos demos cuenta.
- ¿Habéis pensado que puede ser alguna admiradora de Kamui que les haya visto juntos?
- Si pero… ¿Qué tendría que ver Himeko? Ryuko es muy amiga de Akane y puedes pensar que quieren hacerla daño por fastidiarla pero… ¿Himeko?
- ¿Has leído la carta?
- Ajá… bueno, me marcho. No fumes más.
- Te acompaño. Shibi… gracias por decírmelo.

El miércoles comenzó como cualquier día, todo seguía su rutina habitual. Nowaki y Kenshi revoloteaban nerviosos alrededor de Kamui, por lo visto el entrenador de futbol estaba de baja y eso les causaba mucha ansiedad debido al gran partido que les esperaba.
Cuando llegó Akira llevaba una bolsa con un paquete. Se acercó a la mesa de Akane y la colocó encima.
- De parte de mi madre, gracias por cuidarme, ella esperaba dártela en persona pero…
- ¡Akira! ¿Ya estás bueno?
- Por lo visto gracias a ti. Me dijeron que estabas resfriada, espero que me disculpes por haberte contagiado.
- ¡Ah pero si no ha sido nada! ¿Ahora que te pasa? ¿Por qué estás tan formal?
- También espero que me disculpes si hice o dije algo que te molestase.
- ¿De veras estás bien? - Akane se levantó y le tocó la frente - ¿No tendrás aún fiebre?
Akira le cogió la mano, lentamente la apartó de su frente pero no la soltó.
- Que sepas que no voy a dejar que te pase nada.
- Vaya… ya te lo han contado…
Akira iba a contestar pero un abrazo inesperado por la espalda desvió su atención.
- Me alegro de volver a verte, Aki - dijo Yuri.
- Suelta a Akira ahora mismo ¿Quién te has creído que eres rubita? - gruñó Karura- Y tú espabila y no te dejes abrazar por cualquiera ¡tontaina!
- Pues creo que soy algo más para Aki que tú, bonita.
- Perdona guapa pero no es de tu propiedad. ¡Suéltale! ¿No ves que le agobias?
Akane prefirió dejar de ser espectadora que aquella escena y se acercó a la mesa de Kamui, donde Kenshi y Nowaki seguían calentándole la cabeza con el tema de su entrenador.
- Vale ya - decía Kamui - No os agobiéis tanto… pesados.
- ¿No lo entiendes? ¡Necesitamos un entrenador! - gritaba Nowaki - Alguien que nos ayude.
- Alguien que nos de una buena estrategia para ganar - añadía Kenshi.
Al ver acercarse a Akane, Kamui notó que comenzaba a acelerarse ¿Qué era aquella reacción? Sentía su cara acalorada ¿Pero que le pasaba? ¿Cuándo se había él comportado así? ¿Dónde estaba el Kamui frío de siempre?
- Si es por una estrategia - habló Akane con una sonrisa - Ahí delante tenéis al mejor.
- Shikamoto - murmuró Kamui mirándole.
- ¡Claro! - gritó de nuevo Nowaki - ¡El es bueno para esas cosas!
- ¡Es verdad! - añadió Kenshi lleno de alegría - ¡Podría ayudarnos!
- Todavía nadie le ha ganado en ningún juego de estrategia y además sabe llevar la teoría a la práctica - continuaba hablando Akane mientras Kamui había dirigido toda su atención en los labios de la chica y su movimiento al hablar - ¿No crees que podría ayudaros? Dicen que puede plantear un montón de movimientos posibles y su contraataque antes de que el contrario mueva.
Kamui guardó silencio mientras Nowaki y Kenshi continuaban con su alboroto. Akane guiñó un ojo y volvió a su sitio, era lo que quería decirle a Kamui, ya también estaba un poco harta de los gritos de desesperación de esos dos.

Xu-Xu había ido a los aseos. Nada más entrar se encontró con Yuri mirándose de perfil en el espejo.
- Hola Yuri.
- Hola… ¿crees que estoy más gorda?
- Lo que creo es que cada vez se te notan más las costillas.
- No, de veras ¿no tengo tripa?
- ¡Que vas a tener! De veras Yuri, no se como puedes decir esas cosas.
- Es que quiero estar perfecta.
- Estar demasiado delgada no te va a hacer perfecto.
Yuri emitió una risilla que a Xu-Xu le sonó como de burla.
- Todas queremos estar perfectas Xu-Xu, no me vengas ahora con tonterías… la mujer que dice que no le importa su físico o miente o es tonta.
Una de las puertas de los servicios se abrió.
- O tiene confianza en si misma como persona - dijo Karura saliendo y acercándose al lavabo para lavarse las manos, tenía mala cara, ojerosa y visiblemente se notaba que había estado llorando.
- ¡No seáis ridículas! Siempre hay que estar perfectas para el chico que nos gusta y dispuestas a conquistarle,
- ¿Vas a la caza de alguno? - preguntó irónica Karura.
- Quizás… bueno, ahí os dejo, chao moninas.
- ¡Que chica mas tonta! - murmuró Karura cuando se cerró la puerta tras Yuri - Te juro que a veces no la comprendo.
- Le da mucha importancia a estar perfecta, pero dice esas cosas sin malicia.
- ¿Tu crees? - sonrió.
- ¿Te encuentras bien, Karura? Tienes mala cara.
- No me encuentro muy bien, la verdad.
- ¿Te acompaño a la enfermería?
- No, no, no es eso, déjalo.
- Pero mujer… venga, te acompaño.
- Que no, que no me pasa nada… ese es el problema.
- Pero de veras tienes mala cara.
- Es que…- las lágrimas comenzaron a escaparse de los verdes ojos de Karura - Es que tengo una angustia horrible.
- ¡Por dios! ¿Quieres contármelo? A lo mejor te ayuda hablar, no es que quiera cotillear ni nada de eso, de veras.
- Es que…
- ¿Qué te ha pasado? ¿Te ha pasado algo?
- Es lo que no me ha pasado… es que… - Karura tenía que hablar, ya no podía más con ese secreto que la oprimía el pecho hasta ahogarla - Es que… ¿te acuerdas que te dije que tenía un retraso?
- ¡Ah! Si… me acuerdo.
- Pues sigue sin venirme la regla.
- Bueno pero no pasa nada ¿no?
Karura la miró con cara angustiada, a ver como le explicaba a Xu-Xu que en ciertos momentos los retrasos pueden ser preocupantes.
- No… yo… soy como un reloj para eso.
- ¿No estarás diciéndome que…? - Xu-Xu se cayó a si misma tapándose la boca con una mano y miró alrededor como asegurándose de que no había nadie - ¿Crees que puedes estar…?
- No lo sé, no lo sé, yo juraría que no pero… no lo sé, las cosas fallan a veces.
Se notaba a Karura realmente desesperada, Xu-Xu nunca la había visto así, era algo muy impresionante para Xu-Xu que ni se la podía imaginar en ese estado.
- ¿No me digas que tu…? - cortó la frase, no sabía de que se extrañaba, Karura era mayor, ya tenia edad más que suficiente y era guapa y sexy y se la veía muy liberal y decidida - ¿Lo sabe él?
- No me atrevo a decírselo, no da mucha vergüenza, seguro que se enfada, no se como se lo tomará, no le hará gracia, seguro… dios ¿por qué me pasa esto? - Karura no se refería a que no supiese porqué podía estar embarazada, si no mas bien a lo que no iba a decir: que realmente no sabía quien podía ser el padre, que ella tenía una relación con Fuma, pero siempre habían tomado precauciones, sin embargo un día tuvo un desliz con Hizashi ¿y que le decía a Fuma? ¿Qué había algún fallo? ¿y que le decía a Hizashi?
- ¿Pero estás segura?
- No, pero… tengo mucho miedo ¿qué va a ser de mí?
- A lo mejor son los nervios, ya sabes que nos nervios pueden hacer que se te retrase y si se retrasa te pones nerviosa y se retrasa aún más. Tranquilízate, seguro que son los nervios.
- ¿Tu crees?
- Claro, a mi hermana le pasa mucho… no sabes la que pruebas de embarazo que se ha hecho y luego nada… eran nervios.
Karura respiró hondo…si… podía ser que se haya puesto algo histérica, quizás solo es el miedo a que pasase.
- Tienes razón, si tengo que estar tranquila, si estoy segura… no sé por qué me pongo así.
- Lo que yo te digo, son nervios. Anda, lávate esa cara y volvamos a clase.
Xu-Xu pasó la hora de clase algo intranquila, estaba deseando acercarse a cierta persona y decirle algo, así que, en cuanto el profesor abandonó la clase fue muy decidida hasta Akira, le miró y sin decir una palabra, apretando la mandíbula, lo cogió del cuello de la camisa y tiró obligándole a levantarse.
- Ven conmigo, Casanova - dijo tirando de él hacia la puerta.
Akira estaba atónito y confuso pero no quería que le lastimara y el tirón de cuello era muy molesto, así que, no se opuso y la siguió sin oponer resistencia.
Todos se quedaron algo extrañados viendo aquella escena.
- No pasa nada - dijo Jisei - Querrá decirle algo importante, es que Xu-Xu es así de impulsiva pero vamos, su aura es normal.
Mentía, el aura de Xu-Xu no era nada normal pero no iba a alarmar a sus amigos, lo que Xu-Xu quisiera decirle a Akira parecía personal.
Nada más salir del aula, Xu-Xu arrinconó a Akira contra la pared sin soltar el cuello de su camisa.
- ¿Te pasa algo, Xu-Xu?
- ¿Has dejado embarazada a Karura? - dijo en voz baja para que no la oyeran los que andaban el pasillo y que los miraban curiosos, pero a la vez con dureza - ¿Eh?
Akira abrió los ojos desmesuradamente.
- ¿Pero que dices?
- ¡Di!
- ¿Karura está embarazada?
- ¿Has sido tú?
- Ah pues… es improbable.
- ¿Cómo de improbable?
- 100% improbable.
- ¿Por qué estás tan seguro?
- ¿Te lo ha dicho ella?
- Dímelo tú.
- Karura y yo nunca hemos hecho nada.
- ¡No me mientas!
- Creo que hay que hacer alguna cosa para embarazar a una chica, vamos, la práctica no la conozco pero algo de teoría me han explicado.
- ¿No tendrás lagunas mentales?
- La única laguna que tengo es de hace un año, mis espermatozoides no creo que tengan tanta capacidad de supervivencia.
Xu-Xu se le quedó mirando, ante la frase que el chico había dicho y su expresión de seriedad no pudo evitar echarse a reír.
- ¿Estás seguro?
- ¿Es que no hay otro más que yo? ¿Tengo pinta de semental o algo así?
- Tienes razón - aflojó el agarre - Lo siento.
- Te agradezco que tengas tanta fe en mi atractivo sexual pero te juro que no he jugado partidos en ese campo.
- Ya, es que como tenéis esa confianza y salisteis…
- ¿Karura está embarazada?
- No lo sabe, tiene un retraso. Oye Akira… me he dejado llevar por un impulso… por favor no le digas nada a ella.
- Las mujeres estáis muy locas… no, no le diré nada, tranquila.

No fue hasta el siguiente cambio de clase que Kamui no pareció reaccionar, se levantó, fue hasta Hizashi y habló algo con él. Este se dirigió a un armario que había en el aula, lo abrió y sacó una caja él, abriéndola frente a Kamui. Kamui sacó algo de la caja, algo que mantenía en su puño cerrado. Hizashi cerró la caja y volvió a guardarla. Kamui se acercó a Akira, se colocó delante de su mesa y de un golpe seco dejó lo que llevaba en el puño frente a él: era una ficha de ajedrez. Akira le miró y sonrió.
- Donde y cuando quieras - le dijo.
- Aquí, a la hora de la comida - impuso Kamui con voz grave y se marchó.
- ¡Eh, chicos! - gritó Genki que lo había visto todo - ¡Duelo de ajedrez! ¡Akira versus Kamui!
El alboroto fue tremendo.
Aquello podía parecer una tontería pero no lo era, era un duelo que causaba mucha expectación. Se suponía que Kamui era el típico chico ganador y bueno en todo lo que hacía, era frío y calculador y nunca se le había visto perder. Por otro lado, Akira era el campeón de ajedrez de la región, había sido el campeón desde que empezó a jugar, estaba imbatido. Nunca habían jugado el uno contra el otro, aquello prometía ser emocionante.
Y llegó la hora de la comida. La mayor parte de la clase optó por quedarse a ver el duelo. No así Akane, que prefería salir fuera.
- No se - decía Sumire - La verdad es que me da curiosidad ver el juego.
- Si no lo entiendes puede ser algo aburrido - dijo Jisei.
- Es una tontería - repuso Akane - Ganará Akira.
- ¿Por qué lo sabes? - preguntó Sumire.
- ¿Has visto la sala de trofeos? Todos los que hay de ajedrez son suyos.
- Pero Kamui…
- Si, Kamui es bueno pero Akira es… es un asco, no deja ganar a nadie… creo que lo único que no ha ganado es el "miss ajedrez"
- Tienes mucha fe en Akira ¿verdad? - se burló Ryuko.
- Anda, vamos a comer, seguramente cuando volvamos todavía sigan, veremos el final.
Al salir del aula, Akane vio una cara conocida.
- ¡Shiho! ¡Eh, Shiho! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Una chica de pelo rubio oscuro, recogido de manera no muy cuidadosa en una coleta baja y unos ojos marrones escondidos tras unas gruesas gafas de pasta, se acercó a ellas.
- ¡Akane! ¿Cómo estás? ¿Qué tal estáis todas? - Jisei y Ryuko la saludaron sonriendo - Hace mucho que no pasas a visitarnos por el club.
- Si, me harté de que Akira me diese palizas continuamente ¿Y como te va todo?
- Bien, ahí seguimos.
- Por cierto, en mi aula se está jugando una partida: Akira contra el Kaguya.
- Vaya, eso suena interesante.
- ¿Por qué no te pasas? Seguro que animas a Akira.
- Bueno, no se, a lo mejor paso un rato ¿Crees que molestaré?
Nerviosa, Shiho se retocaba el pelo.
- ¡Que va! Seguro que se siente apoyado. Bueno, nos vamos a comer ¿Quieres venir con nosotras?
- No, gracias. Nos vemos luego si eso.
- Vale… pues hasta luego.
- Hasta luego.
Sumire se acercó a Ryuko.
- ¿Quién es?
- Es Shiho, pertenece al club de ajedrez, es bastante buena, todo un cerebrito.
- Akane has sido muy desconsiderada al no presentarle a Sumire - le reprendió Jisei.
- ¡Es verdad! No me había dado ni cuenta. Lo siento Sumire, no se ni donde tengo la cabeza últimamente.
- Bueno Shiho seguro que ni se ha dado cuenta con lo nerviosa que la has puesto - volvió a recriminarla Jisei.
- Pero yo no quería ponerla nerviosa, solo quería alegrarle el día.
- Si ya, pero ya sabes como se pone solo de pensar que va a estar cerca de él.
- Me he perdido - interrumpió Sumire - ¿Qué pasa?
- Shiho está coladita por Akira pero es muy tímida y los nervios la pueden - explicó Ryuko.
- Es muy buena chica - añadió Akane - A mi me cae genial. Demasiado buena para ese.
- Vaya con Akira… pues si que tiene éxito - comentó asombrada Sumire.
- Empezando por ti ¿No les has contando lo que le pediste el otro día en su casa?
- ¡Anda! Pues se me olvidó.
- Pues cuenta, cuenta.
- ¿Qué hiciste? -interrogó Jisei - A parte de violar su intimidad ¿Todavía hiciste más?
- Bueno pues…
Después de comer decidieron volver a ver como seguía la partida.
- Id yendo vosotras - dijo Jisei - Yo tengo una cosa que hacer en mi club.
- ¿En que club estas tu? - preguntó Sumire.
- ¿En cual va a estar? - intervino Akane - En el de parapsicología y fenómenos extraños.
- Di que no… estoy en el de Astronomía. Anda… ahora os veo.
Jisei cogió un camino distinto. Iba algo nerviosa, no era verdad que tuviera algo que hacer en el club, su objetivo era otro, estaba decidida a hablar con cierta persona y eso implicaba acercarse a la zona que los alumnos de 3-1 frecuentaban.
Vio a Kimisuke Irie, un chico muy alto, pálido, de pelo muy rubio, lacio y algo largo que le daba cierto aspecto de bohemio y unos ojos verdes; estaba sentado en un banco junto con Shugo, no parecía haber nadie de su clase cerca. Se acercó a ellos.
- Hola Irie - dijo tratando de controlar sus nervios y mirando de reojo a Shugo.
- ¿Qué haces aquí, niña? - habló con bastante brusquedad Shugo. De todos era sabido que Shugo por lo general era un chico callado y tímido pero a veces, sobretodo si se le molestaba, podía llegar a ser muy violento.
- Perdona, yo solo quiero hablar un momento con Irie.
- ¿No sabes que no tienes que acercarte a nosotros?
- Déjalo Shugo, todo está bien, yo también quiero hablar con ella.
Shugo miró a Kimisuke algo iracundo, pero al momento su rostro se relajó.
- Está bien. Tú sabrás lo que haces. Yo me voy ya, nos vemos en clase.
- Vale Shugo, no te preocupes.
Shugo dirigió una última mirada a Jisei y se marchó.
- Siéntate Jisei, por favor.
- ¿Qué tal estás?
- No estoy mal ¿y tú?
- Yo, bueno, es que quería pedirte un favor.
- Me alegra que aún recuerdes que fuimos amigos. Dime ¿en qué puedo ayudarte?
- ¿Te acuerdas de mi amiga Kumoyuki?
- La del periódico.
- Si, esa.
- No me olvido de ella, fue la única persona capaz de sacar de sus casillas a Seishiro ¿qué le pasa?
- Es que está recibiendo cartas algo molestas.
- ¿Molestas de que tipo?
- Estoy empezando a preocuparme, creo que alguien quiere hacer daño a mis compañeras, sobretodo a Harukaze y Girei, por eso quería que si pudieras averiguaras si es alguien de tu clase quien le manda las cartas.
- ¿No sabéis quien se las manda?
- No… son anónimas y… le manda también fotos de las chicas que te he dicho.
- ¿Crees que pueda ser alguien de mi clase?
- No lo se, puede que no, no lo se Irie.
- Llámame Kimisuke, como hacías antes.
- Kimisuke ¿me harías ese favor?
- Pues claro - Kimisuke cogió un mechón de pelo de Jisei y jugueteó con él - A veces hecho de menos nuestras charlas ¿No podríamos vernos algún día?
Jisei bajó la mirada, era una situación muy comprometida. Kimisuke puso su mano en la barbilla de la chica y levantó su cara.
- Mírame a los ojos, por favor, aunque me digas que no, mírame a los ojos, solo tú y Shugo sois capaces de mirarme sin asco.
Kimisuke siempre había sido un niño débil y enfermizo, faltaba a clases muy a menudo, siempre por causa de alguna enfermedad, apenas podía hacer educación física y los niños, crueles como son, no parecían muy contentos de tener a un niño así por amigo, incluso llegó a correrse la voz de que tenía una enfermedad contagiosa y poco a poco se apartaron de su lado.
A Kimisuke eso le daba igual, no lo entendía pero lo deba igual, él no necesitaba amigos, no necesitaba a nadie… hasta que conoció a Shugo, otro chico al que los niños discriminaban debido a su extraño carácter violento, otro chico solitario… y después a Jisei, la chica más extraña de cuantas conocía, la niña que aseguraba tener sueños que se hacían realidad, la niña que lanzaba maldiciones que curiosamente parecían funcionar… la bruja. Pero Jisei vio en Kimisuke lo que nadie supo ver: a un amigo, una persona dulce y muy culta, gran conversadora cuando se le daba la oportunidad, confundida, demasiado fácil de convencer de cualquier cosa, por esa razón Seishiro prácticamente hacía con él lo que quería y él le creía porque necesitaba creer que perteneciendo a esa banda iba a conocer lo que era que le apreciasen y le necesitasen.
Jisei sabía como era Kimisuke, veía su aura triste y dolida, fingía indiferencia ante todo pero no era así, y ella sentía una pena enorme al verle y no pudo evitar acercarse a él e intentar comprender a aquel chico tan extraño de aura triste. Eran amigos, solo amigos, Jisei no sentía otra cosa por él que simpatía, para ella era una amigo más, quiso presentarle a sus otros amigos pero él no quiso, no quería relacionarse con nadie, no necesitaba la compasión de nadie, eso fue lo que Seishiro le metió en la cabeza, que la gente solo se acercaba a él por compasión y quizás fuera verdad y Jisei también lo hiciera por compasión, pero eso ya daba igual porque su amistad había quedado ya en el pasado.
- Supongo - Jisei sabia que al decir aquello estaba transgrediendo muchas reglas no escritas - supongo que no pasará nada si algún día nos encontramos por casualidad, por ejemplo en una cafetería y charlamos como los amigos que hemos sido.
- Te mantendré informada de lo que averigüe y no te preocupes, nadie hará nada a tu amiga.
Jisei le regaló una dulce sonrisa.
- Gracias Kimisuke.
De vuelta al aula, Jisei encontró apoyado en una pared cerca de las escaleras a Kohaku, éste, al verla, se acercó a ella, parecía estar esperándola.
- Hola Kohaku ¿Qué haces tan solo?
- Quería verte. Te he visto acercarte a Kimisuke.
- Bueno si, tenía que pedirle un favor, es algo importante.
- Sabes que no tienes que acercarte a ellos.
- Ya lo se pero era urgente, de verdad, él no es mala persona.
- ¿Estás segura de lo que dices?
- Al menos conmigo nunca lo ha sido.
- No me fío de él ¿recuerdas lo que pasó?
- Pero eso fue porque Seishiro le manipuló como quiso.
- Da igual por lo que fuera.
- Kohaku, por favor, confía en mi, tenía que hacerlo, por favor, guárdame el secreto.
- Me da igual lo que hicieras, pero la próxima vez avísame, te acompañaré, lo hago por toda la clase.
Jisei miró a Kohaku, este ni siquiera la miraba a ella. Así era Kohaku, un cascarón frío aunque por dentro mucho más cálido de lo que parecía.

Kamui había apoyado los codos en la mesa, entrelazando sus dedos por delante de su boca. Observaba a Akira que, después de hacer su movimiento, volvía a recostarse en su asiento cruzando los brazos. Vale, reconocía que aquel chico era muy bueno y la partida le estaba resultando muy motivadora, ese chico tranquilo que nunca se motivaba por nada se lo estaba haciendo pasar mal a él, a Kamui Kaguya, puede que fuera la primera persona que le daba tanto trabajo para vencerle y es que durante la partida hubo momentos en los que realmente Kamui lo daba todo por perdido, por algo la gente solía llamar a Akira genio. Pero un par de movimientos atrás Kamui había conseguido recuperar la esperanza de ganar aquella partida, cuando ya veía su fin se dio cuenta de que la gran de defensa de Akira tenia un punto débil ¿cómo se le habría pasado? Quizás estaba demasiado concentrado en el ataque y descuidó la defensa, bien, por ahí atacaría esperando que no se diera cuenta de su estrategia y parecía que la estrategia había funcionado, Akira siguió moviendo sin percatarse de la amenaza de Kamui.
Kamui movió, un par de movimientos más y Akira estaría vencido… no era tan bueno después de todo. Akira se incorporó hacia el tablero cogiendo una pieza miró sonriendo a Kamui.
- Ha sido un placer jugar contigo, Kamui Kaguya - dijo con voz calmada y dio con la pieza al rey blanco de Kamui - Mate, tu rey ha caído.
Kamui se quedó helado ¿cómo podía ser? Había perdido de la forma más tonta posible, había sido él, el que concentrándose en aquel punto débil del Shikamoto había permitido abrir un gran boquete en su defensa, había sido él quien había caído de lleno en la trampa de ese chico, es más, si lo analizaba todo se daba cuenta de que Akira podía haberle ganado por lo menos un par de veces antes pero lo evitó, alargó la partida premeditadamente ¿por qué? Seguramente por el placer de jugar. No se lo podía creer. Se levantó y extendió su mano hacia él.
- Ha sido una partida increíble - dijo - Enhorabuena, espero que se repita.
Akira estrechó su mano.
- Gracias, realmente ha sido buena.
Los espectadores de la partida reaccionaron de distintas formas, los había que lanzaron un "¡oh!" desilusionado y quienes vitorearon de alegría y luego estaban los que dijeron: "lo de siempre" como Akane.
- ¿No te lo dije? - le dijo a Sumire.
- Vaya, pues tenías razón.
- Es un asqueroso, te lo digo yo, no hay quien le tosa, creo que le van a prohibir participar en próximos campeonatos porque si no lo único a lo que aspiran los demás es a ser subcampeones.
Akira dobló su cuello hacia los lados varias veces. Kamui seguía mirándole.
- Shikamoto ¿Te gustaría ayudarnos en le partido del sábado? Seria un honor para nosotros contar con tu consejo.
- ¡Ah, Kamui, no me seas tan estirado, tío! Somos compañeros ¿no?
- ¿Quieres ayudarnos, por favor, Akira?
- Si, por favor, por favor Aki - se acercó a él Kenshi.
- Sería estupendo, si nos ayudas seguro que ganaremos, anda Akira, te necesitamos - insistía muy trágico Nowaki.
- ¿A mi? ¿No tenéis un entrenador?
- Está de baja, por favor, necesitamos una buena estrategia - insistió Nowaki.
- Ayúdanos a preparar el partido - suplicaba Kenshi.
- Venga, no nos dejes tirados - lloriqueaba Nowaki.
- Pero necesitaría ver como jugáis, como sois como equipo.
- Esta tarde tenemos entrenamiento - habló Kamui - Ven y nos ves, por favor, sabes que no me gusta pedir favores pero es que es la final.
- Y también necesito ver como juega el otro equipo.
- Tengo todos los partidos grabados - añadió Kamui. Te los puedo pasar ¿Eso te serviría?
Akira suspiró y miró los ojos suplicantes de Nowaki y Kenshi, lo haría por ellos, eran sus amigos.
- Está bien.
Nowaki y Kenshi se chocaron las manos.
- Pero Kamui tiene que ver los partidos conmigo y explicarme algunas cosas, yo no entiendo demasiado de futbol.
- El partido es el sábado, hoy es miércoles ¿Crees que te dará tiempo? - preguntó Momoka.
- Creo que si pero ¿estarán de acuerdo los demás?
- Soy el capitán, lo han dejado en mis manos.

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