lunes, 26 de julio de 2010

33. No conozco más historia que tú y yo

Como era costumbre, Shibi se acercó en sigilo al asiento de Akane, cogiéndola de improviso, pegando así su cara a la de la chica, le encantaba sobresaltarla.
- ¡Shibi! - gritó - ¡Algún día me dará un infarto y será culpa tuya!
- ¿Te encuentras mejor? - habló como siempre también con voz baja y arrastrada.
- Si, ya se me ha pasado la tontería que tenía ayer, era cansancio.
- Si me necesitas, ya sabes donde estoy - sonrió el chico.
- Shibi siempre al rescate ¿eh?
Jisei miraba con ojos incrédulos a Sumire.
- ¿Qué hiciste qué a Akira?
- Le curioseé el ordenador.
- ¿Te das cuenta de que eso es violar la intimidad de una persona?
- Si, me doy cuenta, pero no lo pude evitar, descifré su clave y…
- ¿Qué tenía una clave y todo?
- ¿Y la descifraste? - preguntó Xu-Xu a su lado.
- Fue fácil ¿queréis saber cual era?
- ¡No! - exclamó tajante Jisei - Sumire ¡esas cosas no se hacen! Malo es cotillear sus papeles, pero sus cosas privadas…. ¡por dios!
- ¿Y que tenía? - la ignoró Xu-Xu.
- ¡Xu-Xu, por favor!
- ¿Tenía fotos guarras?
- No le miré las fotos, más que nada porque me centré en una carpeta que se llamaba "cartas que nunca entregué"
- ¡Oh! ¡Qué titulo tan poético! - Xu-Xu parecía entusiasmada.
- Si, Xu-Xu… tu sigue y dale bola…
- ¿A que suena bonito? ¡Tenia unas cosas! Bueno, no pude ver mucho pero imprimí una hoja.
- ¡Sumire por dios! ¡Eres una delincuente! - continuaba escandalizada Jisei.
- Tú solo lee - le entregó la hoja.
- ¡No! No quiero y tú tampoco deberías haberlo leído, son cosas íntimas de un amigo.
- Trae aquí - Xu-Xu se la arrebató bruscamente.
- ¡Xu-Xu, eso es como robarle!
Xu-Xu haciendo caso omiso a Jisei echó un vistazo.
- Desde luego no tenéis vergüenza ¿os gustaría que os cotillearan vuestras cosas personales?
- Por favor… - habló emocionada Xu-Xu - que… no tengo palabras, no puedo imaginar algo así…
- Seguro que exageras un montón para llamar mi atención pero no, no voy a caer en vuestras trampas… delincuentes.
- Pero bueno - continuo Xu-Xu - Ya está echo ¡que le vamos a hacer! ¿no?
- ¡Trae para acá! Esto no lo va a leer nadie más - dijo arrancando el papel de las manos de Xu-Xu - Capaces seríais de enseñárselo a los demás.
- ¡Jo, Jisei, como eres! - se quejó Sumire - Bueno al menos la canción si la leerás ¿no? El dijo que no se enfadaba, que si hubiese querido mantenerla en secreto la hubiese escondido.
- ¿Eh, eh? ¿Qué dices a eso, gruñona?
- Las canciones vale, pero lo del ordenador no tiene perdón.
- Vale - Sumire puso gesto de niña pequeña - si, me he pasado, lo reconozco, pero es que me emocioné.
- Venga - dijo Xu-Xu - Enséñanos la canción.
Sumire miró suplicante a Jisei.
- Bueno, vale, pero no se la enseñes a todo el mundo, aunque te dijese que le daba igual son cosas íntimas.
- No… solo nostras… Bueno, quizás Akane y Ryuko, es que tengo una teoría. Tomad, leed, la he pasado a limpio.
Jisei fue la primera en leerla.
- Curioso - dijo al terminar y pasársela a Xu-Xu.
- ¿Ves como no es nada malo? ¿Tú que crees que quiere decir?
- Hombre, quiere decir exactamente lo que dice.
- Ya pero ¿a quien se lo dice?
- Quizás a nadie Sumire, solo es una canción, le llegaría inspiración y la escribió, punto.
- No - agregó Xu-Xu - Eso no funciona así, la inspiración le tuvo que venir de algo.
- ¿Será Yuri? - preguntó Sumire.
- La verdad - contestó Jisei - No me lo imagino. Será Karura, es más lógico, salió con Karura antes que con Yuri.
Akane dio un gran estornudo.
- Creo que me he resfriado - decía mientras utilizaba un pañuelo de papel.
- Me parece que alguien te ha contagiado algo - dijo Shibi.
- Lo raro es que no me hubiera contagiado nada.
- ¡Qué bonito! - exclamó Sumire en voz alta - ¡Akane! Ahora los virus que estaban dentro de Akira están dentro de ti.
- ¡Que asco por favor! - se quejó Akane - Ahora si que me encuentro mal, me has revuelto el estómago.
- Anda toma - dijo Jisei pasándole la hoja con la canción - Léete esto.
Akane no pudo leerla porque ya llegaba la hora de empezar las clases. Sin embargo, mientras daba la clase, en un momento de aburrimiento, sacó la hoja y comenzó a leer.

"No conozco mas historia que tú y yo,
ni más besos que nos que tú me enseñaste.
No conozco más palabras del amor,
que las pocas que has querido regalarme.
Y aborrezco las caricias que admití,
mientras yo me imaginaba tus abrazos,
aborrezco las mentiras que fingí,
aceptando los amores de otros brazos.
Y es que quiero seguir junto a ti,
como el sol que me acaricia y me atormenta siempre al fin,
como el sol, te necesito junto a mí.
Reconozco que me has dado más calor
que cualquier amor que pudo cobijarme.
Reconozco que si me duele el corazón,
es para que tú no te atrevas a dejarme.
Y aborrezco las caricias que admití,
mientras yo me imaginaba tus abrazos,
aborrezco las mentiras que fingí,
aceptando los amores de otros brazos.
Y es que quiero seguir junto a ti,
como el sol que me acaricia y me atormenta siempre al fin,
como el sol, te necesito junto a mí."

Al terminar la clase, Akane se acercó a Jisei.
- ¿Quién te ha escrito esto?
- ¿Crees que ha sido a mi? No, no es para mí, es de Sumire.
- Anda Sumire que calladito te lo tenías…
- ¿El qué?
- Esto.
- ¡Ah, pero yo no he hecho nada malo! Él dijo que…
- Que no Sumire, que no es eso - la cortó Jisei - parece que Akane cree que te lo han escrito a ti.
- ¡No, no! No sabemos a quien se lo ha escrito.
- ¿Qué pasa? - se acercó Ryuko.
- Toma, lee esto.
- ¿Y quien lo ha escrito? - preguntó Akane.
- Alguien habrá sido, digo yo - contestó Jisei.
- Ya pero ¿Quién?
- ¿Tú quien crees?
- ¿Es que no lo sabéis?
Akane miró a Sumire y a Jisei que a su vez la miraban con una tonta sonrisa en la cara.
- Ya… Akira ¿no?
- ¡Ala! - exclamó Sumire - ¿Cómo lo has adivinado?
- Porque me dijiste que escribía canciones y eso tiene pinta de canción.
- ¿A quien se lo habrá escrito? - comentó Ryuko.
- Xu-Xu dice que a Karura - respondió Sumire - ¿Tu que crees, Akane?
- Que es Karura… pero que a mi me da lo mismo - y se volvió a su sitio.
- ¿Se lo puedo enseñar a Kyojin? - propuso Ryuko - Supongo que él lo sabrá, me imagino que Akira le enseña sus canciones.
- Pero que sea discretito - susurró Jisei - que Sumire la copió a escondidas.
En el siguiente cambio de clases Ryuko volvió a acercarse a ellas.
- ¿Qué dice Kyojin? - preguntó impaciente Sumire.
- Dice que la conoce, pero que ya hace tiempo que la escribió y no es para Yuri.
- ¿Está seguro? - recalcó Sumire.
- Si porque dijo que se lo preguntó.
- ¿Y?
- Le dijo que no es Yuri, pero nada más.
- Entonces es Karura - reflexionó Sumire.
- ¡Vete tu a saber! - añadió Jisei - Lo mismo es Yuya ¿por qué no? ¿qué sabemos de ella?
- Que habla como un camionero - respondió Ryuko.
- ¿Todavía estáis con lo mismo? - dijo Akane - Bueno, pues dejarlo que acabo de tener una idea: vamos a hacer un grupo de animadoras.
- ¿Para Akira? - se extrañó Sumire.
- Si, solo le faltaba eso… No. Para el partido del sábado. Es la final, tenemos que animarlos todo lo que podamos, tenemos que ganar ¿no es emocionante?
- Eso - habló burlona Jisei - Tu tienes que animar a tu futuro maridito y apoyarle.
Akane le dirigió una mirada entre asesina e incrédula.
- Voy a hablar con Momoka
- Ya la va a liar… la estoy viendo - suspiró Ryuko.

Para Akira el día pasaba lentamente. Aún tenía algo de fiebre y le dolía la garganta pero ya no tenía arcadas y no se sentía mareado, estaba mucho mejor. Su madre, decidió que debía hablar seriamente con él sobre las mujeres y lo peligrosas que podían llegar a ser. Cuando llegó a su casa, preocupada por el aviso de que su hijito estaba enfermo se tranquilizó al ver allí al médico, a Kyojin y Yuri atendiéndole, tranquilidad que terminó cuando descubrió que no había sido Yuri, la hija de los Hanakiri, amigos de toda la vida de los Shikamoto, la que se había ocupado de su pequeño, sino otra chica, según el medico una de pelo anaranjado que parecía saber muy bien lo que hacía, "Akane" la llamó su hija que al describirla la reconoció en seguida.¿Y quien era esa chica que había estado cuidando a su hijo toda la noche? ¿Qué clase de chica era la que pasaba la noche en casa de un chico? Por suerte Kyojin explicó que él también había estado, eso y que el médico añadió lo buena enfermera que había sido tranquilizó un poco de nuevo a su madre, pero aún así, a Akira le tocó aguantar los consejos de una madre preocupada y la amenaza de una charla con su padre cuando llegase por la noche, una charla entre hombres sobre mujeres y problemas biológicos.
Mientras tanto, Akira esperaba, sabía que tendría visita, algo muy grave tendría que pasar para que Hizashi no le llevase los deberes, aunque él quien quería que llegase era Akane, quería hablar con ella, necesitaba hablar con ella, porque sabía que la había molestado y tenía que aclarar ese tema, la experiencia le había demostrado que los malentendidos deben aclararse cuanto antes o nunca se aclaran.
Como también era habitual en su madre, no iba a dejar que estuviese ocioso todo el día, así que, le mandó ordenar su armario. Sentado en su cama, Akira había vaciado el contenido de un cajón en ella y se dedicaba a separar lo que tenía valor de lo que debía deshacerse. Era un cajón en el que Akira iba metiendo todo lo que no sabía donde meter, así que podía tener cualquier cosa, desde postales, llaveros, bolígrafos hasta… una pequeña caja de color azul oscuro con letras doradas grabadas en ella… así que estaba allí…
Akira sintió cierta pena cuando la vio, casi con miedo, como si al cogerla algo malo le fuera a pasar, la agarró y la miró detenidamente sin saber si abrirla o no. Respiró profundamente y la abrió.
El colgante de forma ovalada y color azulado, enganchando a una fina cadena de plata continuaba allí, como la última vez que lo vio, aunque en ese momento Akira no lo veía, en su mente lo que veía era a Akane pegada al escaparate de aquella joyería.

"- ¿Por qué a todas las mujeres os gustan tanto las joyas? - preguntaba Akira sin dejar de mirarla a ella.
- Son bonitas y brillantes - respondía con voz traviesa.
- Sois como las urracas, vais a todo lo que brilla - bromeó.
- Bueno yo particularmente lo hago por avaricia… si me veo en un apuro siempre puede venderlas.
- Ahora que lo pienso, nunca te he visto con joyas ¿ya las has vendido?
- Yo nunca he tenido nada de oro o de plata, bueno si, tengo medallas pero mi madre las guarda, creo que no se fía de que las empeñe ¿esos pendientes que llevas tú son de plata? - dijo señalando unos pequeños pendientes que Akira llevaba siempre.
- Son de acero ¿tu no llevas pendientes nunca?
- Creo que una vez tuve unos y los perdí ¿Tus padres te dejan llevar pendientes sin insultarte?
- Siempre los he llevado… me los regaló mi bisabuela, por lo visto es algo tradicional en los Shikamoto.
- O sea, hacéis las cosas al revés.
- Somos muy peculiares, con costumbres peculiares ¿Qué te gusta más?
Akane señaló sin dudar una pulsera de oro blanco en forma de trenza. Akira miró el precio.
- No eres tonta, no.
Akira observó el escaparate, la mayoría de las cosas que en él se mostraban superaban con mucho su presupuesto pero pensó que regalarle algo podría ser un detalle bonito, algo tendría que haber que pudiera comprar y además tenía el día perfecto para regalárselo.
Estaba muy ilusionado con aquella relación que habían comenzado, se sentía muy bien estando a su lado, normalmente las chicas solían ser muy pesadas, empeñadas siempre en que los chicos hicieran lo que ellas querían pero Akane siempre le miraba con sus ojos brillantes y le convencía de cualquier cosa, era estupendo dejarse llevar por ella, tenia una bonita sonrisa y sus manos eran siempre muy cálidas. A Akira le gustaba coger sus manos y sentir esa calidez emanando de ellas, esa calidez de la que él quería formar parte.
Entrelazó los dedos entre los de ella y la miró, Akane le devolvió la mirada con aquella sonrisa en los labios, él se sentía feliz, cada rato que pasaba con ella más convencido estaba de ponerse un poco más tonto, estaba en esa parte de su relación en la que cualquier cosa que descubría le parecía maravillosa.
Puso su mano en la nuca de la chica para atraerla hacia sus labios y besó, como siempre hacia, suave pero ávidamente, su boca. Le encantaba sentir la suavidad de los labios de Akane en los suyos, eran tan suaves y cálidos y extrañamente no sabían a nada, pensaba que los labios de una chica debían saber a algo, a algún alimento comido hacia poco, restos de dentífrico, una bebida, pero no… no sabían a nada y sin embargo ese roce suave y cálido le resultada totalmente adictivo.
Akane nunca le permitía profundizar el beso, él sabía que era algo que a ella le desagradaba y cuando, alguna vez, llevado por el entusiasmo, lo había intentado, ella lo había rechazado de una forma sutil, así que se conformaba con saborear esos labios que no sabían a nada.
- Seria mejor que fuéramos a un sitio más privado - habló la chica.
- No. Porque si vamos a un sitio mas privado lo mismo no voy a saber contenerme. ¿Te han dicho alguna vez que eres como una droga?
- Si, claro, suelen decírmelo a menudo… anda vamos, se nos está haciendo tarde.
- Akane… yo…
Quería decirle cuanto le gustaba, lo bien que se sentía con ella pero no lo hizo… tenia miedo de asustarla o agobiarla si mostraba demasiado sus sentimientos. Se limitó a caminar a su lado, cogido de su mano y mirando el cielo, disfrutando de ese momento."

Akira había cogido el colgante y lo sostenía frente a sus ojos, mirándolo.
Era muy triste pensar que esos momentos nunca iban a volver, estaban en el pasado, aunque lo verdaderamente triste era pensar que no tenía posibilidad de vivir algún otro parecido.
Había sido su primer amor, ese que nunca se olvida, ese con el que se viven nuevas cosas por primera vez, con el que se tiene esa sensación única de la novedad. ¿Cómo sería enamorarse por segunda, tercera o décima vez? ¿Se tendrían esas nuevas sensaciones? ¿A que dejaba paso la novedad?
Si cerraba los ojos y se concentraba aún podía sentir la calidez de las manos de Akane... no, eso no era así, sentía la calidez de todo su cuerpo porque hacía pocas horas había estado entre sus brazos... si.... no había sido un sueño, ahora lo sabía, Akane había estado en su cama y él la había abrazado así que esa sensación cálida no fue un sueño. Y si aquello no fue un sueño quería decir que los sollozos que escuchó tampoco lo fueron... Akane había llorado, aferrada a él, lloró.
¿Cómo no pudo darse cuenta antes? Tan preocupado estaba por si había hecho algo delante de ella, por si se había rozado con su cuerpo que no se le ocurrió pensar que ella había llorado de verdad.
Ahora si que se sentía mal, algo parecía atragantársele en la garganta. Miró hacia el techo de su habitación, allí estaba la lámpara en forma de estrella que sus padres le compraron de niño, lo hicieron porque él siempre quería ver las estrellas... las estrellas... un nuevo recuerdo apareció en su mente. Volvió a mirar el colgante y lo guardó en la cajita, depositando esta con cuidado en un rincón del cajón.
- Te llevaré al mejor lugar para ver las estrellas - murmuró recordando palabras suyas dichas con anterioridad - Es una promesa.
Ya sabía que hacer con ese colgante y que utilidad iba a tener. Solo necesitaba idear una estrategia pera convencer a esa cabezota... y tenía mucho tiempo para hacerlo.
El timbre de la casa sonó, inmediatamente Akira escuchó la voz de su madre.
- Aki, abre tú, debe ser Chiharu.
Hizo lo que le habían dicho, abrió la puerta y allí se encontró a su hermana junto a una chica de su misma edad, rubia, con el pelo recogido en un par de coletas y grandes ojos azules.
- Hola plasta - saludó la hermana - Pasa MInako, sin formalidades.
- Hola estúpida… buenas tardes Minako.
Akira las dejó en la entrada y se acercó a sentarse al sofá, no llegó a hacerlo, no al menos de una forma normal porque la chica rubia corrió a abalanzarse sobre él abrazándole y haciéndole perder el equilibrio, quedando sentado bruscamente y en una comprometida postura con la chica encima.
- ¡Aki! ¿Cómo estás?
- ¡Mamá! - gritó Chiharu - ¡Tu hijo ya esta propasándose con Minako!
- ¿Qué pasa? - dijo la made entrando - Akira, deja en paz a la niña.
- Eso intento.
Pero Minako tenía agarrado a Akira sin dejarle mover los brazos.
- Venga MInako - continuaba la madre - ¿No ves que ya no puedes jugar con él? Ya no eres una niña.
- Y él es un pervertido - añadió Chiharu.
- Buenas tardes, señora Shikamoto - se incorporó la chica.
- Nunca cambiarás Minako, y tú, Chiharu, no vuelvas a llamar pervertido a tu hermano. Portaos bien - y se marchó.
- Estaba muy preocupada por ti, Aki ¿te has enfadado conmigo?
- ¿Cómo se va a enfadar? Está contentísimo de tu efusivo abrazo.
- ¿Me per-do-nas? - dijo MInako poniendo cara de mimosa.
- Minako, no hagas eso - dijo Akira.
- Entonces me perdonas ¡que contenta estoy!
Y volvió a abalanzarse sobre él.
- Eres tan plasta como tu hermano.
- ¿Nowaki también te abraza? - se burló Chiharu. Volvió a sonar el timbre - Ya abro yo.
- Hola - se oyó una voz masculina cuando abrió la puerta - Veníamos a...
- Ya, ya. A ver, hermanito, tienes visita... mucha visita.
Entraron Hizashi, Himeko, Kohaku, Karura, Karasu, Kyojin y Ryuko. No, no venia Akane, Akira se sintió muy decepcionado.
- ¡Hizashi! - volvió a gritar Minako mientras ahora corría a abrazar a este - ¿Te has acordado de mi? ¡Kohaku! - ahora cambió de objetivo - ¡Cuanto tiempo sin verte!
- Minako - habló Hizashi - Eres demasiado cariñosa, deberías moderarte un poco.
- ¿Te has enfadado conmigo? - puso su cara de mimosa.
- ¿Y yo qué? - protestó Karasu - ¿A mi no me has echado de menos?
- ¡No te acerques a mi o grito!
- Vaya, mi mala fama corre más que yo.
- Anda Minako - habló Chiharu - Vamos a mi cuarto, será mejor que los dejemos solos, tendrán que hablar de sus tonterías.
- Hola - saludó Akira - Sentaos donde podáis.
Todos se preocuparon por la salud de Akira.
- Ya estoy mejor.
- Han dicho que Yuri te estuvo cuidando - comentó Karura.
- Estuvo un rato ayer por la tarde - se apresuró a aclarar Ryuko - Fue Kyojin quien le cuidó.
- ¡Uy cuanta gente! - se sorprendió la madre de Akira, todos se levantaron a saludarla - Intentaré hacer una buena merienda.
- Por nosotros no se moleste señora Shikamoto - habló HIzashi - Nos vamos enseguida.
- Si - agregó Kohaku - Nosotros también, tenemos trabajo pendiente.
- ¿No ha venido esa chica? La que te estuvo cuidando ¿Akane, no?
- No señora - contestó Kyojin - No ha podido.
- Vaya, quería darle las gracias. Bueno, voy a sacaros al menos unos refrescos.
- ¿Así que Akane te cuidó? - rió Karasu - ¡Que calladito te lo tenias! Así tiene ella el catarro que tiene.
- ¿Está constipada? - preguntó algo preocupado Akira.
- Pero no es nada, no te preocupes - sonrió Karura.
- ¡Ah, mira! - Ryuko sacó una postal - Te la envían Xu-Xu, Jisei, Sumire y Akane, el dibujo es de Suo.
"Esperamos verte pronto" se leía en letras grandes debajo del dibujo de una piña con cara enferma acostada en una cama.
- Kenshi y Nowaki querían venir - dijo Himeko - Pero tenían entrenamiento.
- Y Akane ha formado un grupo de animadoras para el partido del sábado - continuó Karasu - Estoy deseando verlas vestiditas de animadoras.
- ¿Eso ha hecho?
- Si, lo ha organizado todo en un pis-pas - explicó Ryuko - Y ha liado a Momoka, Yuri, Xu-Xu, Jisei a otras cuantas que ha pillado por ahí
- Por eso no ha venido - aclaró Karura - Se han reunido a ensayar y planearlo todo.
- Típico de Akane - comentó Akira - Siempre enredando en algo ¿Y tú, Himeko? ¿Tú no te has apuntado?
- No yo es que... no se si sabré.
- Deberías intentarlo, seguro que animabas mucho a Nowaki de...
Himeko se puso colorada, pero no era esa la razón por la que Akira no había terminado la frese, fue por la desilusión que vio en los ojos de Kohaku.
- Sería una animadora estupenda - habló en voz baja Kohaku.
- ¿Y tú, Karura?
- Mira, la verdad, dar saltitos como una tonta, gritar y agitar un pompón y que un montón de salidos me observen, no me seduce demasiado.
Tal y como habían dicho, salvo Kyojin y Ryuko, se marcharon en seguida.
- ¿Que te pasa, Akira? - le preguntó Kyojin.
- Nada - dijo estirándose - ¿Me tiene que pasar algo?
- Esperabas a Akane ¿verdad?
- Pesado...
- No entiendo porqué no quieres reconocerlo.
- Lo reconozco ¿vale? Esperaba hablar con ella, creo que ayer se molestó conmigo, es una tontería pero... bah... todo es muy complicado.
El tema se zanjó en ese momento. Akira sabía que Akane no había ido porque iba a preparar lo de las animadoras, si, estaba ocupada, pero ¿no sería una excusa para evitar ir a verle? Esa chica era capaz de inventarse cualquier cosa para tener algo que hacer y no verle a él, así de retorcida era.
No, no estaba bien lo que estaba pensando, eso no era así, Akane no era tan retorcida.... no pasaba nada... mañana seguramente vendría.

Kamui, Nowaki, Kenshi y el resto del equipo estaban descansando un poco en su entrenamiento, la mayoría miraba curioso al interior del gimnasio donde, las nuevas animadoras ensayaban y perfeccionaban su reciente e improvisada coreografía.
- Vale chicas - dijo Momoka - Lo estamos haciendo muy bien, vamos a descansar un poquito.
Algunas de ellas, como Akane y Jisei se dejaron caer sentadas al suelo.
- Esta chica se lo está tomando muy en serio - se quejó Akane refiriéndose a Momoka y el entrenamiento al que las sometía.
- La culpa es tuya por ocurrírsete esta idea - gruñó Jisei.
- Pero hay que reconocer que es buena.
- Y yo tonta por seguirte el juego.
- Venga, si nos vamos a divertir.
- Si nos vamos a divertir, si nos vamos a divertir… la de tonterías que hacéis algunas por llamar la atención de un chico guapo…
- ¿Insinúas que lo hago por llamar la atención de alguien?
- Mira… ahí lo tienes, mirándote como un idiota - señaló con la cabeza a la entrada del gimnasio.
- No me mira a mí.
- Ah, no… espera, que creo que me está mirando a mí.
- Pues podría ¿Quién te dice que no?
- Viene hacia aquí, ahora veremos con quien quiere hablar.
Efectivamente Kamui se acercó a ellas.
- Veo que estáis trabajando duro - dijo al llegar.
- Momoka es muy buena ¿verdad? - comentó Akane.
Esto a Kamui le resultó chocante, acababa de darse cuenta de que siempre que podía Akane se apresuraba a mencionar a Momoka, era como si quisiera alejar la atención de ella misma, como si se empeñara en centrarla en Momoka.
- ¿Puedo comentarte una cosa? Es… privada.
- Claro - Akane se levantó pesadamente - Pero no te acerques mucho a mí, ahora huelo mucho a sudor.
Kamui sonrió, sonrisa que no pasó desapercibida para los ojos de Jisei.
- Akane, cuando estuviste reclutando chicas para animadoras no preguntaste a los de 3-1.
- No puedo acercarme a ellos. Pero pusimos carteles, deberían haberse enterado.
- No, si sí se han enterado.
- Pues entonces ya está.
- Hikari querría formar parte de las animadoras.
- ¿Tú amiga?
- Me ha comentado que le gustaría pero teme que como sois vosotras, las de 3-2 las que lo habéis organizado cree que la discriminareis.
- No sé, es de 3-1, teóricamente no debería ni acercarse.
- Ya, pero ¿y si te lo pido yo? Ella no tiene nada que ver con esa gente, es buena chica.
- Si me lo pide en capitán - sonrió con malicia - Pues le diría que fuera a hablar con la capitanía de las animadoras, es ella quien tiene la última palabra.
- ¿Momoka?
- Si, Momoka. Vale que yo lo he organizado todo pero ahí acaba mi trabajo, ahora se ocupa ella. A mi no me importaría siempre que tu me asegurases que no va a dar problemas, pero la decisión es de ella.
- ¿Por qué sonríes así?
- Por nada… veo que te interesas por las fresas ¿eh?
- Me estoy dando cuenta de que eres muy mala.
- ¿Y que vas a escoger entre melocotones y fresas?
- ¿Sabes que si me miras así me entran ganas de comerme una mandarina?
- Lo que tu digas - Akane volvió a sonreír y en ese preciso momento, fue cuando Kamui descubrió que era precisamente esa sonrisa la que le descuadraba su ordenado pensamiento.
A Momoka la idea no le hacia, pero no porque fuera de 3-1, si no porque era la amiga de su Kamui, muy amiga, y eso le producían mucho celos. Claro que si Kamui se lo pedía no era capaz de negarse.
- Bueno, que venga mañana - asintió a regañadientes - Pero como se pase un pelo la expulso.
- Gracias Momoka, no habrá problemas, ya lo verás.

El día siguiente fue también un día aburrido para Akira, aún mas molesto que el día anterior. Ya no tenía fiebre pero su madre no le permitió acudir al instituto, prefería aprovechar esa circunstancia para obligarle a ayudarla en innumerables quehaceres, por alguna de esas razones "lógicas" para su madre, ésta había decidido que ese era el día adecuado para hacer limpieza general.
Cuando llegó la tarde Akira recibió la visita de Hizashi trayéndole los deberes. El chico hablaba poco y su relación no era mala pero había que reconocer que algunos momentos se ponía un poco tirante, debía ser, pensaba Akira, por el hecho de que Hizashi se sentía atraído por Karura y eran muchos los rumores que sobre él y la chica corrían por el instituto. Las relaciones sociales eran muy complicadas y el hecho de que ella y Yuri se pasasen el día discutiendo acerca de Akira no ayudaba demasiado a aclarar las cosas, pero bueno, Hizashi era un chico sumamente formal que nunca se dejaba llevar por sus emociones.
Era martes, eso significaba que habría ensayo, por lo tanto, de tener alguna visita, sería una vez acabado éste.
Efectivamente, más o menos cuando él calculó, apareció una nueva visita. Atropelladamente entraron Nowaki, Kenshi y Genki, seguidos por Shibi, Xu-Xu, Jisei y Sumire que, por fin, venía sin su venda.
No, Akane tampoco había venido.
Como hacía muy buen tiempo, salieron al jardín y todos comenzaron a ponerle al día sobre lo que había pasado. Akira no escuchaba. Nowaki gritaba mucho, Genki ponía poses dramáticas, Kenshi no paraba quieto, las chicas hablaban y hablaban y reían pero él no escuchaba nada.
- ¿No va a venir Akane? - dijo por fin casi con un hilo de voz.
- Kamui la ha secuestrado - respondió Nowaki con un tono de voz extrañamente tranquilo para él - La ha llevado a hablar con la directora.
- Creo que era por algo de las animadoras - añadió Sumire - ¿Ya sabes que Akane ha formado un grupito para dar ánimos a nuestro equipo? Yo también quería apuntarme pero no me han dejado, dicen que es pronto para mi pie ¿ves? ¿no ves que ya no tengo muletas?
- Es verdad - contestó Akira de forma automática y sin ninguna emoción - Ya me había dado cuenta, será un alivio.
- Además Sumire - intervino Xu-Xu - Tú tienes que hacer las fotos.
- Bueno, animaré a mi manera.
- ¡Ganaremos, ganaremos, ganaremos! - gritó Nowaki
- ¡Bien dicho! ¡Les vamos a dar hasta en el carnet! - exclamaba Kenshi
- ¡Nuestro espíritu no desfallecerá porque tenemos la sangre ardiendo y el corazón a mil! - terminó por sentenciar Genki ante la mirada asombrada del resto.
- ¡Vaya show estáis montando! - concluyó Jisei.
Y siguieron hablando del partido, de la emoción que tenían, de las animadoras, de lo excitados que se encontraban... pero Akira no escuchaba nada, ahora aún escuchaba menos "Seré estúpido" se decía "¿Se puede ser mas tonto? Como si no la conociera ¿Por qué huye de mí de esta manera? Así que a hablar con la directora... si, claro... por la tarde... para hablar de las animadoras... ya... aunque Akane tuviera que pedir permiso para tener un lugar donde ensayar ¿lo haría por la tarde? ¿No lo habló ayer? ¿Y tenía que ir Kamui con ella? A lo mejor, como es el capitán del equipo tiene que dar su visto bueno a las animadoras... y yo voy y me lo creo" Miró al cielo suspirando, vale, todo volvía a la normalidad, bostezó, Nowaki hablaba de que Momoka era la capitana de las animadoras y que Yuri había escogido unos uniformes muy sexys. Ahora la conversación se centraba en lo que habían hecho durante el ensayo, como Akira no había ido estuvieron practicando la expresión corporal porque Akane no quería hacer nada importante sin él "Mira que detalle" pensó con ironía.
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Para que no haya problemas con los Disclaimers y derechos de propiedad, tengo que indicar que la canción que todas creen ha sido escrita por Akira y que se transcribe en este capítulo, es "Reconozco", letra y música compuesta por Juan Pardo.

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