miércoles, 7 de julio de 2010

31. Solo un poco de atención

Akira notó algo muy extraño, algo que aún le confundía más que lo que acababa de sentir, había algo en su cama, no lo veía bien pero había alguien en su cama, notaba el calor que desprendía, no estaban muy separados, oía su respiración… evidentemente eso era parte de su sueño. Levantó una mano y la llevó al bulto que pensó era la cabeza… un pelo suave… pero él estaba en su cama… alguien estaba en su cama… era un sueño, sin duda.
Aquel cuerpo no se movía, Akira siguió el contorno, era una chica, seguro, lo sentía muy cerca de él y podía notar donde llegaban sus pies, se incorporó un poco, no lo veía, no podía entrever más que la silueta ¿Y si encendía la luz? Eso era absurdo, porque era un sueño y se desvanecería y si era un sueño… seguro que solo podía ser una persona. Akira acercó su rostro al cabello que había tocado y aspiró su aroma, lástima de congestión nasal, no podía oler nada pero aquel calor … Akane… tenía que ser Akane ¿con quien iba a soñar si no? Esto se debía, seguramente, a la descabellada idea de quedarse para cuidarle. O era un ser etéreo. Era un sueño muy realista y no cabía duda de que era un sueño porque ¿Qué iba a hacer Akane metida en su cama? Estaba aún soñando.
Volvió a poner la cabeza en la almohada y cerró los ojos, si era un sueño seguiría soñando.
Akane comenzó a relajarse, estaba claro que Akira no se había enterado de nada, seguro que había pensado que era un sueño o un delirio producto de la fiebre. Sus ojos se habían humedecido con lágrimas que al cerrar los párpados escapaban resbalando por sus mejillas, llevó sus manos a ellas para secarlas, al hacerlo un olor característico y familiar para Akane le llegó… aquel olor… aquel olor que nunca se quitaba de sus manos, a pesar de que había tocado a Akira a través de la ropa el olor se había impregnado en sus manos… aquel olor… Akane rompió a llorar, mordiéndose los labios se sintió poseída por una extraña desesperación, un desconsuelo, una pena profunda, ahogando sus sollozos pegó su cabeza al cuello de su amigo, necesitaba sentir algo de calor humano.
Sin duda era un sueño. Akira sintió como ese cuerpo se pegaba al suyo y comenzaba a llorar de una forma nerviosa, como unos brazos se aferraban a su cuerpo… era un sueño, todos sabían que Akane nunca lloraba y como era un sueño, seguramente producto de su deseo de que algún día ella le necesitase, la rodeó con sus brazos, acogiéndola, besando tiernamente su cabeza…
- No me sueltes… por favor - fueron palabras débiles, apenas pronunciadas con un hilo de voz que se clavaron directamente en Akira, alarmándole primero, para al momento, producirle una gran ternura.
- Sujétate a mi - susurró temblándole la voz. Era un sueño, en realidad el mismo sueño de siempre: que confiase en él.
Y así, en silencio, escuchando unos débiles sollozos, perdió de nuevo la noción de todo.

Amanecía. Esta vez, cuando Kyojin entró ya no oyó aquella frase. Se acercó a la cama y observó, unos débiles rayos de luz comenzaban a entrar en la habitación y podía verlos, los dos estaban dormidos, juntos, abrazados, Akane acurrucada en el pecho de Akira, con la cabeza escondida y Akira rodeándola con sus brazos, aquella escena se le antojó muy tierna, tocó a Akira, no parecía demasiado caliente. Los arropó y cerró la ventana, se notaba algo de fresco. Procurando no hacer ruido salió de allí y cerró la puerta, iba a ir a su casa a ducharse y cambiarse de ropa.
El frescor de la mañana hizo estremecerse a Akira, de manera automática apretó aquella fuente de calor cerca de él atrayéndola aún más hacia sí. Se sentía bien, era algo cálido y reconfortante, una piel suave rozando la suya, sentía cosquillas en la nariz ¿Qué sería? No quería abrir los ojos, siempre le costaba mucho desperezarse, apretó aquello que le daba calor y oyó un leve quejido, eso si le hizo abrir los ojos y además de par en par.
Lo primero que vio fue… algo de color naranja.
Necesitó unas décimas de segundo para darse cuenta de lo que pasaba.
De un salto se separó de aquella presencia que había en su cama, golpeándose en la cabeza con la pared a la que su cama estaba pegada. Lo que fuera aquello naranja que había en su cama quedó cubierto completamente por el edredón y se movía, parecía girarse. Tocándose donde se había golpeado se acercó lentamente a mirar lo que sospechaba que era "aquello". Levantó un poco el edredón, la chica estaba de espaldas, se acercó un poco más… eso sin duda era… De nuevo se echó hacia atrás y volvió a golpearse. Esta vez se llevó una mano al pecho casi sin respiración ¿Akane?
A punto de un ataque de pánico, se arrastró por la cama hasta bajar de ella. Oyó como se abría la puerta de su casa ¿Sus padres? ¿Sería que sus padres habrían regresado? Ahora ya si fue presa del pánico, miró hacia su cama y salió corriendo por la puerta. Bajó las escalera todo lo rápido que el dolor que sentía en un glúteo le dejaba.
- ¿Kyoijn? - se paró en seco al verlo.
- ¿Qué haces levantado?
- ¡Kyo! ¡Akane está en mi cama! - dijo con un evidente tono mezcla de confusión y pánico.
- Ya lo sé, se ha quedado dormida, se lo merecía porque vaya nochecita que le has dado.
- ¡Pero lleva puesto mi pijama!
- ¿No querrás que se acueste con su ropa, no? Venga, vamos, vuelve a la cama que te vas a poner peor.
- ¡Pero lo lleva medio quitado!
- Vamos, vamos, ahora te metes en la cama y te haces el dormido ¿no querrás hacerla sentir mal, no?
- Pe… pero…
- Vamos venga, no seas crío y compórtate como un hombre.
Kyojin llevó de vuelta a Akira a su habitación tirándole del brazo.
- Y no la despiertes.
Algo aturdido, Akira volvió a meterse en su cama, dándole la espalda a Akane.
- Akane, Akane, despierta - dijo Kyojin en voz baja mientras la movía lentamente.
Akane abrió los ojos.
- Akane, ya he vuelto.
- Ah, Kyojin, me he quedado traspuesta ¿Qué hora es? Anda, si ya le toca otra vez la pastilla.
Kyojin impidió que se destapara sujetando el edredón.
- Primero abróchate, por favor, no quiero ver nada de lo que arrepentirme.
- ¿Crees que te vas a asustar?
- ¿Y si no puedo verte luego como a una amiga?
- ¿Qué me vas a ver? ¿Cómo a una vaca? Ya está, abrochado - Se giró y tocó la mejilla de Akira mientras le miraba detenidamente - Está como muy colorado y respira bastante agitado. Bueno, voy a darme una ducha ¿le importará?
- No creo.
- El también debería darse una, hemos sudado mucho esta noche. Mientras me ducho y me visto dale tú la pastilla, le toca esta, y luego que se asee o lo haré yo. Oye ¿sabes lo que he descubierto? Que tiene seis brazos y cuatro piernas.
Kyojin se echó a reir.
- No me digas que es un poco pulpo.
- Y bruto. Si por casualidad recuerda algo de lo que ha pasado esta noche, tú dile que ha sido un sueño.
- Pero ¿Por qué?
- Porque… Tampoco quiero avergonzarle.
- ¿Ha hecho algo de lo que avergonzarse?
Pero Akane no contestó, había cogido su ropa y salí por la puerta. Kyojin se sentó en la cama y dio un pequeño golpe en la cabeza a Akira, éste se dio la vuelta y se incorporó pesadamente.
- ¿De qué me voy a avergonzar?
- Si tu no lo sabes ¿Cómo quieres que lo sepa yo?
- Lo más probable es que no sea nada, las chicas suelen dramatizarlo todo.
- ¿Por qué no me suenas convincente?
- Lo que quiero saber es que hacía en mi cama, conmigo y con esa pinta.
- Te lo puedo decir de forma fina o a lo bestia. - Akira le miró con cara de aburrimiento - A lo bestia: calentarte.
Silencio.
- Suena mal ¿a que sí?
- Quieres decir que yo tenía frío y que quiso darme calor, digamos, humano ¿no?
- ¡Que listo eres! Si, eso fue, tenías que haberte visto tiritando, dabas miedo. Venga tómate la pastilla.
- ¡Pero que chica más… complicada!
- Pues esa chica tan complicada ha estado sin dormir por cuidarte, no tenía porqué quedarse, podía haberse ido tan tranquila pero eligió pasar una mala noche para ayudar a un amigo.
- Pero eso es porque le encanta meterse en todo.
- Eso es porque es así y punto, porque sabía que estabas solo y que necesitabas ayuda y tu lo sabes. Hazte un favor y no quieras hacerte el duro, esa chica ha pasado la noche en vela aguantándote. Espero que no hayas hecho nada que la haya ofendido, yo le estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho.
Akira bostezó y se estiró.
- Pesado…. Me duele la cabeza. - miró a Kyojin, éste siempre había sido muy protector con él - Solo tengo anginas, no me estaba muriendo. Kyo - habló en voz baja, mirando hacia el techo - He tenido un sueño muy extraño.
- Tenías mucha fiebre, lo mismo es por eso.
Akira contó a Kyojin aquel extraño sueño, por lo menos él pensaba que había sido un sueño, claro que si Akane había estado realmente en su cama, a lo mejor no había sido un sueño, ahora estaba tan confuso que ya no sabía lo que había sido real o lo que había sido una sueño, quizás el echo de que estuviese en su cama se mezcló con su sueño, el subconsciente hace extrañas combinaciones.
- De todas formas si ella se ofreció para darme calor, para quitarme el frío, supongo que eso no le llevaría toda la noche, lo que me hace pensar que se durmió en mi cama, o sea, que no ha pasado la noche en vela.
- O sea, que no recuerdas nada de lo que pasó. Pues yo estaba aquí y te vi ¿sabes? Creo que a lo mejor tienes más de lo que avergonzarte de lo que crees.
Akira le miró interrogativo.
- Ella se abrazó a ti para darte calor pero tú no creas que no hiciste nada, te faltó tiempo para agarrarla y no pienses que fue un abracito de nada, no, que la apretaste pero bien, yo intenté soltarte los brazos y no podía, amigo.
- Supongo que de alguna manera quería ese calor, tenía frío.
- Si, eso puede ser lógico pero es que no la soltaste en toda la noche, aunque sudabas tu seguías ahí, bien apretadito y no me lo vas a negar porque subí de vez en cuando y te veía, así que no me extraña que tuvieras sueños de alta temperatura y no me extrañaría que te rozases demasiado con ella y por eso te pasó lo que te pasó.
Akira le miró sorprendido, no sabía que decir.
- Puede ser… ¿eso pasó?
- Y ella no se durmió porque estaba demasiado incómoda y con demasiado calor que salía de ti, por cierto. De veras que intentaba separarse y yo la ayudaba pero eres una verdadera lapa, en una ocasión le insinué que te diera una buena patada y ella no tuvo valor para hacerlo.
- Seguro que no sería por ganas.
Akane exprimió unas cuantas naranjas para llenar un vaso de zumo, luego preparó café, subió a la habitación, no había nadie, abrió la ventana para que se airease e hizo la cama. Ahora todo lo que había pasado la noche anterior le parecía que había sido un sueño o que había pasado hacía mucho tiempo… pero no era así y tenía una sensación extraña dentro de ella, algo como tristeza o ganas de llorar, nunca recordaba aquello, nunca, era algo que durante años permaneció olvidado y de pronto… no, no tenía que volver a recordarlo, era algo ya pasado, ella era una niña tonta y estúpida y organizaba un drama por cualquier tontería, tenía que olvidarse de ese recuerdo y también de lo que había pasado esa noche, era algo que la llenaba de vergüenza, menos mal que Akira no parecía haberse dado cuenta, seguramente pensó que había sido uno de tantos sueños que suelen tener los chicos… aunque tenía que reconocer que sentirse abrazada y poder llorar la tranquilizó bastante, por primera vez se sintió segura y protegida, realmente protegida, como si estando entre los brazos de Akira nadie pudiese hacerla daño.
Cuando Kyojin y Akira regresaron ya estaba todo preparado, la cama bien estirada esperando a su dueño y el vaso de zumo en el escritorio.
- Supongo que esto será para ti.
Akira se había cambiado, ahora yo no llevaba el pijama, sino un cómodo kimono.
- No sé donde tienes sábanas limpias - dijo Akane entrando - Así que no he podido cambiártelas.
- No tenías que haberte molestado - ambos evitaban mirarse directamente.
- ¡Eh! Menudo cambio, tienes mucho mejor aspecto.
- Será gracias a tus cuidados.
- Voy a lavar tus pijamas ¿vale? Tómate el zumo, anda Kyojin, tú preparas el desayuno si no te importa, ah, he hecho café ¿te apetece? Es que lo necesitaba con urgencia.
- Voy para la cocina. Tú acuéstate, el médico está a punto de venir.
Akira se sentó en la cama, Akane le pasó el vaso.
- Akane, yo quería darte las gracias.
- No tienes que hacerlo, lo habría hecho por cualquiera, ya sabes como soy.
- Ya pero yo quizás te he dado más trabajo del que esperabas.
- Tonterías, venga, tómate el zumo ¿te duele la garganta? Vaya, te está subiendo la fiebre otra vez ¿te has tomado la pastilla?
Akira sujetó su mano.
- Akane yo… - Akira por fin levantó la vista para mirar sus ojos normalmente brillantes y que ahora parecían apagados y cansados, Akane le devolvió la mirada. Durante unos segundos, que parecieron una eternidad ninguno de los dos supo que decir.
El timbre sonó rompiendo aquel momento.
- Debe ser el médico, venga, acuéstate.
Efectivamente, Kyojin entró con el médico.
- Buenos días doctor - saludó Akane.
- Buenos días señorita ¿Qué tal nuestro enfermo?
- Pues aquí lo tiene.
- Veo que ha sobrevivido ¿Tuvo mucha fiebre?
- Bastante pero vamos, lo pudimos controlar.
- Seguramente fueron los cuidado - añadió Akira.
- ¿Qué tal te encuentras, joven Shikamoto?
- Algo mejor.
- Veo que aún tienes fiebre ¿Has devuelto?
- Esta noche… creo…
- Bueno, voy a hacerte un exploración.
Akane y Kyojin salieron.
- ¿Esa jovencita es la novia de Akihana?
- No, no, que va, es una compañera.
- Ah, entonces es tu novia.
- Tampoco.
- No será porque tu no quieras ¿eh?
- Digamos que no soy santo de su devoción.
- Pues te ha cuidado muy bien, es una chica muy competente. Yo que tu aprovechaba ahora, las mujeres cuando están compasivas son más vulnerables.
Akira desvió la mirada, la gente era muy dada a dar consejos sin tener ni idea.
El médico terminó su reconocimiento y se marchó, volvería por la tarde para ponerle otra inyección de antibiótico.

Jisei y Ryuko pasaron a visitarle y de paso a que Akane viese a su hermano. La madre de Akane no había vuelto aún a su casa, Akane la estuvo llamando.
- Desde luego - decía Akane después de hablar con ella - ¡Vaya madre inconsciente que tengo! Como no tenían al niño han decidido irse a pasar el día por ahí, es que dice que está muy estresada ¿Habéis visto cosa igual? ¡Kenta, deja al gato en paz!
- Relájate mujer, relájate - le decía Jisei.
- Si nosotras ya lo tenemos todo planeado. Ahora nos vamos a ir a ver una función de títeres - añadió Ryuko.
- No, no, ahora mismo recojo mis cosas, ya me ocupo yo de todo.
- De eso nada - interrumpió Jisei - Tu quédate cuidando a Aki.
- Que no, que ya está mejor.
- Ah pues se siente… hasta después de comer tu hermano es nuestro.
- Recuerda que es el cumpleaños de uno de los hermanos de Shibi - continuaba Ryuko - Ya hemos hablado con él y nos ha invitado, vamos a comer al campo. Sus padres han contratado unos monitores para entretener a los niños.
- Y ojo, ojito - seguí Jisei - ¡cómo están los monitores!
- ¡Pero que cara tenéis! ¡Kenta! ¡Suelta eso ahora mismo!
- ¿Qué tal noche has pasado? - preguntó Ryuko.
- Puff… ya os contaré. Anda subir a ver al enfermo.
La imagen que vieron al entrar no podía ser más patética, Akira sentado en la cama daba arcadas vacías ante un apesadumbrado Kyojin.
- ¿Ha devuelto otra vez?
Kyojin asintió con la cabeza. Akane le puso la mano en la frente.
- ¿Se te va pasando?
- Me está dando flato.
- Desde luego Shikamoto, no es tu mejor día - dijo Jisei.
- Pues teníais que haberle visto ayer - comentó Kyojin.
Akira se recostó.
- Tienes fiebre - afirmó Kyojin - ¿Te refrescamos?
- Déjame de refrescos.
- Es que como se ha puesto un kimono sabe que so lo quitaré - explicó Akane.
- Porque tú te pusiste mi pijama - habló con dificultad Akira.
- Es muy pudoroso - seguía Akane - No quiere que le vea los calzoncillos.
- ¡Déjame en paz!
Un maullido terrorífico se oyó desde el piso de abajo.
- ¡Kenta ya ha cogido al gato!
Ryuko, Jisei y Kyojin salieron corriendo, Akira sujetó la mano de Akane impidiéndole ir.
- ¿Han traido al anticristo? - Se oía mucho alboroto - Déjalos, se las apañarán solos.
- ¿Tú crees?
- Quiero preguntarte algo ¿qué pasó anoche?
- ¿De qué?
- Tengo como un vago recuerdo de… - Akira pensaba como tantear para ver qué había pasado y qué había hecho realmente - De… de tener algo que…
- Déjalo, tenías mucha fiebre, son delirios.
- ¿Entonces soñé que abrazaba a alguien?
- Supongo que te encontrabas desamparado, estabas enfermo y querías alguien que te cuidase, me imagino que a tu madre.
- Ya… es una buena respuesta - contestó muy despacio. Estaba claro que Akane no iba a hablar del tema - Ven, siéntate a mi lado.
- A ver ¿qué te pasa?
- No, a mi no, a ti ¿por qué te noto tan triste? ¿Acaso hice algo que te ofendió?
- No, tú no, es que siento que no debería estar aquí, siempre me pongo a ordenarlo todo y me he metido en donde nadie me llamaba y… - Akane movía nerviosamente las manos, Akira se las sujetó con una mientras la otra la llevó hasta la barbilla obligándola a mirarle.
- Escúchame - habló suavemente - Sin ti estaría perdido.
Era un momento difícil, Akane notaba como todo su cuerpo temblaba presa de unos nervios que no podía controlar, notaba las manos de Akira, calientes, muy calientes, temblar igualmente. Acercó su cara hasta pegar su frente a la del chico, ardía y sentía su aliento agitado golpeando en su rostro.
- Estas ardiendo - le tocó las mejillas - Si te sube mucho los glóbulos rojos no lo soportarán… voy a prepararte la bañera.
Akira se arropó con el edredón.
- No te tapes tanto - Akane tiró del edredón dejándole solo cubierto medio cuerpo - Si no, no te bajará la fiebre. Si no te portas bien te quitaré el kimono y te mojaré con agua bien fria.
- No te atreverás.
- ¿Que no? ¿Qué te apuestas?
- ¿Me darás uno de esos besos?
Bien sabía Akane que se refería a las chocolatinas.
- A ti no te gustan mis besitos.
- Por eso, si pierdo me sacrificaré.
Ah ¿Con que esa teníamos? El señonito tenía ganas de enfurruñarla ¿eh? Akane saltó sobre la cama sentándose ahorcajadas sobre Akira y puso las manos sobre sus hombros.
- ¿Y? Podía haberte quitado perfectamente el kimono.
- No creas.
Akira cogió las muñecas de la chica y las pasó por detrás de su espalda a que vez que se incorporaba. Lo malo fue que al hacerlo un fuerte dolor de cabeza se apoderó de él, cerró los ojos y apoyó la misma en los hombres de Akane, soltó una de las muñecas de la chica y llevó su mano a la cabeza.
- Esto solo puede acabar en llanto - oyeron decir a Jisei desde la puerta.
- ¡Aki! ¡Akane! ¿Qué hacéis? - gritó Ryuko.
Miraron hacia la puerta.
- Esto no es lo que parece - dijo Akane.
- Yo no sé ni lo que parece - repuso Jisei.
- ¿Lleváis mucho tiempo ahí? - preguntó Akira.
- Demasiado, diría yo - respondió Kyojin.
- Era una apuesta.
Akira se echó hacía atrás.
- ¡Dios! Me va a estallar - se quejó.
- Eso es por el movimiento brusco que has echo - explicó Akane.
- Desde luego lo vuestro es muy fuerte - gruñó Jisei - ¿No se supone que os odiáis?
- No seas tonta, le tocaba a ver si tenía fiebre.
- Desde luego - continuaba Jisei - Mira nosotras nos vamos o al final terminaré vomitando yo.
- ¿Me puedo ir con vosotras? - insinuó Kyojin - Estoy pasando vergüenza.
- Esta noche tendré pesadillas - hablaba Ryuko - Hay que ver Akane, no me esperaba que actuaras así con un pobre enfermo.
- ¡Pero que quería saber si tenía fiebre!
- Vale, vale, ahí te quedas. Tu vigílala Kyojin a ver si va a pervertir a Akira - decía Jisei girándose y encaminándose a la escalera.
- ¿Lo ves? - Ryuko se dirigía a Jisei - En cuanto te descuidas ya están pegados.
- Ya veo, ya.
- ¿Qué habláis pedazo de pervertidas? - gritaba Akane.
Al final, entre unas cosas y otras se habían juntado para ir al zoo: Kenshi, Xu-Xu, Nowaki, Momoka, Kamui, Suo, Yuri, y Himeko, ya que Hizashi se ofreció para acompañar a su prima al cumpleaños del hermano de Shibi.

Desde la conversación que Momoka había mantenido la tarde anterior con Kamui, su mente no había tenido ni un descanso. Sus pensamientos iban y venían continuamente de Kamui a Yuri, de las palabras que Kamui le había dicho a las que había oído de boca de Yuri. Momoka se sentía muy agitada e incapaz de ordenar sus pensamientos. Por un lado no sabía que aptitud debía tomar con Kamui, no sabía que entender exactamente, ella quería a Kamui pero ¿debía ir corriendo tras sus palabras como un perrillo? ¿No debería hacerse valer un poco? A fin de cuentas ella era una persona y creía que como tal se merecía un poco de valoración, puede que estuviese loca por él pero no quería ser su sombra, quería ser alguien, quería ser Momoka.
Y luego estaba el problema de Yuri, no podía apartar la vista, no podía hacer que no sabía nada, Yuri era su amiga, siempre había estado a su lado, sabía que podía contar con ella ¿cómo la iba a abandonar? Claro que, dicen que no hay mayor ciego que aquel que no quiere ver y si ella no reconoce que estaba empezando a actuar de una forma "rara" no iba a poder ayudarla ¿Y que hacía? Si le decía algo lo mismo se enfadaba con ella.
No hacer nada, dejar que el tiempo trascurriese y ver lo que ocurría no parecía una solución aceptable.
Pero Momoka no era la única preocupada por una amiga. Yuri también lo estaba por ella. En un intento de demostrarle a Yuri que eran amigas, que confiaba en ella, con la esperanza de que si veía Yuri que ella le contaba algo importante se atreviese también a contarle algún secreto, Momoka le contó a Yuri toda la conversación que había mantenido con Kamui, quizás así se crease un ambiente de confesiones entre ellas, para que alguien confíe en ti hay que confiar primero en ese alguien.
Yuri se lo estaba imaginando, por alguna razón Kamui querría pasear con Momoka, de mala gana escuchó todo lo que Momoka quiso contarle, era su amiga y se supone que las amigas se contaban todo, que te gusta contarle a tu amiga esas cosas emocionantes y compartir tu alegría con ella… pero es que ella no veía nada emocionante ¿Cómo iba a alegrarse por ella si presentía que algo no iba bien en esa historia? Yuri la escuchó con paciencia, ella ya lo sabía, sabía que pasaba algo ¿de que iba Kamui? ¿A que venía eso de querer saber sus sentimientos? Desde luego que no podía ser más egoísta.
Se encontraban frente a la zona de los monos. Todos reían, estaban muy atentos a cierto espectáculo que estaban dando los animalillos: había un mono que parecía ser el macho alfa del clan, tenía una aptitud altiva y se le veía mirar a los demás con condescendencia, una mona se acercó a él y comenzó a llamar su atención, pero el mono no la hacía caso, no tardó en aparecer otra y después otra y él continuaba sin hacer caso a ninguna; se levantó orgulloso y cambió de sitio, una de la monitas le siguió y él la ignoró, es más, llegó un momento en que incluso la apartó de su lado con un manotazo.
- No se a quien me recuerda ese mono - dijo con cierto soniquete Kenshi.
- Calla y no seas malo - le recriminó Xu-Xu.
- Es que me resulta familiar ¿a ti no Nowaki? ¡Mira como espanta a las monas que van detrás de él!
- ¡Es como Kamui! - gritó de improviso Nowaki - ¡vaya que si!
Todos reían, incluso Suo esbozaba aquella enigmática sonrisa habitual en él.
De improviso algo llamó la atención de aquel altivo mono: una pequeña mona, sucia y desgarbada que se balanceaba sin hacer mucho caso al alboroto que las demás habían organizado en torno al "jefe", no era la única que le ignoraba, pero sí la única que llamó su atención. El mono se acercó a ella, la monita le miró y se alejó. Esto pareció mosquear bastante al macho alfa que golpeó con fuerza el suelo y gritó. Todos los monos guardaron unos instantes de silencio para, dejar paso a un gran revuelo de gritos y saltos de un lado para otro, mientras la monilla intentaba huir de su ahora colérico líder.
Hubo bastantes comentarios, algunas risas y bromas sobre lo que estaba pasando en aquel recinto, pero Nowaki permaneció en silencio mirando con ojos muy abiertos lo que sucedía, Kamui, a su lado, había girado su mirada hacia el suelo.
- ¿De veras crees que soy como ese mono? - le preguntó en voz baja a Nowaki.
Nowaki seguía con sus azules ojos clavados en aquel alboroto, a lo mejor no era por la mona que perseguía al lider por quien debía preocuparse.
La hora de la comida fue muy entretenida, Momoka, Yuri y Himeko se habían empeñado en preparar comida para todo el mundo, eso era algo que Xu-Xu no llegaba a comprender, esa manía de que las chicas tenían que preparar la comida para los chicos, como si los chicos fuesen seres inútiles incapaces de nada, siempre tenían que se ellas… lo que pasaba, a juicio de Xu-Xu, era que los chicos eran unos vagos y unos aprovechados, allí estaban, por supuesto Kamui sabía que Momoka iba a prepararla, Nowaki esperaba que Momoka le invitase a compartir su almuerzo, además Himeko había hecho con mucho amor comida para él, Suo no, él se había preparado una ordenada tartera y Kenshi… bueno, él con unos bocadillos preparados deprisa y corriendo tenía bastante… lo que a Xu-Xu ponía nerviosa era la actitud de las chicas, estamos en pleno siglo XXI ¿por qué tenían que ser tan… complacientes?
Todos reían y comentaban cosas sin mucho sentido. Extrañamente Yuri parecía algo ausente de la conversación. No se encontraba demasiado animada, había preparado la comida y le gustaba ver como era halagada y apreciadas sus dotes culinarias, pero solo el pensar en la cantidad de calorías innecesarias que se veían por allí la hacían sentirse muy incómoda. Momoka la observaba disimuladamente e insistía en que probase lo que ella había cocinado. Yuri resopló, tendría que comer algo si no al final la pesada de Momoka terminaría ofendida, esa noche le iba a tocar hacer un extra en la bicicleta estática que tenía en su casa.
Pero no era lo único que tenía inquieta a Yuri. Miraba a Momoka y la veía radiante y luego miraba a Kamui y no veía cambio en él, seguía igual que siempre, con su misma actitud, actitud que si bien a Yuri antes le resultaba muy "cool" ahora le molestaba.
Dirigió su mirada a Suo, siempre le gustó, quizás porque le recordaba a Kamui. Ella siempre había intentado llamar la atención de Kamui, pero reconocía que no estaba enamorada de él, era para demostrar que podía hacer que se fijase en ella, competir con Momoka, ambas eran muy competitivas la una con la otra y Yuri no podía permitir que Momoka la aventajase en nada y ahora parecía que ya la había vencido ¿le daba rabia? No, en realidad le daba igual, la sensación de que algo iba mal era más fuerte que sus deseos de vencerla.
Suo era un chico algo extraño, siempre medía con mucho cuidado lo que decía pero a veces, intentando ser franco y amigable resultaba ser demasiado sincero. A Yuri le gustaba, era algo soso pero le gustaba, incluso en un par de ocasiones habían llegado a tener algo parecido a una cita. Quizás Suo era precisamente lo que necesitaba Yuri, un poco de atención, a lo mejor lo único que le pasaba era que no soportaba que Momoka la superase y por eso sospechaba de Kamui. Si, a lo mejor solo era eso. Ella necesitaba que alguien la hiciese caso, necesitaba sentir que era "algo" para alguien. Nadie podía entenderla, era esa necesidad de sentirse querida y aceptada la que la estaba comiendo por dentro, la que la llevaba a enfocar toda esa necesidad en ella misma, en verse y sentirse perfecta por fuera como si al hacerlo también fuese a sentirse perfecta por dentro.
Quizás la respuesta a ese desasosiego interior estaba simplemente en conseguir que algún chico la hiciese caso, sentirse importante para alguien pero ¿Quién? No tenía ganas de andar buscando por ahí, ir a la caza de algún extraño, ni de intentar conocer a alguno de sus admiradores del instituto. Akira no era una opción a tener en cuenta, era su amigo, ya había intentado salir con él y resultó algo inútil, por más que lo intentaba siempre terminaba viéndole como a un amigo, para pasar un rato en el que ambos estaban aburridos estaba bien pero tenerlo como pareja resultaba algo pesado. Tampoco podía contar con Kyojin, aunque era muy buen chico no se adaptaba exactamente a lo que ella esperaba. Kohaku… muy inaccesible, Genki… le gustaba Momoka, Shibi… extraño, Karasu… a lo mejor demasiado lanzado, Nowaki, otro que estaba loco por Momoka, además a Himeko le gustaba Nowaki y tampoco quería molestarla, Hizashi… muy serio. Estaba visto que el mejor era Suo, Suo era guapo… Decidido.

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